CAPITULO 10

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La invitación de Charles Leclerc a su yate para una fiesta íntima marcó una pausa en la rutina agitada de las carreras. Max, Tommy y el resto del círculo cercano de amigos se reunieron para disfrutar de una noche especial en medio de las aguas de Mónaco.

El yate, iluminado por las luces de la ciudad, se convirtió en el escenario perfecto para la celebración. La música resonaba, las risas se mezclaban con el suave murmullo del mar y la brisa nocturna llevaba consigo la promesa de una velada inolvidable.

Max no podía evitar desviar la mirada hacia Tommy en medio de la festividad. La luz de la luna reflejaba en el rostro de su amigo, realzando su atractivo natural. Cada gesto, cada risa, tenía un encanto que Max no podía pasar por alto.

Entre risas y conversaciones animadas, Max y Tommy compartieron miradas cómplices que no pasaron desapercibidas para el resto del grupo. Charles, percibiendo la dinámica entre ellos, se acercó a Max con una sonrisa juguetona.

— ¿Te diviertes, Max? —preguntó Charles, sus ojos brillando con complicidad.

Max, riendo, asintió y miró hacia donde Tommy charlaba animadamente con otros invitados.

— Sí, Charles. Solo disfrutando de la noche y de la buena compañía —respondió Max, intentando ocultar el brillo en sus ojos.

La fiesta continuó en medio de la música y la algarabía, pero Max seguía encontrando excusas para acercarse a Tommy. La conexión entre ellos se volvía más evidente, incluso en medio de la multitud y la celebración.

Con el tiempo, la atmósfera en el yate se volvió más íntima. La risa se mezclaba con miradas cargadas de significado entre Max y Tommy. Charles, observando desde la distancia, sonrió al ver cómo la conexión entre sus amigos se fortalecía.

La noche avanzó, y la fiesta en el yate se convirtió en un recuerdo imborrable en la historia de Max y Tommy. Bajo la luz de las estrellas, en medio del mar de Mónaco, la complicidad y la atracción entre ellos se hicieron más evidentes, marcando un nuevo capítulo en su historia compartida.

La noche en el yate de Charles estaba llena de momentos especiales y detalles que grabaron recuerdos imborrables en la memoria de Max y Tommy. La música envolvía el ambiente, creando una banda sonora perfecta para la velada. Las risas y las conversaciones animadas resonaban, pero en medio de la festividad, los ojos de Max continuaban encontrando a Tommy en la multitud.

A medida que la fiesta avanzaba, Charles, siempre atento a las dinámicas entre sus amigos, organizó algunos juegos y actividades que contribuyeron a estrechar los lazos aún más. En uno de los juegos, Max y Tommy se encontraron como compañeros, trabajando juntos para superar los desafíos propuestos por Charles. La colaboración entre ellos solo reforzó la conexión que compartían.

En un momento de pausa, Max y Tommy se retiraron a la cubierta del yate, donde la brisa marina acariciaba sus rostros. Bajo la luz tenue de las estrellas, compartieron confidencias y risas, fortaleciendo aún más su complicidad.

Charles, observando desde la distancia, decidió darles un espacio. La conexión entre Max y Tommy no pasó desapercibida para él, y su sonrisa cómplice revelaba que apoyaba la posibilidad de algo más entre sus amigos.

A medida que la noche avanzaba, la energía festiva se volvía más relajada y íntima. Max y Tommy, en medio de la música suave y la luz de la luna, se encontraron bailando juntos en la cubierta del yate. La atracción mutua se expresaba en cada gesto, en cada mirada compartida, creando un ambiente cargado de anticipación.

Sin embargo, la noche en el yate no culminó en una explosión de emociones. Max, respetando los límites que habían establecido, llevó a Tommy de vuelta al puerto en un gesto de cuidado y respeto mutuo. La historia de Max y Tommy, mientras continuaba en su travesía, seguía tejiendo una red de experiencias que fortalecían la conexión única entre ellos.

Carreras Cruzadas ( Max Verstappen x Male Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora