Raktamar

11 3 0
                                    

Llevo en este nuevo mundo casi cinco meses y ya han pasado un par desde que conocimos a Arlina. Aunque le costó mucho controlar su habilidad, ahora es una miembro bastante valiosa en nuestro equipo. Y aunque Lora y ella discutan a veces, parecen llevarse bien. Con la llegada del invierno, los días son cortos y tranquilos y los agricultores pueden descansar vendiendo lo que han cosechado, pero cazar animales es más difícil, y según escuché, en invierno hay bestias más peligrosas. También me he acostumbrado a los besos de Vania, ya la considero mi mejor amiga y no lo sé, quizá algún día la sorpresa dándole yo un beso, como amigas, claro.

-¡Yukio!

Lora me despierta gritando. El ensordecedor ruido de una alarma, parecido al de trompeta, inunda todo el aire, pero también puedo oír a la gente correr y gritar. Arlina se refugia en mis brazos y Lora da un vistazo cauteloso por la ventana.

-No sé qué pasa, solo veo a la gente huyendo y...

-¡Chicas! -Entra Vania a toda prisa-. Levántense, el ave de dos cuellos está cantando, hay problemas graves.

-Niñas -entra su padre, alarmado- es un ataque del ejercito del Rey demonio.

Nos vestimos lo más rápido posible. Tomo la espada y sujeto a Vania y a Arlina. El señor Valsir mira por la ventana, mientras nosotras nos escondemos bajo una mesa. Lora tiene el rostro serio, parece preparada para luchar. ¿Es esta una invasión? ¿Entramos en guerra? ¿Qué está pasando?

-¡Habitantes! - se escucha gritar a una fuerte voz aguda y metálica desde fuera-. En nombre de su majestad, he venido en son de paz para tomar a los jóvenes más aptos para ser miembros del ejército real. Espero que todos acepten este gran honor de buena forma o... Tendré que usar la fuerza.

-¿Qué pasa papi?

-Ocúltate hija, no es un ejército, la alarma solo sonó una vez. Es un solo esbirro del Rey demonio. Quiero que todas se escondan.

-¿Quién se cree ese imbécil? -grita Lora levantándose- lo siento. Yukio, debo tomar de vuelta mi espada. Aunque ya no soy ladrona, ¡debo proteger mi pueblo de cualquier otro desgraciado!

-¡Espera, Lora!

Me arrebata la espada y sale corriendo, pasando encima del señor Valsir, quien tampoco logra detenerla.

-¡Debemos ayudarla! -Grito, sin saber en verdad qué hacer.

-¡No! No dejaré que ustedes salgan. Los más fuertes del pueblo se encargarán, por ahora solo deben esconderse.

Debí tener vigilada a Lora, no debí dejarla salir corriendo. Maldición, si algo le pasa...

-Papi...

-Silencio hija.

-¿No deberías ayudar? Eres el más...

-¡Tú y tus amigas son lo más importante para mí! Arrástrense hasta mi habitación, ahí podrán...

-¡Holaaaa...!

Una figura humana, envuelta en un manto negro, aparece de la nada en mitad de la sala.

-¡Aléjate! ¡Demonio maldito!

Antes de poder siquiera levantar un brazo, aquel demonio de abalanza sobre nosotras.

-¡Vani...!

Una oscuridad nos envuelve. No puedo ver nada. De pronto, oigo el sollozo de varias personas, golpes y gritos. ¿Acaso...? ¿Habré muerto otra vez?

-¡Yukio!

Siento el abrazo de Vania y la mano de Arlina tomar la mía. No, sigo con vida. Mis ojos se adaptan a la oscuridad y puedo distinguir a más personas. Algunos encienden fuego con sus manos, ahora lo veo, estamos en una cueva. Esa figura demoniaca aparece y desaparece trayendo consigo a más y más gente. El espacio se reduce. Abrazo a mis amigas, las acerco a mí lo más que puedo. Sé que yo no podría hacer nada, pero de esta forma intento tranquilizarlas. Arlina llora y aún entre los ruidos y murmullos, escucho la respiración nerviosa de Vania.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 31 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

YurisekaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora