Solo fué un momento en que se conocieron, dijo su nombre y presentó a su leal amigo y pokémon, le salvó la vida y eso fué suficiente para que tuviera especial interés en él.
Él continuó con su viaje, pero nunca dejó de observarlo, cada momento, cada...
Arceus estaba recorriendo la región, quiso dar un paseo por las praderas de la región, como siempre era seguido por varios Pokémon que le reconocían como su dios y como el ser más hermoso al que podrían servir.
Entre ese séquito improvisado que lo seguía también estaba una de sus hijas Shaymin, no estaba en su forma cielo, por lo que Arceus la estaba cargando sobre su cabeza, no le molestaba, su hija es pequeña, no podría seguirle el paso si fuera por cuenta propia.
Repentinamente una suave melodía llegó a los oídos de ambos Pokémon Míticos, no era bastante agradable de escuchar, no tanto como una melodía de Meloetta pero si era muy superior al cantar de cualquier otro Pokémon y a su vez notaban que era producto de algo artificial, no era un sonido que pudiera hacer un Pokémon como Kricketot.
Arceus usó su poder para desaparecer junto a su hija, ocultarse a la vista y ocultar su presencia, los Pokémon que los seguían obviamente se entristecieron y entraron en depresión cuando su deidad se fue, pero eso a Arceus no le importaba, quería saber el origen de esa melodía y no quería asustar a quien sea que lo estuviera produciendo.
En lo alto de una colina, una chica estaba contemplando los paisajes sin explorar de Hisui mientras en sus manos tenía un extraño instrumento con el que producía esa melodía, la chica estaba explorando el lugar y le encantó tanto la vista que le fue inevitable llenarse de inspiración y empezar a producir dicha melodía que sin saberlo atrajo la atención del Dios Pokémon.
-Nunca vi a un humano crear un sonido maravilloso y relajante por partes iguales- la chica se sobresaltó bastante por esa voz que vino detrás suyo.
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Al voltear asustada junto a su compañero Pokémon ambos quedaron confundidos porque no veían nada más que praderas y bosque lejanos.
Pero nuevamente se sobresaltó cuando Arceus decidió mostrarse ante ella junto a su hija, ambos estaban curioso con ella, así que se presentaron, no veían lo malo de no seguir ocultándose pues ya sabían quién llamó su atención y no había motivos para seguir ocultos.
La cara de sorpresa de la chica lo decía todo, nunca se imaginó que el mismo dios Pokémon se presentara ante ella atraído por una canción que se le ocurrió crear con la flauta que ella misma fabricó.
-Puedes volver a hacer esa melodía? - pide Arceus, no conoce mucho a los humanos y solo tiene entendido que ellos hacen caso a algo cuando es una petición de un igual, no una orden de un superior.
-Eh? - la chica estaba más confundida todavía le costaba un poco procesar la escena y la orden disimulada que le había hecho.
-Humana, ¿puedes recrear esa melodía? A mi hija y a mi nos encantó escucharlo – Arceus llama a la chica para que reaccione y acate lo que le ha ordenado.
La chica aún estaba tratando de reaccionar por lo que su compañero, Zorua, le dio un pequeño placaje para que por fin se moviera e inmediatamente empezará a tocar su flauta.
