¿Qué nos espera?

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Era una hermosa noche y las hermanas Caballeros salían de una hermosa limusina para disponerse a entrar a la velada de esa noche donde iban a estar en público por primera vez desde la partida de Rosario.

Mentalmente ambas hijas se preparaban para todo posible escenario, su padre era un hombre poderoso en Santa Carmen, pero eso no iba hacer impedimento de que algunas víboras vengan con su veneno a intentar dañarlas y más con la desaparición de su madre siendo un escándalo oculto para muchos, pero no para estás personas.

– Ya sabes lo que tienes que hacer Muriel... nada de escándalos esta noche hermana – se pararon unos segundos en la gran puerta del evento para tener una visualización de las personas en el lugar.

– Lo sé Abi... lo mismo digo contigo – esta vez Muriel alzó su ceja y la seriedad de su hermana jamas dejó su rostro, la menor de las Caballeros se adentro a la fiesta visualizando los lugares y avistando a unas personas con las que le convenía disimular en estos momentos.

Abigail solo suspira profundo viendo como su hermana se mezclaba en el evento y esta es ve a unos colegas a lo lejos que la llaman con gestos y ella comienza a caminar hacia ellos.

– Vaya Abigail, no pensé que vendrían ninguna de las dos – dijo uno de sus colegas mientras daba un sorbo a su copa y miraba a donde estaba Muriel para luego mirarla a ella.

Abigail solo dio su clásica media sonrisa y luego miro a donde estaba su hermana con algunos de los hijos de los invitados.

– Porque no íbamos a venir Richard, somos la representación de los Caballeros – dando un sorbo a su copa haciendo que los demás le sonrían y estén de acuerdo con ella.

– Con todo el problema que tuvieron con Muriel...

Abigail rápidamente, corta lo que estaba diciendo Richard con una voz firme – El escándalo alrededor de mi hermana fue un acontecimiento muy desagradable, gracias a que expuso el horrible delito; jóvenes como ella podrán estar más tranquilos en esa Institución, no creen? – Abigail mirando a los demás que estaban en su entorno haciendo que estos asombrados y pensativos con dudas en los ojos apoyaron a Abigail.

– Pues sí... ojalá las chicas de esta generación fueran avispadas como Muriel, quizás hombres como Antonio no se saldrían con la suya – esas últimas palabras la compañera de Abigail las dijo con cierto desdén.

Muriel estaba hablando con algunos conocidos del Instituto después de que ella se fue de este muchos estuvieron de acuerdo con la exhibición de Antonio.

– Muriel que bueno que hayas venido, pensábamos que no vendrías como nunca le contestaste a tus amigas – dijo una compañera con una sonrisa media quejumbrosa.

– Lo importante es que estas aquí, necesitabas salir y distraerte – el otro joven miraba a Muriel con algo de calidez mezclada con deseo y Muriel solo descarto los movimientos de este.

– Bueno estoy aquí lista para destacar, en lo que mejor se me da deslumbrar entre todos y quedarme siempre con lo que quiero – alzando su copa de champaña, los demás jóvenes satisfechos con su respuesta brindaron con ella y siguieron en sus conversaciones.

Cuando Muriel se dispuso a seguir caminando una voz interrumpe su camino hacia su hermana aparentemente.

– Pero miren a quién tenemos en esta velada, Muriel Caballeros – esta voz era algo imponente de una mujer adulta, que con un traje fino y de tonos oscuros se paró a lado de la joven.

El rostro de Muriel se puso de piedra, creyó reconocer la voz que había pronunciado su nombre y cuando se dio la vuelta no se equivocó – Sra. Dumein – con un saludo neutral le contesto a la señora.

Entre el mar y una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora