—¿Cómo la están pasando, uh?— El mayor de los hermanos Choi se acercó a sus amigos, una copa de vino entre sus manos. —Acabo de ganar la carrera más difícil de mi puta vida, ¡levántense y bailen!
Choi San, uno de los corredores más importantes de Seúl tenía una fiesta en su gran mansión, bueno, de sus padres.
Sus padres eran famosos empresarios, dueños de más de la mitad de los muebles que has de tener ahora en tu casa. Sus hijos, Choi San y Choi Jongho serían inicialmente los sucesores de tal éxito, pero la vida los llevaría por otros caminos.
El de ojos achinados se fue por el mundo de la clandestinidad, ocultando su identidad tras un casco.
El que se asemejaba a un oso decidió crear su propia identidad, no quería vivir bajo las sombras de lo que eran los señores Choi.—No jodas, hombre.— Habló un hombre que tenía el cabello negro como la misma noche, se hacía llamar Seonghwa. En sus piernas, un chiquillo pelirrojo más o menos tres años menor descansaba su cabeza en el hombro del mayor.
—Perdón por arruinarte la follada de la noche, corazón.— Coquetería pura desprendía aquel hombre, era mucho más menudo y delicado de los demás. No era de aquel mundo. Se posicionó junto a su pareja y se apoyó en él. —Pero San ha dicho que levantéis el culo y vayáis a bailar, esta es la noche de mi San.— Él les apuntó con el ceño fruncido antes de dejar un suave beso en la mejilla del más alto, sacándole una sonrisa.
En el sofá estaban los amigos de los Choi, pero el que llamaba la atención (por su soledad, cabe recalcar) un alto peligris, con pantalones de cuero y una chaqueta que le llegaba casi a las rodillas, debajo solo tenía una chaquetilla de esmoquin del mismo material. Su abdomen se mostraba cada vez que se movía, estaba ligeramente marcado y en su rostro descansaban unos lentes que casi podrías decir que eran de un químico farmacéutico.
—Levanta el culo, Mingi.— Se le acercó su amigo que tenía un teñido rubio sin cuidar desde hace mínimo cinco meses, su rostro angelical no cuadraba con su trabajado cuerpo. —Wooyoung volverá a jodernos si no vamos.
El más alto iba a protestar, pero solo resopló y asintió. Se levantó del cómodo sofá y acompañó a Yeosang a la pista de baile.
Si bien se sentía cómodo en el ambiente, no había entrado en el calor suficiente para poder moverse libremente entre aquellos cuerpos sudorosos.
No supo en qué momento su amigo lo había dejado allí solo, pero cuando este mismo volvió con una bebida fue que cayó en cuenta.
—Ten.— El más bajito le alcanzó lo que parecía ser ron, sin dudar lo tomó y de un trago ya había acabado con la mitad del líquido. —¿Estamos desesperados, eh?—
—Cállate.— El más alto sobresalía sutilmente en la multitud, tenía que inclinarse sutil hacia abajo para poder escuchar a su amigo. —Creo que me iré a casa.— Llevó de nuevo el vaso a sus labios, terminado la bebida.
—San te matará.— Kang tomó de su bebida, haciendo una ligera mueca ante el ardor en su garganta. —¿Cómo mierda tomas esto y no te ahogas?— Aún quejándose, en ningún momento alejó el vaso de sus labios.
—Práctica.— Arrancó sin permiso el vaso del contrario y le dio un sorbo, ganándose un golpe en el abdomen de su parte, pero poco le importó. —Creo.—
—Búscame una cerveza mejor.— El menor dejó de batallar por su vaso y se escabulló entre la gente, volviendo con su grupo de amigos que de nuevo, estaban en aquel sillón a un costado de la sala.
Iba a negarse a la petición, porque el no era un puto esclavo. Iba a seguir a Yeo cuando este mismo tenía su mirada fija sobre él, indicándole la barra. Estuvo a punto de gritar que se fuera a la mierda, pero ver su pulgar pasar por su cuello en forma de advertencia le hizo rodar los ojos y acatar la orden, no sin antes sacarle el dedo corazón.
Se acercó a muy regañadientes a la barra, esperando impaciente por el hijo de puta que tuviera la mala suerte de conocerlo de mal humor.
—Vaya cara.— Una cabellera negra con rayos rojos se hizo presente en su visión, levantó la vista hasta sus ojos.
Un precioso chico de más o menos su altura, quizás un poco más alto. Una camisa negra con un corte entre el hombro y la costilla, dejándole ver su lechosa piel y unos pantalones de cuero bastante parecidos a los suyos.
—Que divertido.— El peligris colocó sus brazos sobre la barra, inclinándose hacia adelante con una sonrisa sarcástica. —Dame una cerveza, que sea rápido.
El contrario soltó una carcajada y se volteó, abrió un pequeño refrigerador y sacó de allí una botella y una lata, ambas de cerveza.
—¿Cuál?— Aún en un ambiente bastante denso, el chico sabía cómo mantenerse fresco y no ser consumido por el calor del lugar.
—Ambas.— Agarró sin cuidado sus nuevas preseas y se alejó, hasta que escuchó la voz detrás suyo.
—¿Ni siquiera un gracias?— Tenía su mejilla recargada en la palma de su mano y su codo tocaba la barra, le miraba con ojos de cachorrito.
Se mordió la lengua para no soltar una grosería, se volteó hacia el y le sonrió falsamente.
—Gracias.— No dijo nada más y volvió con su grupo de amigos, sobretodo con el de cabellera rubia, quien parecía ser el más emocionado con la llegada de su bebida.
Yeosang aceptó la lata, pero levantó una ceja al notar que también traía una botella.
—¿Y eso?— Apuntó con la cabeza a la botella que aún seguía helada, haciendo babear al contrario. —Tú no tomas cerveza.—
—Lo sé. Pero no quería hablar más con ese.— Apuntó detrás de él y detrás de la multitud para enfocar al de mechas rojas, quien parecía tener una emocionante conversación con un tipo.
Kang rió y tomó de su bebida antes de pararse y palmear el hombro del más alto, colocándose de puntillas para susurrarle.
—Te van a robar a la princesa, Mingi-ah.— Se reincorporó y le guiñó, ocultando su rostro tras la lata.
Song bufó y de su chaqueta sacó la llave de su coche y con bastante experiencia abrió la botella, sacando incluso espuma que rápidamente absorbió junto con el líquido.
Giró y sintió su sangre hervir cuando el tipo tocaba sin descaro la mano del barman, quien estaba en su 'hora libre'.
No era una noticia nueva saber que todo ese grupo era compuesto por homosexuales, incluso algunos ya tenían pareja, como San y Wooyoung. Y algunos estaban en proceso de aquello, te mandamos fuerzas Yeosang para que puedas conquistar a Jongho.
—Amigo, ¡hasta acá se te nota la vena!— El azabache medianoche gritó desde el sofá, ahora con sus manos entrelazadas en la cintura del menor.
El alcohol se le había ido ya a la sangre, bueno, algo quizás. Ya empezaba a sentir la confianza y el calor característico cruzar por su cuerpo pero lo que sí desconocía, eran las ganas de ir a hablarle a aquel chico.
La botella entre sus manos ya estaba vacía, la lanzo hacia no sabe que parte y tampoco le importó, solo sabía que tenía que ir a hablar con ese hombre.
—Corazón, ¡los basureros están del otro lado!— Bien, hizo oídos sordos a Jung. Ya después su novio se encargaría de relajarlo.
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𝔗𝔥𝔢 𝔇𝔯𝔦𝔳𝔢𝔯 - 𝔜𝔲𝔫𝔤𝔦/𝔐𝔦𝔫𝔶𝔲
Fanfiction"𝔇𝔢𝔧𝔞𝔪𝔢 𝔩𝔩𝔢𝔳𝔞𝔯𝔱𝔢 𝔞 𝔩𝔲𝔤𝔞𝔯𝔢𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔫𝔦 𝔰𝔦𝔮𝔲𝔦𝔢𝔯𝔞 𝔱ú 𝔠𝔬𝔫𝔬𝔠𝔦𝔞𝔰." "𝔈𝔫𝔱𝔬𝔫𝔠𝔢𝔰 𝔡𝔢𝔧𝔞𝔪𝔢 𝔞 𝔪𝔦 𝔰𝔢𝔯 𝔱𝔲 𝔞𝔠𝔬𝔪𝔭𝔞ñ𝔞𝔫𝔱𝔢, 𝔠𝔬𝔫𝔬𝔠𝔢𝔯𝔢𝔪𝔬𝔰 𝔩𝔞𝔰 𝔢𝔰𝔱𝔯𝔢𝔩𝔩𝔞𝔰 𝔡𝔢𝔰𝔡𝔢 𝔠𝔢𝔯𝔠𝔞." •...