CAPÍTULO 14

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A Edric le interesaba un pepino su pasado, de hecho, le preocupaba poco sus raíces. Habia enterrado casi todo por decision propia. Podía ser de cualquier parte del mundo, podía ser nieto de la mismísima reina Isabel y de todos modos lo tenía sin cuidado. Lo que lo molestaba era que le recordaran quien no era su padre, lo hacia volver al pasado, y era algo preferiría dejar bajo tierra.

Su mente lo llevó a esa noche en particular...

Cogió su maleta he intentó salir sigiloso de aquella pocilga que supuestamente debería llamar hogar.

—¿A dónde vas? —pregunto su hermana pequeña, restregándose los ojos adormilados con las manos.

—Baja la voz pequeña, y vuelve a la cama. —Si es que aquello donde dormía podía llamarse cama.

—No quiero, dime a dónde vas.

—Tengo que irme de aquí, pero estarás bien.

—No. —Su pequeño rostro lo observó con enfado—. Yo voy contigo.

—No puedes ir conmigo. —El enfado se convirtió en miedo.

—No me dejes aquí sola.

La ira del novio de su madre iba dirigida en mayor parte a él, y si se marchaba a quien iría dirigido sino a su pequeña hermana. Lo ultimo que deseaba era que sufriera ese dolor extremo que imposibilitaba poder moverse en su cama a causa de los golpes. Él debía sufrirlos, porque un hospital estaba muy alejado de la realidad. Su madre nunca permitiría que acusaran de algo a su novio solo porque él no podía soportar el dolor. En las noches cuando no podía bajar a comer por la gravedad de las golpizas, ella se sentaba en el pequeño colchón tirado en el suelo, le acariciaba el pelo antes de besarle la frente y le susurraba ¨Compórtate como un hombre¨

Algunas veces pensaba que si él lo mataba enterraría su cuerpo en el patio como a un perro y listo. Para su madre lo mas importante era su novio, en segundo lugar, las drogas, o quizá era a revés, realmente no interesaba. En tercer lugar, quien sabe que ocupaba ese tercer lugar. Seguramente no eran sus hijos.

Decidió que la llevaría con él, no se preocupaba por su seguridad en las calles. Lo que realmente lo ponía nervioso era que la seguridad de su hermana fuera puesta en riesgo por algo peor que el frio. Se comportaría como un hombre como tantas veces se lo dijo su madre y cuidaría de su hermana.

Una fuerte tos llamó la atención de Frank mientras salía del club por la puerta trasera tras hacer negocios. Pudo divisar lo que parecía un niño bajo la incesante lluvia mientras custodiaba una caja cubierta por una bolsa de plástico negra. Intento agudizar la vista y así descifrar que intentaba hacer el pequeño, pero las duras gotas no le permitían ver muy bien. Se acercó, definitivamente era un niño y este lo amenazaba con un pedazo de madera del tamaño de su flacucho brazo, claramente advirtiéndole que no se acercara.

—¿No crees que seria mucho mejor si entraras allí para no mojarte? —pregunto a una distancia prudente, mas para infundirle confianza que por temor a que le hiciera daño con su arma de madera. El niño no le contestó, solo lo miro con recelo—. Si no te proteges del frio y de la lluvia pescaras una pulmonía, pequeño.

Una tos aun peor sonó dentro de aquella caja.

—¿Hay alguien allí dentro? —No pudo evitar la alarma en su voz—. No quiero lastimarte niño —aseguró cuando intentó acercarse para observar, pero el pequeño lanzó un golpe con la madera húmeda en su mano. Frank le arrebato el arma y lo tiró a los brazos de uno de sus hombres. El chico forcejeaba, gritando y pataleando para zafarse de los brazos del macizo hombre, a quien hombres de diez veces su peso le habían dado menos lidia que ese pequeño niño.

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2023 ⏰

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VIOLENTA ATRACCIÓN +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora