Era el momento perfecto. Mientras los guardias hacían su cambio de turno, que duraba aproximadamente quince minutos, nosotras podíamos aprovechar de que la seguridad era nula y así cruzar la puerta y salir al mundo exterior. Algo dentro de mi gritaba que eso era una mala idea y que iba a salir mal, pero la otra parte estaba ansiosa de conocer cómo era todo allá afuera y saber cómo lucen los Alfas. Y aunque estaba aterrada, mi emoción era más grande que mis ganas de querer regresar.Estábamos pegadas a una pared de ladrillos al mismo tiempo que tratábamos de no hacer ruido con nuestros zapatos. Hyo miró su reloj de muñeca una vez más y levantó su pulgar indicándonos que era la hora exacta en que las guardias hacían el cambio. Las piernas me temblaban, y creo no ser la única quien tiene el pulso acelerado. Hyo fue la primera en avanzar hacia adelante mirando a todos lados, y la seguimos muy de cerca. A unos cuantos metros de distancia estaba la caseta principal donde se encontraban las guardias de seguridad. Nos estuvimos unos segundos y esperamos a que algo pasara. Las luces de la torre central se habían apagado, lo que indicaba que dentro de poco las mujeres que hacían la guardia nocturna, saldrían. No tuvimos que esperar mucho, vimos a un grupo de siete mujeres bajar, seguidas de las demás guardias que estaban a los alrededores. Caminaron hasta llegar al edificio general, y entraron.
Elena nos vendió a cada una un pequeño frasquito de vidrio con un líquido en color verde. La miramos sin entender y nos hizo una seña de que nos rociamos con el, hasta entonces recordé que minutos antes de salir nos había dicho que llevaba consigo unos frascos que había robado de su abuela, cuando todavía no pasaba nada de esto, y los Omegas lo utilizaban para despistar su olor y alejar a los Alfas y los peligros. Sin pensarlo dos veces, lo rocié sobre mi cuerpo tratando de cubrir todas las partes. Solo pedía a la Diosa de la Luna que todo esto fuera a funcionar. Y no, no esperaba encontrar a mi Mate, lo único que quería era saber cómo era el mundo allá afuera. Perdida en mis pensamientos, me di cuenta de que no le había avisado a mi familia que iba a salir. Antes de seguir avanzando, toqué el hombro de Hyo y la hice girar.
—Hyo, no le avisé a nadie que no iba a llegar a casa. Se darán cuenta. —susurré y escuché que las otras chicas se preguntaban entre ellas si había avisado y todas dijeron que si. Genial, era la única estúpida.
—Le he avisado a tu abuela que no llegarás hoy. Le dije que nos quedamos haciendo algunos trajes del trabajo y que nos íbamos a quedar en mi casa, y que tu móvil se ha descargado. Pan comido. —admitió con una sonrisa y después nos hizo una seña para que la siguiéramos.
Conforme avanzábamos más, mi preocupación de hacia mayor, pero no iba a echarme para atrás a estas alturas. No supe en qué momento habíamos avanzado tanto, hasta que visualicé la puerta más cerca de lo que estaba hace a penas un momento. Miré hacia todas partes tratando de encontrar una anomalía, gracias a la Diosa no encontré nada. Los segundos se hacían cada vez más eternos y yo tenía porque los quince minutos se fueran a agotar y alguien nos descubriera. El pánico se apoderó de mí en cuanto me dí cuenta que a menos de un metro se encontraba la puerta que nos llevaba al mundo real. Dónde por fin podré confirmar todo eso que mi abuela me ha contado y que viene en aquellos libros. Hyo nos miró a todas y después asintió. Colocó ambas palmas en la puerta y se dió cuenta de que ésta no abría.
No, no, no podía creerlo. Todo el esfuerzo que hicimos por llegar hasta allí para que la puerta esté cerrada. Quería golpearme una y otra vez por ser tan ilusa, por creer que algo como eso sería posible. Estaba a punto de soltar una palabrita, cuando ví que Hyo tomó su collar y vió el reverso de su dije. No alcancé a ver lo que decía. A un lado de la puerta había una pequeña tableta con números en ella, ni siquiera la había notado. Tecleó siete números y la puerta hizo un "push" y se abrió un poco. Todo esto parecía sacado de una película.
—Quedan solo dos minutos y 22 segundos para que los quince minutos pasen. Es ahora o nunca. —Recuerden no demostrar que no somos de ahí. Y por lo que más quieran, traten de no soltar feromonas de miedo, traten de controlarse. No pueden saber que no somos de allí. ¡Ahora! —empujó la puerta y entramos una detrás de otra hasta sentir como la puerta se cierra de un portazo. Estábamos en el mundo real.
Quedó lugar detrás de la puerta era un lugar con mucha vegetación y flora. Lo único que se podía ver desde aquí eran árboles y plantas. El aire se sentía más puro y ligero. El sonido de los grillos y aves nocturnas se hacía presente. Las demás chicas y yo nos miramos unas entre otras y nos abrazamos tratando de no hacer ruido. Lo habíamos hecho. Habíamos salido de nuestro hogar para conocer el mundo real. Era un manojo de sentimientos mezclados y a la vez estaba segura de que nunca en mi vida había estado tan feliz. No se lograba ver absolutamente nada hacia el horizonte, y aún así estaba segura de que estábamos en el sitio correcto. Se me escaparon algunas lágrimas de felicidad al sentirme libre por única vez en mi vida. Así era como se sentía el ser libre.
—Tenemos que salir de aquí ahora mismo, nos pueden ver.
Sentía como estaba siendo jalada por alguna de las chicas. Me había quedado en una especie de trance al no poder creer que estábamos en el mundo real. Todo parecía jodidamente sacado de una película. Todas esas noches en las que soñé con estar afuera, en cómo sería todo, por fin se había hecho realidad. Estábamos en una especie de campo. Estaba todo completamente oscuro, pero aún así teníamos la intención de hacia donde caminar. Me detuve a pensar en cómo íbamos a regresar, que iba a pasar si nos descubrían, que se supone que veníamos a hacer, en porque tuve que creer en Hyo y venir. Me solté bruscamente de quién me tenía tomada y me paré en seco. No sabía exactamente lo que estaba haciendo, ni que, con pensar todo eso, mis feromonas salían disparadas, haciendo que la sustancia que Hyo me dió para que me rociara, se fuera poco a poco.
—¿A dónde iremos? ¿Qué se supone que haremos para regresar...?
—¿Quieres calmarte? Estoy casi segura de que ya hueles a a miedo, les dije que se tranquilizaran. Soo Rae, no te atreves a seguir pensando en todo eso, alteras a las demás. Y respondiendo a tu pregunta, tengo un plan. Si todo sale.... —el ruido de algo extraño comenzó a sonar haciéndonos soltar un pequeño grito.
No sabía exactamente qué era, pero sea lo que sea, estaba cada vez más cerca. Nos agachamos y tratamos de no hacer ruido. Está segura de que nos habíamos metido en problemas, alguien nos había descubierto. Nos mantuvimos pecho tierra durante unos segundos, hasta que escuchamos como unos grandes zapatos golpeaban el suelo. No sabía con exactitud cuántos eran, pero estaba segura de que eran demasiadas personas. De pronto, comencé a sentirme realmente muy mareada.
De no ser porque estaba recostado sobre la tierra, podría jurar que mis piernas serían de gelatina. Un extraño aroma muy fuerte inundó mis cosas nasales. Jamás había oído algo así, era un olor inexplicable, muy penetrante. Algo dentro de mi se revolvió. Comencé a sentir demasiado miedo, mucho temor, y no supe en qué momento había comenzado a llorar. Solo quería que se detuviera, pero no sabía que era lo que quería exactamente. ¿Qué estaba pasando conmigo?
—¡Corran, busquen! ¡No pueden estar lejos, vamos Alfas! —vociferó alguien a todo pulmón para después escuchar a varias personas correr.
Era el fin, lo siento abuela, te fallé.
☁☁☁☁☁
¡Gracias!
22/05/18
Olivia las ama💕13/11/23
Olivia aún las ama ❤️
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Extinción 「 Kim Taehyung 」 Omegaverse
FanficUn mundo donde los Mates ya no existen, donde todas las personas pueden estar con quiénes ellas quieren sin importar nada. Donde ya no hay compañeros de vida. Los Omegas fueron extintos, no hay ninguno sobre la tierra.... O eso creen todos.