Erzzelyn

Encuentro oportuno

I broke a glass, I trіpped and fell.

I tоld secrеtѕ I shouldn't tell.

І stumbled over all my words.

I made it wеird, I made it worse...

Ballad of a homeschooled girl- Olivia Rodrigo

De acuerdo a los horarios para estudiantes, cada turno constaba de cuatro horas y se manejaban cuatro turnos para la flexibilidad de su vida estudiantil, de acuerdo al reglamento sólo podían trabajar un máximo de dos turnos por día no más de tres días a la semana. Erzzy trabajo los dos turnos de la noche y el turno de la mañana, apenas cerró los ojos por la noche cuando volvió a las andadas, por lo que el sábado por la tarde llegó casi a rastras a su casa, con el cuerpo entumecido y la sensación física, mental y emocional de ser arrollada por un camión, necesitaba descansar cuanto pudiera antes de su turno nocturno. Maldijo por enesima vez al abrir la puerta de su casa, la APCC era una maldita agencia de explotación infantil. Como de costumbre arrojó sus botas fueras y se desvistió, tenía por costumbre andar descalza en su casa y deshacerse de todo lo que le incomodara, es decir, casi todo. Su madre solía estar los sábados en casa, pero durante el verano recibió la noticia de un ascenso con su consecuente cambio al corporativo, poco después se inscribió a un doctorado, por lo que tuvo que mudar su trabajo a Allura, una ciudad no lejos de la suya donde se encontraba tanto el corporativo y una dependencia de posgrado de la Facultad de Contaduría y Administración donde haría el doctorado.

Se dio un baño y se deshizo del uniforme que tanto odiaba, no porque le desagradara en general, amaba las botas militares y los pantalones cargos, lo que odiaba era el soso gris militar que eligieron para ellos. Odiaba el gris, el frío, el vacío... Mientras el agua caía sobre su rostro, en la cocina se encendió el fuego, el agua corrió por la llave y una voz dulce y angelical comenzó a cantar "Yo sono il capone della mafia, Yo sono il figlyo della mia mamma, Tu sei uno stronzo di merda ¡ja! ¡ja! ¡ja! E un figlyo di troia in Venezia..." Aquella canción llegó a ella cuando dejaron de sonar a opereta para tomar un tono mucho más divertido y el corazón de Errzelyn se alegró; se sentía exhausta pero escuchar la voz alegre de su madre le hacía feliz, se apresuró a terminar su bañó y bajó resbalando por el barandal de la escalera con los pies descalzos y el overol sujeto de un solo tirante, su cabello goteaba todavía a pesar de haberse pasado la toalla, pero llegó a tiempo para cantar la siguiente favorita de su mamá, ella también prefería la versión en español que la señora Sofía le enseñó a su madre una tarde en su porche. Sabía que su madre estaría cansada del trabajo, aunque los sábados siempre estaba de buen humor, tenía por regla no llevar trabajo a casa los fines de semana, sus zapatillas se encontraban en la entrada y su blusa en la sala, su madre siempre usaba una blusa y un shorts de interior, por lo que no le importaba arrojar su pantalón y blusa. 

Mientras esperaban  que sus sopas instantáneas estuvieran comían una rebanada de pay de queso, Erzzy se olvidó de su trabajo y de sus problemas para escuchar a su madre hablar de los incidentes del camino, del burdo de administración y su ridícula discusión en el comedor, su madre no solía contarle temas serios o aquellos que considerara poco apropiados, pero siempre tenía algo que contarle, luego Erzzy le echaría alguna mentirilla para la tranquilidad de su madre y luego hablaría de su día como si se tratase de algún sueño fantástico. A su madre le gustaba escuchar esos "sueños" y por un lado a Errzy le alegraba decir la verdad, pero por otro, sabía que si su madre lo sabía entonces el mundo se le caería a pedazos por lo que en el fondo le quedaba el remordimiento, su madre era el mundo para ella, no quería romperle el corazón pero tampoco quería mentirle; cuando las sopas estuvieron la campana de entrada, Nathaniel regresaba temprano de sus clases de maestría semiescolarizada,  llevó comida rápida para los tres, abrazó a su hermana y a su sobrina y se unió a la conversación de las chicas ayudando a servir en la barra de la cocina.