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- ¿Qué sucede Aemond? - pregunto acercándose a su hermano menor.

El platinado le dio una mirada sombría, tenía los labios fruncidos, claramente algo le molestaba.

- Nada.

- Oye, te conozco y tu no me harás rabieta al igual que un niño pequeño porque no eres así ¿de acuerdo? - le riño -. Dime que sucede y lo arreglaré.

Aemond se encogió sobre sí mismo en un silencio absoluto. La princesa colocó su mano sobre su hombro, poniéndose delante de él. No pudo evitar soltar un suspiro.

- Haz ido de nuevo a pozodragón ¿verdad? - le preguntó mirándole fijamente -. Se han vuelto a burlar.

- No importa - dijo el príncipe encogiéndose de hombros -. Después de todo, tal vez yo no soy un Targaryen.

- ¡Que tontería, claro que eres un Targaryen! ¿Qué es lo que han dicho esta vez? dime.

Oriane insistió porque Aemond era sangre de su sangre, su pequeño hermano. Su caballero de armadura perfecta, quien compartía con ella un gusto por el conocimiento, era una parte de ella como lo era cada uno de sus hermanos.

- No soy un bebé, Oriane - dijo quitando la mano de su hermana de su hombro y griandose para no verle.

El príncipe a veces quería poder dominar sus emociones, pero nada de eso servía frente a su hermana, pues siempre que le miraba con aquellos ojos violeta llenos de fuego se sentía protegido y a veces... era lo que más ansiaba.

- No, no lo eres. Eres un príncipe y si alguien no lo respeta, debe pagar por eso - le respondió ella con firmeza, volvió a colocarse frente a él.

- No sabían que estaba ahí - les excusó Aemond.

- No me importa, dímelo.

- Los cuidadores... han dicho que soy el único fenómeno Targaryen que no tiene un dragón - dijo con timidez -. También se lo que padre ha dicho hoy en el consejo... - No le pareció relevante preguntar si había espiado, porque era obvio que lo había hecho -. "Si tiene bastante osadía lo hará, reclamará un dragón".

Oriane sintió sus manos temblar de coraje, su rostro se tornó más duro y severo.

- Me he colado, Dreamfyre casi me ataca. Madre se ha enterado, esta muy molesta, no quiere que vuelva a exponerme de esa manera... pero Oriane... - susurró Aemond.

- Aemond, escúchame - dijo Oriane con voz conciliadora -. Todos tuvimos nuestro momento. Aegon tuvo que reclamar a Sunfyre cuando este era apenas una cría, Helaena tuvo la fortuna de que Dreamfyre esperara por ella y bueno, Daeron ha sido el único de nosotros en tener la fortuna de eclosionar un huevo en su cuna -. Su hermano no respondió nada -. ¿Recuerdas cuando me uní a Ryu? Busque el momento correcto, salí sin autorización de la fortaleza, entre sin que nadie me viera a pozodragón y lo reclame como mió porque lo sentí; eramos el uno para el otro. Tendrás el tuyo y lo sentirás de la misma manera Aemond y será un dragón digno de ti. No hay prisas hermanito, no hay límite de tiempo... - dijo acariciando su mejilla.

- Y tampoco hay suficientes dragones - gruño su hermano alejándose.

- No es verdad - dijo ella viendole con seriedad. - Están Vermithor, Ala de plata...

- ¡Ya no quiero intentarlo Oriane! - exclamó Aemond molesto con los ojos llorosos - ¿por qué no eclosionaron? - le preguntó débilmente.

Oriane le atrajo hacia ella, abrazandolo, acariciando su cabello. Aemond ya no era tan pequeño, casi estaba a su misma altura y estaba segura que en algún momento sería tan alto, incluso más que Aegon.

Kingdom Fall - Aegon II Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora