D i e c i s e i s

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Sus respiraciones se acoplaban, las manos de la menor no sabían donde posarse, mientras que las de la mayor estaban en su nuca.

En ese mismo instante las dos sintieron el paraíso al probar los labios contrarios. Eran dulces, suaves y perfectos.

Todos los momentos que pasaron juntas, las subidas y bajadas, cruzaron por la mente de Tzuyu dejándola en el presente, con Nayeon frente a ella sin nada de espacio entre las dos.

Cuando sientes que todo es mentira y no tiene sentido pelear por algo, siempre te equivocas. La gente suele rendirse fácilmente y desaprovechar la oportunidad que tienen para estar con la persona de sus sueños. Pero Nayeon no.

Ninguna de las dos se rindió, porque lo que sentían no podía desecharse fácilmente. Las mariposas en sus estómagos, cada sonrisa y momentos felices eran todo lo que hacían imposible la separación.

Lentamente Nayeon se separó de los labios de Tzuyu, mirando como se alejaban. Estaría mintiendo si dijera que no quería probarlos de nuevo.

—Unnie.—Susurró la rubia mirando a su contraria.

—No vuelvas a pensar que amo a otra persona cuando a la que amo eres tu.— La jaló de su brazo y la abrazó con fuerza, dejando su cabeza en su pecho y ocultándola entre sus brazos.

Se mantuvieron varios minutos así, disfrutando del aroma de la otra, la calidez que sentían estando juntas.

—Ya debemos...—Sana abrió la puerta de la sala pero calló y la cerró de
spacio cuando se percató de la tierna escena.

Todas las chicas de Twice, menos Tzuyu y Nayeon estaban afueras esperándolas, pero cuando Sana cerró la puerta de nuevo inclinaron sus cabezas curiosas y corrieron a preguntarle que hacían.

—Creo que hay reconciliación.—Sonrió orgullosa de que sus unnies se vuelvan a querer como siempre.

—Iremos o no?—Advirtió la mayor del grupo saliendo de la sala con Tzuyu atrás de ella.

Primer beso de muchos.

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