𝑡𝑟𝑒𝑠

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Paso 3: Avanzamos muy rápido

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Paso 3: Avanzamos muy rápido.

Nos sentamos junto al lago en una manta extendida, los rayos del sol acariciando la piel mientras una brisa suave revolvía mi cabello. Ginny estaba acomodando los pasteles de calabaza que había traído, mientras yo sacaba un pergamino que pretendía usar para estudiar. Sin embargo, mis pensamientos estaban muy lejos de las pociones y los encantamientos.

—Hermione,— Ginny comenzó, mirándome con una ceja levantada mientras colocaba una botella de zumo de calabaza frente a mí. —¿Qué está pasando con Mila Malfoy?

Mi corazón dio un vuelco, y sentí mis mejillas calentarse. Intenté concentrarme en el pergamino, pero no podía evitar notar la mirada inquisitiva de Ginny.

—¿Qué quieres decir? —respondí, intentando sonar despreocupada, pero sin mucho éxito. Sabía perfectamente a qué se refería. Mi plan estaba funcionando... de alguna manera.

—Oh, vamos, sabes de lo que hablo,— Ginny insistió, acercándose un poco más. —Ha estado coqueteando contigo. Lo he visto. Todo el mundo lo ha visto.

Tragué saliva, mis dedos jugueteando nerviosamente con el borde de la manta. ¿Había sido tan obvio?

—No lo sé,— admití finalmente, manteniendo mi voz lo más neutral posible. —Quizás solo es... su forma de ser.

Ginny soltó una risa incrédula. —¿En serio? Hermione, todos sabemos que Mila es coqueta, pero contigo es diferente. Se nota. Está... interesada. ¿Es parte de tu plan?

Mis ojos se abrieron de par en par, y miré a Ginny con sorpresa. ¿Cómo había adivinado?

—Bueno...— empecé, pero antes de poder continuar, la figura inconfundible de Mila Malfoy apareció a lo lejos, caminando junto a Pansy. Ella vestía una túnica de seda ligera que ondeaba a su alrededor, y su cabello plateado brillaba al sol. Cada paso que daba era como una danza controlada, y mi corazón comenzó a latir con fuerza.

—Ya hablaremos luego,— murmuré apresuradamente a Ginny, justo cuando Mila y Pansy llegaban.

—Lamento la tardanza,— dijo Mila, sonriendo con su característico aire de superioridad. Sus ojos se clavaron en los míos, y no pude evitar sentir un cosquilleo en la piel. —El picnic junto al lago, qué encantador, Hermione.

—Sí, pensé que sería agradable salir un poco al aire libre,— respondí, intentando mantener la compostura. Mi plan consistía en acercarme a ella poco a poco, pero a veces no sabía si yo era la que realmente estaba en control.

Mila se sentó junto a mí, y casi de inmediato pude sentir el calor de su cuerpo. Mientras Ginny y Pansy se enfrascaban en una conversación sobre la próxima clase de encantamientos, Mila se inclinó hacia mí, sus labios rozando levemente mi oreja.

—Espero que hayas traído algo interesante para estudiar,— susurró, su voz llena de insinuación.

Mi pulso se aceleró. El plan era mantenerla interesada, pero ahora sentía que no estaba segura de quién estaba llevando a cabo qué plan. Mila jugaba a coquetear, y aunque sabía que no debía dejarme llevar, no podía negar la emoción que recorría mi cuerpo cada vez que se acercaba. Mi plan estaba funcionando, pero no podía evitar preguntarme... ¿era yo la que estaba siendo conquistada?

Mila se acomodó a mi lado, sus ojos brillando con esa chispa traviesa que comenzaba a reconocer bien. Sabía que detrás de cada comentario había una segunda intención, y ahora me miraba como si estuviera a punto de proponer una travesura.

—Sabes, Hermione,— comenzó, en voz baja para que Ginny y Pansy no nos escucharan, —creo que la misión de hacer que esas dos se conviertan en pareja está progresando bastante bien.

Mis ojos se movieron rápidamente hacia Ginny y Pansy, quienes estaban sentadas una al lado de la otra, demasiado concentradas en su conversación para darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Parecían estar bastante cómodas, sus risas se entremezclaban de una manera que no había notado antes. Tal vez Mila tenía razón, tal vez su plan estaba funcionando también.

—Parece que sí,— murmuré, asintiendo.

Mila se inclinó un poco más cerca, sus labios rozando mi hombro, y sentí mi respiración acelerarse. —Pero, tal vez podríamos acelerar un poco las cosas.

—¿Qué tienes en mente? —pregunté, sabiendo que estaba a punto de meterme en algo fuera de mi control.

—La cocina. Les diremos que vamos a buscar más comida, pero en realidad...— Sonrió con picardía, —seremos nosotras quienes les echemos un vistazo, para ver si están avanzando.

No podía evitar sonreír ante su propuesta. Era arriesgado, pero, viniendo de Mila, no podía esperar menos. —De acuerdo,— acepté, levantándome lentamente para no llamar la atención. —Vamos a la cocina.

Nos levantamos de la manta, y Ginny nos miró por un segundo. —¿A dónde vais? —preguntó, curiosa.

—A la cocina, a por más comida. No tardamos,— respondió Mila rápidamente, lanzándole una mirada de complicidad.

Ginny asintió y volvió a su conversación con Pansy, sin sospechar lo que realmente tramábamos. Caminamos un poco alejadas del lago, y cuando estuvimos lo suficientemente lejos, Mila se detuvo, llevándome a un rincón más apartado, desde donde podíamos ver perfectamente a Ginny y Pansy sin ser vistas.

—Ahora, veamos cómo les va,— dijo Mila, sus ojos fijándose en las dos chicas mientras su sonrisa se ensanchaba. Su plan, el de hacer que Ginny y Pansy se volvieran pareja, parecía ir por buen camino.

Me concentré en observar, pero de repente, sentí el calor de Mila a mi lado. Su brazo rozó el mío, y la cercanía se hizo más intensa de lo que había anticipado. Sin embargo, antes de que pudiera procesar lo que estaba sintiendo, noté que Pansy se acercaba lentamente a Ginny, sus dedos jugueteando nerviosamente con un mechón de su propio cabello. Era evidente que algo estaba por suceder.

Y justo cuando pensé que presenciaríamos ese momento íntimo entre Ginny y Pansy, sentí la mano de Mila sobre mi boca.

—Shh...— susurró, su voz tan suave que apenas la escuché. —No hagas ruido.

Mi corazón latió con fuerza contra mi pecho. No sabía si era por la emoción de lo que estábamos a punto de presenciar o por la proximidad de Mila. Su mano, cálida y firme, cubría mis labios, y por un momento, olvidé por completo lo que estábamos haciendo allí. El aroma de su perfume me envolvía, y podía sentir el latido de su corazón a través del contacto de su cuerpo con el mío.

—Mila...— intenté decir, pero su mano me lo impidió.

—Tranquila,— susurró, acercándose un poco más. —Solo quiero asegurarme de que no nos descubran.

Pero había algo más en su tono, algo que me hizo sentir que esto era más que una simple maniobra para espiar a Ginny y Pansy. Sentí el calor subir a mis mejillas y, sin darme cuenta, mis ojos se encontraron con los suyos. Estábamos tan cerca que podía ver cada detalle de su rostro, cada pestaña, cada curva de sus labios.

Un segundo pasó, luego otro, y el silencio se hizo más pesado entre nosotras. Mila no retiró su mano de mi boca, y su mirada, que normalmente era arrogante y segura, ahora parecía tener un matiz de algo más. Algo que no había visto antes.

Un plan para enamorarte - Hermione Granger -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora