V e i n t i d o s

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—Últimamente Nayeon ha estado muy pegada a Tzuyu.—Comentó Cheyoung.

—No será que Hyewon está pegada a Eunbi?—Cuestionó Sana.

—Estamos pegadas una a la otra.— Respondió Nayeon mientras entraba al salón, abrazando a Tzuyu por la espalda y esta sonreía abiertamente.

Todas las miraron con las bocas abiertas, esto era simplemente algo extraño, pero lindo. Nunca había esperado que Tzuyu y Nayeon estuvieran juntas.

—Cariño.—Susurró Im en el oído de la chica. Esta se estremeció. De nuevo ese apodo que tanto la hacía sonrojar.—Veamos una película hoy~

—Tengo práctica.—Susurró de vuelta.

—Entonces practiquemos juntas.—Jugó con el cabello de la contraria, esta soltó una risilla.

—Bien.

Las chicas seguían ahí, curiosas de que se estaban susurrando esas dos. Y es que para "coquetear" no eran nada discretas o silenciosas. Hasta ellas se siente el nerviosismo de Tzuyu.

—Seguimos acá sucias.

—No era nada sucio!—Exclamó Tzuyu.

—Quien dice que no.—Nayeon comentó y Tzuyu la miró casi asesinándola con su mirada.—Perdón.

[•••]

Llegó la noche y la práctica "individual" de Tzuyu. Si bien tenía que estar sola para practicar mejor su baile, Nayeon la había acompañado.

Se sentía irreal como Im se aferraba a ella, como le llamaba de muchos apodos y la hacía sonrojar cada vez que estaban juntas. Tzuyu juraba que se sentía en las estrellas cada vez que Nayeon pasaba tiempo con ella. Y esta vez no es un sueño.

Tzuyu comenzó a moverse al ritmo de la música, fue deteniéndola cada vez que veía en el espejo que un paso le salía algo mal y así todo el tiempo. Su acompañante solo estaba allí mirándola, observando como el cuerpo de Tzuyu se movía con esa delicadeza que siempre tenía. Analizaba sus pasos, su destreza y dedicación. Estaba segura que volvería a acompañar a su menor a las prácticas.

—Unnie.—Era la tercera vez que Tzuyu repetía esa palabra pasando una mano por los ojos de la mayor.

—Terminaste?—Preguntó la que estaba sentada en el frío piso de la sala.

—Sip, vamos ya.—Sonrió y le tendió una mano a Nayeon. Esta sonrió de lado y tiró más fuerte que la rubia, haciendo así que se sentara en su regazo, de frente.

—Bailas precioso.

—Unnie

—Shh.—Pasó sus brazos por la cintura de la chica. Se acercó de a poco a Tzuyu, mirando con toda atención sus labios. La última mencionada miraba los ojos de la castaña.

Nayeon llegó por fin a los labios de su menor, la cual también aceptó el beso, moviendo sus labios al ritmo de su Unnie. Pasó sus brazos por el cuello de la mayor y así juntaron sus rostros aún más.

Se sentían en una montaña rusa de emociones, cada una era diferente a la otra, sentían que sus corazones saldrían por sus pechos, todo parecía irreal, pero era real.

[•••]

Tanto tiempo tuvo que esperar Tzuyu para volver a probar los labios de Im, esta vez de verdad. Todo lo que había soñado era precioso, pero no más que sentir como Nayeon apegaba sus belfos a los suyos.

Nayeon no podía sentirse más libre. Estar con Chou la hacía cada vez más feliz, su presencia era más que suficiente para animar cada día. Nunca había experimentado un amor tan verdadero y puro como el que siente por su menor. Todo en su corazón era tan sincero que podía simplemente confesarle su amor eterno.

Pero este solo era el primer paso de muchos escalones que deberían subir juntas.

—Unnie.—Susurró al separarse por fin, tratando de reponer su respiración.

—Gracias por ser mi ángel.—Le dejó un pequeño piquito en la nariz y abrazó con algo de fuerza el torso de Tzuyu. Esta también la rodeó con sus brazos.

Se fundieron en un abrazo que fácilmente pudo haber durado media hora. Aunque no lo saben bien, porque se quedaron dormidas en el salón.


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