IV

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>Medio mes después<

Durante un pequeño lapso de tiempo, David se dejó a conocer con Sasha, increíblemente nunca le intentó hacer nada, mucho menos robarle.

Apesar de estar viviendo con una desconocida, le era bastante agradable tener esa compañía, mientras más tiempo pasaban, más lograba obtener confianza en ella, aunque solo avanzaba de manera muy lenta.

Durante los fines de semanas, generalmente hacen maratones de películas, juegos de mesa, jugar videojuegos videojuegos, comparten muchas cosas.

Por la gran desconfianza del oji-amatista se limitaba a hablar poco a poco, aunque, ese sentimiento de confianza mutua siempre estaba presente en ambos.

>Domingo

Como es habitual, David se encontraba sentado en el sofá observando su celular bastante emocionado, ahora mismo, se encontraba leyendo un Manhwa bastante entretenido.

Sasha estaba bastante aburrida apesar de estar viendo una serie por Netflix, estaba bastante segura de que la relación de ambos había mejorado mucho.

No sabía el porqué, pero su corazón de damisela enamorada sentía que faltaban cosas por conocer.

Sentada en el suelo, apoyó su cabeza en el regazo del chico, siendo así otro agradable momento para ella.

—Oye, ¿alguna vez tuviste novia? [Sasha]

Ahí estaba, la pregunta que estuvo esperando durante mucho tiempo, era reconfortante sobre ese logro personal, cada vez quería saber más de el.

Fingiendo no estar emocionada, solo mantenía su mirada fija en el televisor.

—Si, dos de echo [David]

Ella se sorprendió bastante de aquella respuesta, no se esperaba eso para nada, bueno, el era guapo, era evidente que tendría una o otra amante.

—¿Que son de ellas ahora? [Sasha]

—Bueno... la verdad no lo sé, ojalá estuvieran muerta, me harían un favor [David]

—¿Porqué dices eso?, ¿te hicieron algo malo? [Sasha]

El azabache apagó el celular bastante melancólico, desearía poder borrar esos recuerdos, pero si lo hiciera, tal vez en el futuro.

—No es un bonito recuerdo, solo puedo decir de todo corazón que las odio con todo mi ser [David]

La oji-azul permaneció en silencio, esperaba escuchar la historia completa de su pasado.

>Hace diez años...

POV David

Recuerdo que todo empezó a mis seis años de edad, de estar pasando un momento muy terrible con mi familia, pasaba más tiempo en calle que en mi propia casa.

Gracias a ello, conocí a cierta pequeña llorona de cabello rojo color sangre, era una pequeña niña bastante llorona y la gran mayoría pasaba oculta detrás de mí espalda.

Su nombre era Mía, mientras más nos conocíamos, más buenos amigos nos volvíamos nos hacíamos.

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Lluvias en ciudad neón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora