Tres: Un taxi al Campamento Mestizo.

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La chica se encargó de buscar un taxi que aceptara llevarlos al medio de la nada aún con toda la ropa mojada. Alej bajó la ventana del asiento de atrás para sentir el viento, aunque frío, secándole la ropa.

—¿Por qué estamos vivos? —la pregunta salió de los labios de Alej como vomito. Hacia rato quería preguntar—. ¿Por qué la serpiente se fue? Pudo habernos matado allí mismo. Pero se fue a quien sabe dónde. ¿Fue tu daga?

La chica torció la mirada en un gesto de desagrado.

—No fue por mi daga soquete. Dudo que esa cosa le tenga el más mínimo miedo a una daga. 

—¿Entonces por qué?

—Por Apolo. Su luz hizo que la oscuridad no pudiera mantenerse por más tiempo.

—¿Apolo? ¿Apolo Apolo? ¿El dios Apolo?

—¿Cuantos dioses griegos llamados Apolo conoces? Obvio que ese dios Apolo. Él tiene dominio sobre la luz del sol. Y logra mantener la plaga de oscuridad a raya. Nos salvamos por eso. Porque se dio cuenta de lo que estaba pasando y usó su luz para dispar.

—¿Que es la plaga de oscuridad? ¿Y qué tiene que ver conmigo?

La chica volvió a suspirar. 

—Quirón te lo explicará mejor. Solo cállate hasta llegar. 

—No —respondió con fuerza—. Si voy a seguir el camino que me pongas, entonces quiero saber que es todo esto. No tengo idea ni de quién eres. Ni si quiera me dijiste tu nombre y de repente nos ataca una serpiente gigante y horrenda. No me podías que me calle y espere. Porque si vuelves a hacerlo, te juro que salto de este auto y encontraré una forma de llegar yo solo —puso la mano sobre la manilla de la puerta, a lo que el conductor respondió bajando todos los seguros del auto.

—Mejor cuéntale o se nos lanza el muchacho —dijo el taxista.

—Me llamo Kelly. Soy algo así como una guardiana, aunque no me aceptan todavía en el consejo. Mi presencia les da nauseas.

—¿Qué consejo?

—Vamos por partes. La plaga de la oscuridad es algo reciente. Cada cierto tiempo, una nube de oscuridad ataca a los semidioses como tú. Pero lo peor de todo, es que no hay señales del Olimpo. Nadie allá arriba responde y la puerta está sellada. Quirón, el entrenador de héroes, está preparando una misión para averiguar que pasó en el Olimpo. 

—¿Y quien está haciendo todo esto?

—¿Conoces algo sobre mitología griega?

Alej asintió. Repasó los nombres en su mente. Fue descartando dioses hasta dar con lo más cercano. 

—¿Nix?

Kelly asintió. 

—Eso es lo que creemos. Pero no podemos atacar a nadie sin pruebas. Por eso me enviaron a buscarte. Debes llegar al Campamento para entrenarte. Cuando Quirón decida, podremos partir a la misión —miró un rato hacia la ventana—. Es aquí.

El auto se detuvo y ambos se bajaron. Alej no sintió el auto irse. Solo tenía ojos para el árbol que estaba en la punta de una colina. Empezaron a caminar chorreando agua de los pantalones. Los nervios le llenaban más la cabeza a cada paso más cercano a la punta de la colina. 

—¿Hay más chicos como nosotros allí? —Alej se detuvo. Jamás había sido bueno para socializar. Chicos y chicas lo consideraban guapo. Pero jamás había sido muy sociable. Su belleza siempre era opacada por su oscuridad. Las sombras eran su lugar seguro. 

—Como tú, un montón. Como yo... no lo creo.

—Déjame adivinar, ¿eres única y diferente?

Kelly se sonrojó.

—Te sorprenderías.

Cuando llegaron a la cima, no había nada más allá. Solo el mar a una muy buena distancia. 

—No hay nada aquí.

Kelly le dedicó una sonrisa cómplice.

—Es que necesitas avanzar.

Dio dos pasos y desapareció. Alej se estremeció. Ahora estaba solo en medio de la nada. Respiró hondo y dio dos pasos con los ojos cerrados. Cuando los abrió, un complejo de varias estructuras se alzaba ante él. Había chicos y chicas corriendo de un lado a otro. Kelly ya bajaba la colina, pasando cerca de la gigantesca Atenas Pártenos

Todo era una obra de arte. Aunque intimidante. De verdad daba algo de miedo. Pero no se detuvo más. Se obligó a seguir avanzando.

El héroe del HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora