Nobara terminó de cambiarse el espadrapo, tal cual se lo había explicado Shoko, y volvió a colocarse el parche donde solía estar su ojo. Miró por última vez el espejo frente a ella, con la finalidad de superar esa nueva inseguridad y, con la cabeza en alto, salió a reunirse con sus dos amigos, quienes habían prometido llevarla a dar una vuelta por la ciudad.
—¿E Itadori? —preguntó cuando en el patio encontró únicamente a Megumi, sin rastro de Yuuji—. Me demoré dos horas y siempre soy la última. ¿Cómo que no está?
—Dijo que iría al baño.
Megumi, sentado al pie de las escaleras, le señaló un espacio a Nobara para que esperara con él. A veces, antes de que ocurriera el incidente de Shibuya, los dos solían pasar el tiempo allí en silencio, solo con la compañía del otro. Sobre todo, los meses de la supuesta muerte de Yuuji.
—¿A último minuto? Sigue siendo el mismo tonto —ella comentó con la mirada en el horizonte, como buscando algo o a alguien—. Por cierto, no he visto al director Yaga ni al profe Gojo. ¿Ellos saben que estoy aquí?
Megumi permaneció callado, unos segundos.
—Ellos —habló y su voz se cortó por un instante, como si las palabras se hubieran atorado en su garganta— murieron.
Nobara palideció.
—Oh —Frunció sus labios—, lo siento tanto... El director Yaga era el padre de Panda y el profe Gojo era como...
—No, está bien —Megumi la interrumpió—. Hemos perdido a muchos conocidos en el último año.
—Somos hechiceros y es lo natural —Nobara suspiró, llevándose la mano al pecho—. Fushiguro, tú... ¿todavía piensas de esa forma?
Megumi apretó los puños que descansaban en sus rodillas y su mirada reflejó verdadero malestar.
—No, la verdad no —Los ojos azules se abrillantaron, lagrimosos—. No desde que perdí... a Tsumiki.
Nobara se giró a mirarlo, con cierta impotencia y lentamente, acercó su mano hasta colocarla sobre la de él.
—Estoy contigo —le dijo—. No sé lo que es perder a un hermano, pero no hay muchas personas a las que quiera y es por eso, que valoro demasiado a cada una de ellas.
La mirada de Megumi se perdió en algún punto del lugar y lo volvió incapaz de notar más allá del toque seguro de la hechicera. La pérdida y el dolor, que pesaban más por convivir con la culpa dentro de él, fueron entendidos por Nobara que se permitió compartir su sentir, hasta que un resplandor ajeno les advirtió de la llegada de Hana Kurusu, cuya aureola angelical despedía una exagerada luz amarillenta.
—¿Nobara Kugisaki? Hola, mi nombre es Hana... Hana Kurusu —Ella se presentó con una sonrisa—. Soy amiga de Yuuji y... Megumi. Él me salvó con Satoru Gojo cuando era muy pequeña, le debo mi vida entera y es por eso que estoy acá como muestra de gratitud plena.
—La buscamos para que liberara al profesor Gojo y fue nuestra aliada en el Juego del Sacrificio —Megumi agregó—. Ella es un recipiente como Yuuji, solo que, al parecer, Ángel es más agradable que Sukuna y las dos son amigas.
—Oh, ya veo —Nobara asintió y enfocó su atención en la otra chica—. ¿Así que tú fuiste compañera de esos dos tontos, durante mi ausencia?
Dispuesto a regresar donde sus amigos, Yuuji se apresuró en llegar al punto de encuentro.
—¿Qué? ¡No! —Tiró del brazo de Nobara para alejarla y la sostuvo de los hombros sacudiéndola de un lado a otro—. ¡Nosotros jamás te reemplazaríamos! ¡Eres nuestra mejor amiga, Kugisaki! ¡Kurusu es simpática, pero créeme que Fushiguro y yo tenemos muy claro que nunca ocuparía tu lugar!
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Volverte a ver┊FushiKugi
FanficUnos meses después del Incidente de Shibuya, Kugisaki despierta encontrándose con un mundo de la hechicería muy diferente a como lo dejó, por lo que Fushiguro, en ausencia de Itadori, deberá ayudarla a adaptarse a todos los cambios. POST SHIBUYA SEM...