2. 𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙚𝙡 𝙧𝙤𝙙𝙖𝙟𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙧𝙚𝙖𝙡𝙞𝙙𝙖𝙙

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Landon Sterling

Alguien llama a la puerta.
Sin muchas ganas, me levanto del sillón y me acerco a la puerta.

—¿Quién?—Pregunto antes de abrir.

—Estate listo en media hora, ha llamado tú chofer para venir a buscarte.

Resoplo.
Sinceramente, no me apetece grabar esta película. Para empezar, me han dicho que la chica que actuará conmigo es aprendiz, cosa que me echa para atrás.

Habrá que darla una oportunidad, supongo.
Aunque no me apetece. Prefiero trabajar con chicas más formadas, como Megan o Stella.

—Vale—Respondo de manera seca.

Voy al dormitorio y pienso en lo que me voy a poner.

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Después de coger lo primero que he pillado del armario, me pongo el reloj, cojo mi móvil, la tarjeta de la habitación y salgo.

Sin dar tan siquiera un paso, un niño viene corriendo hacia mi, con una sonrisa.

Ya sé lo que se viene.
Antes de que diga nada, le miro.

—Tengo prisa.

No dejo que responda y me voy hacia la calle.

Ahí, me está esperando Edward con su semblante serio.
Cualquiera diría que es buen chaval.
Pero ahí le tienes, sonriéndome nada más que me ve.

—Buenos días—Me dice.

Le doy una palmada en la espalda y me subo al coche.

—Pon algo de música, ¿no?—Digo.

Edward me mira y, sin decir nada, pone la radio.

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Edward justo había visto un sitio al lado de lo que me supongo que es el set del rodaje.

—Aria es maja, sé buena con ella—Dice, sin haberme hablado en todo el camino.

Frunzo el ceño.
Para empezar, no sé quién es esa, aunque me supongo que será la aprendiz.
Y lo segundo, ¿a que viene eso?

—¿A qué viene eso?—Pregunto esta vez en alto.

—Digo que no la trates mal—Pone marcha atrás el coche— Ya sabes que es nueva, no la agobies.

Pongo los ojos en blanco y Edward aparca del todo.

—Solo pido que no sea una niñata— Digo mientras me bajo del coche.

—Landon— Me advierte.

Edward es el único aparte de mi familia que se sabe mi nombre.
Sé que puedo confiar plenamente.
Gracias a él, soy uno de los mayores actores conocidos del momento.

—Que sí— Respondo de mala gana—, que me esforzaré.

—No me sirve con eso—Dice desde la ventanilla.

—¿No vienes?— Pregunto, cambiando de tema.

—Justo voy a recogerla, por eso te he dicho esto.—Asiento con la cabeza y al girarme para irme, oigo como vuelve a llamarme—. Pórtate bien, por favor.

Cállate, WalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora