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Cuando Mila se despidió con ese tono despreocupado, una parte de mí quiso detenerla, pedirle que se quedara

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Cuando Mila se despidió con ese tono despreocupado, una parte de mí quiso detenerla, pedirle que se quedara. Pero en lugar de eso, asentí y me alejé, tratando de mantener la compostura. Caminé por los pasillos del castillo sintiéndome… confusa. Mila Malfoy era un misterio, uno que no lograba descifrar. Desde hace tiempo la veía aparecer cada vez más en mi vida, con sus comentarios ingeniosos, con esa sonrisa que parecía tener el poder de desarmarme. Pero la idea de que pudiera estar interesada en mí parecía imposible.

Me repetí que todo esto era parte de nuestro “plan” para Ginny y Pansy. Sin embargo, entre cada encuentro, cada mirada sostenida un poco más de lo necesario, comenzaba a sentir que algo estaba cambiando. Hoy, cuando estábamos tan cerca en ese rincón del pasillo, había sido… diferente. Me quedé con la sensación de su mano cubriendo mi boca, la suavidad de su toque mezclada con la intensidad de sus ojos fijos en los míos, y cómo mi respiración parecía acelerarse cada vez que estaba cerca.

Ya en mi habitación, me dejé caer sobre la cama, mirando al techo, tratando de entender lo que sucedía. Esto era solo un juego, ¿verdad? Algo que había comenzado por diversión, un plan para juntar a nuestras amigas. Pero mientras repasaba cada instante de nuestro último encuentro, no podía evitar sentir que algo en mí estaba cambiando.

No podía entender por qué alguien como ella me dedicaba tanto tiempo. Mila siempre había sido arrogante, narcisista, con una confianza que bordeaba la arrogancia. Y sin embargo, había algo en ella que me hacía querer verla una y otra vez, que me hacía esperar esos encuentros en la biblioteca, esos comentarios que siempre tenían un doble sentido. Me estaba volviendo consciente de cada una de sus miradas, cada vez que me sonreía de esa manera que hacía que mi corazón latiera más rápido.

Cerré los ojos y suspiré, como si eso pudiera ahuyentar los pensamientos que se habían adueñado de mi mente. ¿Y si…? No, no podía pensar en eso. Mila Malfoy no era alguien en quien yo pudiera confiar con algo tan vulnerable como mis sentimientos. Pero a pesar de mis intentos por mantenerme lógica, esa posibilidad seguía en mi mente.

Recordé cómo me había mirado al despedirse hoy. Parecía segura, confiada, como si todo estuviera bajo su control. Y eso me desconcertaba. Sentía que yo era quien estaba perdiendo la razón, mientras que ella seguía avanzando, segura de cada paso. ¿Estaba ella jugando conmigo? ¿Era esto solo un nuevo desafío para alguien que disfrutaba tener el control de cada situación?

Pero algo en sus ojos cuando estábamos juntas hoy me hacía dudar. Parecía sincera, más allá de su fachada de autosuficiencia. Y mientras pensaba en eso, me di cuenta de que quizás yo también estaba comenzando a querer algo más. No solo su compañía o sus miradas, sino también el saber si de verdad había algo entre nosotras, algo que no formara parte de ningún plan.

Susurré para mí misma, apenas atreviéndome a decirlo en voz alta: “¿Y si…?”. Pero en ese momento, me di cuenta de que no había vuelta atrás.

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Esa mañana me desperté sintiendo una mezcla de nervios y anticipación. Desde el día anterior, los pensamientos sobre Mila Malfoy no habían dejado de rondar por mi mente, especialmente la manera en que me miraba. Sus ojos parecían ver más de lo que yo estaba dispuesta a admitir, y aunque intenté racionalizarlo todo como parte de un plan, sabía que estaba empezando a complicarse.

Me vestí con cuidado, seleccionando el uniforme más pulcro que tenía y alisando cada arruga en la camisa, como si eso pudiera ayudarme a organizar los pensamientos en mi cabeza. Mientras me miraba en el espejo, me encontré preguntándome qué pensaría Mila si me viera ahora. ¿Notaría que había puesto especial atención en mi apariencia? Sacudí la cabeza, tratando de despejarme. No podía permitirme pensar así.

Bajé al comedor y desayuné rápido, inmersa en el rumor constante de las conversaciones alrededor. Ginny se sentó a mi lado, hablándome de su último entrenamiento de Quidditch, pero apenas logré escucharla. Finalmente, cuando la hora de la clase se acercaba, me dirigí al aula de pociones con el corazón latiéndome en la garganta. Aunque sabía que era una tontería, me preguntaba si Mila ya estaría allí, y cómo reaccionaría al verme.

Entré al aula y, efectivamente, allí estaba ella, sentada en su lugar habitual. Al cruzar la puerta, sus ojos se posaron en mí inmediatamente. Me miraba como si fuera la única persona en el salón, sus labios curvados en una pequeña sonrisa, apenas perceptible, pero lo suficientemente significativa como para que me desestabilizara.

Me senté en mi sitio y traté de concentrarme en los ingredientes de la poción de ese día, pero el peso de su mirada me hacía difícil mantener la compostura. Cada vez que giraba un poco la cabeza, la encontraba observándome, con esa expresión que parecía mezclar curiosidad y algo más… algo que hacía que mi corazón se acelerara.

La clase avanzó con una lentitud desesperante. Finalmente, al acabar la poción, el profesor Slughorn se acercó a Mila y a mí con una expresión seria.

—Señorita Malfoy, veo que su rendimiento ha sido… mediocre últimamente —dijo, mirando a Mila con un tono severo. Ella simplemente se encogió de hombros, sin molestarse en responder.

Luego, el profesor volvió su mirada hacia mí.

—Y usted, señorita Granger, siempre tiene un desempeño excelente. Creo que sería ideal que ayudara a la señorita Malfoy a mejorar. Podría ser su tutora, ¿no le parece?

Mi corazón se detuvo por un segundo. ¿Ser la tutora de Mila Malfoy? Sabía que no podía negarme frente al profesor, y tampoco podía mostrar el torbellino de emociones que esta idea me provocaba, así que asentí con la mayor calma posible.

—Por supuesto, profesor. Estaré encantada de ayudarla —respondí, esforzándome por mantener un tono neutral.

—Perfecto, entonces pueden quedarse un momento después de clase para organizar su horario de estudio. Estoy seguro de que ambas harán un gran trabajo.

Slughorn se alejó, dejándonos solas. Mila me miró con una sonrisa, esa sonrisa segura y arrogante que siempre me hacía sentir incómodamente expuesta.

—Bueno, Granger —dijo, su tono dulce, pero lleno de intención—, parece que vamos a pasar mucho tiempo juntas.

Sentí un leve rubor en mis mejillas, y odié que pudiera notarlo. La miré, intentando devolverle su seguridad, aunque por dentro me sentía completamente desarmada.

—Sí, eso parece —murmuré, intentando sonar casual.

Ella sostuvo mi mirada, sin decir nada más, pero el peso de su sonrisa y su cercanía hacía imposible que me concentrara en otra cosa que no fuera ella.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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Un plan para enamorarte - Hermione Granger -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora