«009»

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—Despierta, me han dicho que llevas todo el día dormida, y que no has comido casi nada desde hace días. —seguido de unas pequeñas sacudidas en mi hombro. Abrí los ojos sin nada de ganas, y me mareé en el instante.







—Estoy cansada. —volví a cerrar los ojos y me cubrí con la frazada el rostro.





—No puedes seguir así, vas a enfermarte, quítate la sábana del rostro y levántate. Vamos a cenar algo.






Lo ignoré y me acurruqué más entre las sábanas. Era cierto, no había estado comiendo bien estos días, no me levantaba de la cama más que para hacer mis necesidades, y eso solo si tenía ganas. Él se había ido por algunos días por trabajo, no se cual sea, así que no nos habíamos visto desde entonces. Los días seguían pasando, pero ya no me importaba, ya no tenía nada que perder, estaba completamente perdida, ya no valía la pena luchar por nada. Me había resignado a vivir aquí, al lado de un hombre que no le importaba, y eso quebraba mi corazón de mil formas. Aunque estar aquí no significa que la estaría pasando de maravilla, y al prueba es mi estado, había perdido toda fuerza.






—Quiero que te levantes ahora, no puedes seguir así. Mírame. —me quitó la frazada del rostro y me obligó a mirarlo. No hice ningún gesto. —¿Qué te sucede? Vamos a arreglar esto, pero primero tienes que comer algo, te ves muy mal. Ven conmigo. —me tendió una mano, la cual miré para después ignorar y cerré los ojos.







Quitó las cobijas que me cubrían con fuerza y me tomó en brazos, no me inmuté, ni siquiera me sujeté cuando sentí que bajábamos las escaleras. Estaba segura de que mis ojos lucían adormilados y sin brillo, mi cara debía estar pálida y mis labios partidos. Esta era una forma de afrontar mi realidad, tal vez no era la mejor, pero era lo que estaba haciendo. Escuché que susurraba algunas cosas, pero decidí no escuchar nada y solo recostar mi cabeza en su pecho, ahora mismo ni siquiera su aroma me hacía sentir viva, no me hacía sentir nada. Eran muchos los escalones que estábamos bajando, estaba algo mareada, así que cerré los ojos, sin importarme a donde me llevaba. Al cabo de unos minutos sentí el viento sobre mi cabello, temblé un poco de frío y abrí los ojos para ver en donde me encontraba. Estábamos fuera de la casa, enfrente del bosque que había visto, la luna estaba en su punto y el aire fresco recorría todo mi cuerpo. Estaba usando un pantalón y una blusa para dormir, la tela era muy liviana, por lo cual mis vellos se erizaron. Seguía en sus brazos, él me miraba atentamente.







—Quiero bajar. —pedí, y mis voz se escuchó tan rara.



—¿Estás segura? No traes zapatos ahora mismo. —miré mis pies que estaban cubiertos por unos calcetines.



—Está bien. —dudó unos segundo pero al final me dejó con suma delicadeza en el suelo. Me tambaleé un poco pero rápidamente logré equilibrarme.






Caminé hacia adelante con pasos cautelosos, la tierra estaba tan fría que a cada paso que daba, sentía que se hacía cada vez más intensa, pero no iba a desaprovechar esa oportunidad. Habían pasado más de dos semanas desde mi llegada a este lugar, y me la había pasado encerrada en esa habitación, así que no me importaba sentir frío ahora mismo. Cerré los ojos disfrutando del dulce aroma de los árboles y un poco a tierra mojada, el sonido que emitían las hojas en el suelo era de mis favoritos, podía sentir el movimiento de los árboles con cada ráfaga de viento; incluido mi cabello. Tenía un nudo en la garganta, me sentía libre ahora mismo, estaba disfrutando este momento, por primera vez en un buen tiempo quería llorar, pero por lo feliz que estaba siendo. No quería que este momento acabara, me rehusaba a entrar otra vez. De pronto sentí algo sobre mis hombros.






Extinción 「 Kim Taehyung 」 Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora