Mi lista de Olvidados

487 78 9
                                    

Hoseok temblaba con aquellas garras lastimando su cuerpo, dolía demasiado, pero sanaban de inmediato. Yoongi lo vio con aquella sonrisa demasiado sínica que ponía a Hoseok en una situación de peligro. Yoongi empezó  besar el cuerpo de Hoseok por todos lados, mordía cada parte sensible y veía sus marcas desaparecer, lo peor para Hoseok era que el Alfa amaba lastimar y ver que nadie se daría cuenta del daño le hizo feliz. Podría morderle el cuello y no pasaría nada, Hoseok gimió cuando su boca atrapó su miembro.

─ ¡Alfa!

Yoongi degustó aquella esencia tan dulce, su aroma a Vainilla y licor llenó sus sentidos y deseó más probando su lubricante. Luego subió por su abdomen lamiendo y mordiendo, Hoseok no escuchaba ninguna palabra, sus ojos fríos lo observaban solo con lujuria, no había pizca de amor. Su miembro entró con fuerza y Hoseok gritó, era brusco y no le mostraba ternura, enterró sus uñas en la espalda del Alfa, se sentía a punto de morir. 

Su cuerpo era tomado con furia y solo los gruñidos y jadeos se podían escuchar  mezclados con los gemidos de Hoseok. No habían palabras de amor ni gestos tiernos, solo sexo fuerte. Cuando el nudo se iba a formar, Yoongi salió de Hoseok derramando su esencia en su abdomen, el rechazo fue directo al corazón del Omega quien chilló de dolor cuando aquella sonrisa se dibujo en los labios del Alfa. 

Pero el alfa no se detuvo, durante los dos días siguientes, Hoseok, fue tomado con fuerza, pero justo antes de acabar con el lobo interior de Yoongi tomó el control y disfrutó del Omega quien mostraba sus hermosos ojos de fuego. Cuando se formó el nudo mordió el cuello de Hoseok y sonrió lamiéndolo, Hoseok tembló sintiendo el lazo y aquel nudo que se formó en su interior. El Alfa jamás le dijo una palabra y su cuerpo recibió más marcas, pero esta vez no se cerraron, tampoco aquella mordida que lo enlazaba al Alfa que lo había despreciado. 

Ambos durmieron tranquilamente, cuando llegó el amanecer, Yoongi se despertó con una paz que jamás había sentido, se sentía satisfecho y el aroma suyo mezclado con el del Omega se sentía tan bien que se levantó estirándose. Sin embargo los sollozos de alguien a su lado lo hicieron despertar rápidamente. 

Cuando levantó la sábana vio a Hoseok llenó de heridas de sus garras, temblaba de frío y tenía una marca en el cuello. ─ No, no, no... ¡Nooo! Mis garras no le hacían nada. ─ dijo tocando su frente, tenía fiebre. Si hubiese lamido las heridas de su Omega al hacérselas estas hubiesen sanado bien, pero ahora necesitaba de un médico. 

Se colocó su ropa y salió buscando a Ji-Ho, este le siguió y al observar al Omega abrió los ojos desmesuradamente. ─ Dijiste que no lo marcarías... ¿Qué harás ahora?

─ Nadie debe saberlo... Puede ser temporal y se irá. Revísalo eres médico. 

─ Traeré mis...

─ ¡Ve ya! 

Yoongi estaba como león enjaulado, lo peor era que si sus padres lo veían no permitirían que lo dejara. Hoseok sentía dolor en su cuerpo, necesitaba hacer algo. Se levantó lentamente y vio su cuerpo lleno de heridas, estaba caliente y necesitaba agua. Se movió lentamente hasta donde se imaginó era el baño, antes tomó su bolso el cual estaba tirado cerca de la puerta, Yoongi estaba en el balcón esperando a Ji-Ho quien había ido a su casa por lo necesario para atender a Hoseok. 

 Hoseok sacó algunos de sus medicamentos, algo que el Alfa ignoraba era que Hoseok sabía mucho de medicina, bueno Yoongi había ignorado a Hoseok desde que a los trece años este se había revelado como Omega, un Omega sin aroma y sin don. Fue hasta el día de la ceremonia que lo había sentido, eso lo hizo huir del destino que lo ataba a él. 

Hoseok sacó lo necesario para curarse, como siempre iba de caza con su padre llevaba lo necesario para que los accidentes no fueran más grave, era la primera vez que se veía herido pese a caerse nunca se había hecho una herida. Se metió a la bañera con agua fría y sintió como su cuerpo temblaba, aquella acción envió una señal a su Alfa y Hoseok sintió algo en su mente. Entonces llevó su mano al cuello y lo sintió. 

La Chispa adecuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora