Capítulo 2

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-Hola mamá -Soltó casi en un sollozo. Su madre rápidamente se abalanzó sobre ella en un cálido abrazo que le recordó por qué había valido la pena el sufrimiento de las últimas horas para llegar allí. No importaba si no obtenía el trabajo, por lo menos podría compartir tiempo con su madre que hacía mucho no veía.

-Te extrañé tanto cariño.

-Yo también te extrañé, y a tu delicioso pollo frito. -Su madre sonrió ante su comentario mientras ella se sobaba la panza que sonaba como un león agonizante.

-Deja esa maleta por allí y ve a la mesa.

Se encontró con su padrastro ya sentado a la mesa con un periódico en las manos. Era un hombre apuesto, aun con sus canas y lentes. Siempre se preguntó cómo su madre había seguido adelante con su vida después del desastre que fue la relación con su padre. Richard era un buen hombre, pero volver a confiar y casarse. No lo entendía. Podía negarlo todo el tiempo, pero para ella eso del compromiso había muerto el día que entendió que su padre no volvería nunca más junto a ellas.

-Hola Richard, ¿Cómo estás?

-Bien cachetona ¿y tú? - Odiaba aquel apodo, pero qué se le iba a hacer, él la conoció desde que era una bolita adicta a los caramelos y por mas flaca que fuera jamás cambió la forma en que la llamaba. Quería mucho a Richard pero claramente cómo hijastra rebelde que era nunca se lo había confesado, aunque podría decir que en el fondo él lo sabía.

-Bien, con hambre.

- ¿Cuando no tienes hambre pequeña? - Le sacó la lengua. Él sonrió ampliamente. Tenía una sonrisa que le arrugaba todo el rostro, una muy sincera que te hacía sentir en casa-. ¿Cómo estuvo el vuelo?

-Digamos que bien. Lo bueno es que no me bajé antes de que despegara.

De repente llegó su madre inundando la sala con ese maravilloso olor a pollo frito picante. Esperaba que lo hubiera preparado para ella. Lo dispuso en la mesa junto con el puré de papas.

-Ay madre, te amo tanto. No sabes cuánto te extraño. -Estiró la mano para alcanzar una presa.

Tiana se vistió con la ropa más profesional que tenía. Una falda a la altura de la cintura color negro que se ajustaba enmarcando sus curvas y le llegaba un poco más arriba de las rodillas, una camisa en un color rosa pálido y unos zapatos bastante altos color carne. Arregló su cabello en unas ondas suaves y se maquilló un poco para parecer más adulta. Se observó en el espejo de cuerpo completo el cual aprobaba su aspecto y sonrió. Necesitaba verse así de bien para tener la confianza que necesitaba en la presentación que pronto presidiría.

Le dio una última revisión a su presentación cerciorándose de que todo estaba bien y agradecida por las presentaciones digitales. No se imaginaba cargando una maqueta gigante con su propuesta para el casino con esos bonitos tacones. Salió a la sala para despedirse de su madre y Richard, se sentía un poco nerviosa por lo de hoy. La presión era aún más fuerte por la recomendación de Manuel, si algo salía mal él era quien quedaría mal.

-Estás hermosa hija -dijo su madre acercándose para darle un abrazo-. Todo saldrá bien.

-Estarás bien cachetona. Esto es lo que amas, lo manejas a la perfección-. Richard le regalo una bonita sonrisa.

-Está bien, me voy o llegaré tarde. -Salió rápidamente y tomó un taxi hasta las oficinas.

Al bajarse del taxi, observó el imponente edificio en el que debía entrar. Que esta pudiera ser la oportunidad que decidiera prácticamente el rumbo de su carrera como arquitecta era algo que ponía mucho peso sobre sus hombros. Tomó aire y lo soltó para liberar tensión.

VIOLENTA ATRACCIÓN +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora