Porcelana [🌠]Jin y Tu.

Capítulo 26. Quinta muñeca.

Era un prodigio que vivía en un hogar en las calles Imaginarias, el joven conocido como el Doctor Porcelana vivía de una familia de doctores bien encomendados por el alto mando, entre la compañía de sus muñecos y muñecas, él sabia que era su última creación la que disfrutaría.

Fue la quinta muñeca una clara compañera de vida, una igual a la mujer de la casa que podía colmar aquel interés que buscaba y nunca encontró con sus anteriores creaciones.

Fue en el despertar de la quinta muñeca de Porcelana, que una pequeña tosecita resonó, encantado el Doctor Park Shinie, fue quien soltó una risita, viendo a su bella creación parpadear varias veces con sus ojos azules.

−Oye, juega conmigo...

La muñeca que apenas había despertado se sentía acompañado en un mundo, en una habitación. Una con paredes muy coloridas de azul cielo y rosa como el algodón de azúcar, con juguetes regados alrededor y un gran armario. Cuando su mirada va hacia el chico frente el suyo, la muñeca se cohíbe negando por completo la petición.

−No puedo jugar contigo, soy una señorita.

− ¿Qué es eso?

−Que no puedo jugar con un niño, tengo que ser tratada con cariño y sumo cuidado.

−Esta bien. ¿Ahora puedo jugar contigo?

La muñeca veía al tierno caballerito, aquel que con sus manos pálidas como la porcelana se movían con ansias, por lo que la muñeca tras un suspiro accede, sin saber que su corazón podía llegar a un simple mago.

En una compañía de un encerrado niño de ocho años que aprendió de la paciencia, hasta crear los maravillosos juegos junto la muñeca. Uno que ____, disfruto su dulzura y compañía incluso en los terribles momentos que la hora de juego de él, terminaran al llegar el hombre y mujer de la casa.

− ¡Feliz cumpleaños Shinie! −Festejan los muñecos viendo como soplan las velas del delicioso pastel− ¡Hoy cumples ocho añitos!

En todos días maravillosos que, en la risa de un niño, trataba de alcanzar sus creaciones, aquellas las que alejaban de su soledad. En un juego de atrapadas el Doctor Porcelana mostro su cariño a sus muñecos y muñecas, hasta la más pequeña.

En la carrera ____, nota a su niño que para al umbral de su ventana, viendo el cielo oscurecerse en estrellas, el chico para por primera vez para ver la brillosa luna y la diamantina alrededor.

− ¿Qué vez con tanta atención Shinie?

−El día de hoy conocí a un niño, el me habla de las estrellas y la luna. ¿No es tan bonito el cielo con todo eso puesto?

−Son simples.

−No lo son, son como tu estrellita. Única en todo el universo. −Su mano se acerca a la ventana para abrirla, como acto de magia toma una con la yema de sus dedos y se la ofrece a la muñeca− Mira, esta estrellita es para ti.

− ¿Una roca?

−Solamente tu y yo sabemos que es una estrella. −Menciona quitándose el relicario del cuello y poniéndolo adentro mismo que resplandece como diamante− Es mi ultimo regalo, para mi ultima muñeca. Antes de mi partida.

El menor había mencionado minuciosamente el día de su salida, en una en la que después de atravesar aquella puerta, en una que no volvería. La muñeca que se ha mostrado siempre valerosa y fuerte de actitud, en un momento se siente tan pequeña, ella soba sus ojos.

−Ay no. ¿Estas llorando? −Se acerca tras entregar el collar, limpiando con un pañuelo− Parece que crearte, no te ha hecho ningún bien.

−N-no estoy llorando...