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- ¿Es mi turno de cubrir? -Lucas apareció en la puerta.

Miré a Max, mi corazón se apachurró. Y negué, mirándola.

- Me quedaré más tiempo -Lucas pasó y se sentó

- ¿Acompañarás a Steve y Robin? -El me miró y Asentí lentamente.

- Es tarde, no? -Me acerqué a Max.

No la había dejado, había estado con ella en todo momento. Incluso cuando me dijeron que posiblemente mi hermana no se podría recuperar.

Max era un milagro, estaba conmigo. Pero no estaba en este lugar. Había llorado tanto que mi rostro estaba rojo.

Mi madre y Lucas ayudaban a cuidar a Max para que yo pudiera ayudar a Steve con el refugio.

- ¿Cómo está tu pie? -Preguntó

- Mejor que el de Dustin -El sonrió

Yo podía caminar bien, solo que algo lento por la hichazon. Y mi dedo, ahora solo tenía un pequeño aparato que lo mantenía derecho.

Me había mantenido ayudando a todos, ni siquiera había dormido bien, estuve apoyando, y todos me apoyaron a mi.

- Le leemos un cuento? -Preguntó Lucas y Asentí.

Caminé y me senté nuevamente al lado de mi hermana.

(•••••)

- ven acá - Steve me ayudó a bajar del auto.

La ceniza caía del Cielo, manchando mi chaqueta rápidamente. Y la niebla apenas dejaba ver el lugar.

- Gracias -Susurré. Miré el lugar, apenas y habíamos podido llegar.

Miré el lugar, los remolques seguian siendo los mismos. Mi corazón se apachurró al ver el remolque de Eddie, partido a la mitad.

No quería aceptar su muerte, había hablado con su tío. Tampoco la había aceptado, Eddie era un buen chico y el recordarlo me daba nostalgia.

Nadie lo conocía como el señor Munson. Lo abracé hasta que dejó de llorar, su partida le había dolido tanto.

- Dan -Steve me sacó de mis pensamientos.

- Estoy bien -Entré rápidamente al Remolque.

Tomé las cosas de Max y giré para ver a Steve desde la puerta.

- Vamos... Este lugar no es seguro -Asentí.

Subimos al auto y salimos de ahí rápidamente. Mi madre y yo nos habíamos estado quedando en la casa de Steve. Sus padres se mantenían trabajando y mi madre apenas nos mirábamos, solo para hacer un cambio de turno para cuidar a Max.

Llegamos a la casa de Steve, estaba vacío. No había nadie en casa.

- Quieres cenar algo? -Negué y Steve se acercó- Danielle

- Comí con Lucas, le invité una hamburguesa -Me quité el abrigo y subí a su habitación.

Cerré la puerta, entré al baño y abrí el espejo. Dónde Steve tenía su medicamento y spray para su cabello.

Tomé una aspirina, la puse en la punta de mi lengua y con mis manos unidas tomé agua del grifo del lavamanos.

- Dan -Steve tocó la puerta.

Suspiré y abrí la puerta, Steve me miraba suplicante.

- Estoy bien -Susurré. El me abrazó y yo hice lo mismo.

- Apenas has dormido y ni siquiera estoy seguro de que comas algo -Murmuró.

Acaricié su mejilla. Sabía que el no me podía comprender, pero el estaba apoyándome. El me había tomado del brazo tantas veces desde lo ocurrido, para que yo no cayera al piso.

Me había acunado en sus brazos para que llorará por la situación de Max y por la perdida de Eddie

Estuvo conmigo y tres días en el hospital, mientras me recuperaba de un horrible yeso. Ayudó a mi madre con las rotaciones de horarios, para que ella pudiera velar por sus dos hijas.

- Durmamos -Dije y el asintió- Calientas la cama mientras me doy una ducha?

- Claro -Steve asintió dándome un beso corto.

Entré a la ducha y traté de relajarme.

Debía de dejar de pensar en Max, ella estaría bien. Ella era fuerte.

Salí de la ducha, los focos estaban apagados y solo una lámpara brindaba una luz tenue a la habitación.

Steve estaba acostado con los ojos cerrados, pero en cuanto sintió mi presencia, los abrió

- Ven acá -Estiró el brazo.

Sonreí y me acerqué. El alzó la sábana y me deslicé en la cama acurrucandome en su pecho.

Steve estaba siendo un gran novio. En las tardes cuando Lucas cuidaba a Max, mi madre venía y charlaba, pero esa vez yo dormía en los brazos de Steve, mi madre entró a la habitación y Steve le dijo que se quería casar conmigo y el deseaba estar para nosotros.

Eso estaba haciendo.

- Te amo Steve -Susurré.

- Yo te amo Mucho más Danielle -Me apretó con fuerza.

Sabía que el se mantenía tranquilo, por mí.
Aunque afuera parecía un apocalipsis. Nosotros sabíamos que nada había terminado.

Solo era el inicio del Fin.

- Prométeme que tú no me dejarás -lo miré mientras Murmuraba.

- Por supuesto que no lo haré -Dijo- Siempre he hecho todo para salvar el trasero de los chicos.

Reímos, respiré tratando de tranquilizarme con el aroma de Steve.

- entonces tampoco te dejaré Steve.

- Por supuesto que no... Te tendré siempre a mi lado -Susurró- Es una promesa, Danielle Mayfield

Mi Ex Sexy De Hawking | 𝚂𝚝𝚎𝚟𝚎 𝙷𝚊𝚛𝚛𝚒𝚗𝚐𝚝𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora