10. 𝙏𝙤𝙙𝙖 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙

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Landon Sterling

Aria pasa detrás de mi y cierra la puerta al entrar. Después, se hace el silencio en la habitación.

Sus ojos evitan todo contacto visual conmigo aunque sé que quiere mirarme.
Mantengo la mirada en ella esperando que me mire de vuelta y lo hace.
Los tiene cristalinos, aguantándose las ganas de volver a llorar.

Quiero abrazarla, pero sé que si me acerco se va a ir.
Edward es un hijo de puta. No tendría que haber dicho eso delante de Aria.
Él no sabe nada de lo que pasa ahora mismo en mi vida. Si es cierto que nunca me ha gustado nadie, no hasta que la conocí a ella.

Vuelvo a mirarla y esta vez ya me estaba mirando. No sé si quiere romper el silencio o simplemente quedarnos callados, así que por mi parte no pienso decir nada.
Se sienta en la cama y me acerco a sentarme yo también lentamente. Aria me observa sin decir nada y decido sentarme al ver que no tiene intención de irse.

Se me va a salir el corazón del pecho. Solo quiero besarla y que todo lo que esté pasando por su cabeza se vaya.
Me acerco a ella pero se aparta desconfiada.
Trago saliva y desvío la mirada hacia el colchón.

—Aria—Me mira, todavía con esos ojos cristalinos que me duelen por dentro—. Todo lo que ha dicho Edward es...

—Verdad—Termina ella.

Asiento con la cabeza y eso es lo que hacía falta para que empiece a ponerse nerviosa.

—Pero tienes que escucharme—La miro detenidamente y ella hace lo mismo—, por favor.

—Vale—Dice, con la voz casi sin salir de su garganta.

—Nunca me había gustado nadie—Mi corazón vuelve a acelerarse al ver como Aria me está mirando—, no hasta que te conocí. No sabía lo que era estar pensando constantemente en alguien hasta que un día una imbécil me dijo que me había colado en su habitación de hotel—Sonríe levemente al ver que estoy hablando de ella—. El dibujo que te di lo hice a los tres días de conocerte. Fui a esa obra aburrida de poesías solo por...

—La poesía no es aburrida—Me interrumpe, fingiendo molestia—, solo tienes que saber entenderla.

Se acerca un poco más a mi y dejo que lo haga.

—Lo siento—Digo. Aria hace un gesto de indiferencia y se queda callada a la espera de que siga hablando—. Me puse una canción durante diez minutos seguidos pensando en ti. Dime que más pruebas quieres para saber que estoy colado por ti Walker.

—No se me olvida que eres actor—Dice.

—¿Estás pensando que todo esto es actuado?—Aria levanta los hombros y no dice nada más. Me acerco a ella y sin decir nada más poso mis labios con los suyos. Me separo y la miro—¿Esto te parece actuación?

Aria ahora es la que me coge de la nuca para acercarme a ella. Dejo que lo haga y me separo de ella para empujarla lentamente a la cama. Después, vuelvo a juntar mis labios con los suyos, esta vez con más ansia.
Aria mete las manos por dentro de mi camiseta y al instante noto como un escalofrío me sube por la espalda.
Me agarra la camiseta y dejo que me la quite.
Acto seguido, la quito yo también la suya y me doy cuenta de que nunca la había visto sin ella.

Mis ojos se posan en su cuerpo y no me da tiempo a mirar más porque vuelve a juntar sus labios con los míos. Me separo de su boca y me acerco a su cuello. Dejo unos cuantos besos en él hasta estar a leves centímetros de su oreja.

Cállate, WalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora