El maldito comentario de Kiki me había desanimado muchísimo. No era normal en mí que me afectaran ese tipo de cosas, de hecho, siempre tenía una respuesta estupenda para todo, pero con ella me quedé muda. ¿Me sentía intimidada? Posiblemente. No era fácil enfrentarse a la novia de un chico al que has amado, al fin y al cabo, lo primero que me daba por pensar era que sería mejor que yo en todo para que Tsubaki la hubiese elegido a ella, pero ese pensamiento era totalmente egoísta.
-Ale, no le des más vueltas a lo que ha dicho Kiki.
- No lo hago.
- Te conozco- Louis se colocó delante de mí, puso su mano en mi cabeza y acercó su cara a la mía-, y tú me conoces a mí y sabes que nunca te mentiría. Eres preciosa, ¿vale?
Ese gesto hizo que mi corazón se acelerase. Louis había cambiado, su forma de comportarse conmigo era diferente, era como... un hombre más que un hermano, y eso me asustaba un poco, así que me alejé inmediatamente.
-Oh, lo siento- se puso rojo.
- No, no, disculpa, es que... no estoy acostumbrada a que seas así.
- ¿Así?
- Quiero decir...
- ¿Quieres decir que me sigues viendo como al hermano debilucho que solo sirve para peinar?
- No, Louis, no me refería a eso...
- Lo sé- sonrió-, lo sé. Es solo que me gustaría que vieras que he cambiado.
- Y lo veo, pero todo ha cambiado tanto que me da miedo que dejes de ser mi lugar seguro.
- Ale- me abrazó-, siempre voy a estar para ti.
- Gracias, Louis- escondí mi cabeza en su pecho y me volví a sentir, por un momento, en casa.
- Vamos, no dejemos que esto nos estropee el plan.
Seguimos dando vueltas por el centro, entrando a una tienda y otra. En eso, Louis seguía siendo el mismo, mi mejor estilista. La que había cambiado era yo.
-Lo sentimos, señorita, no tenemos más talla de pantalones- me dijo la joven de la tienda.
- Solo tienen hasta la talla S, ¿cómo no van a tener más talla? - dijo Louis, enfadado.
- Nuestras clientas normalmente son japonesas y no acostumbran a tener su tipo de cuerpo. De verdad que lo lamento- la chica estaba realmente avergonzada, se notaba que se sentía mal.
- No te preocupes, estoy acostumbrada.
- Pero tiene usted un cuerpo muy bonito- dijo, algo tímida.
- Muchas gracias- aunque su comentario no me consoló.
Cuando era niña, había tenido sobrepeso y me había provocado tal complejo que cuando se trataba de hablar de mi cuerpo, me volvían aquellos traumas, aunque intentaba no darles importancia.
-Ale, por favor...
- Tranquilo, estoy bien- le sonreí-, pero estoy un poco cansada, ¿podemos volver a casa?
- Claro que sí.
NARRA LOUIS
Sabía que a Ale le habían afectado mucho las palabras de Kiki y no nos ayudó para nada que no hubiese tallas para ella y eso me dolía aún más. Ale tenía un cuerpo precioso, era sexy, tenía unas curvas impresionantes, una cintura pequeña y unos pechos prominentes, al igual que unos muslos tonificados, ¿por qué narices tenía que sentirse mal por eso? Que asco de sociedad, la verdad.
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Eso éramos nosotros... hermanos
RomanceSegunda parte de "Y pensar que ellos son... mis hermanos". En esta nueva entrega, Ale vuelve a Japón pare reencontrarse con sus hermanos, con los sentimientos más claros que nunca y con la intención de declarar sus intenciones, pero se encontrará c...