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El deber de la heredera

aemma's perspective

Había algo que aprendí estos tres últimos años después de la Danza, los Siete Reinos no volverían a ser iguales desde entonces. La traición y n bbc desconfianza que había entre los señores que apoyaron la causa de mi madre y la que apoyaron la causa de mi tía era notoria. Su majestad, mi madre, la Reina Alyssane I Targaryen no intentaba si quería reponer la posible confianza que pudiera tener con esas casas. Aunque era comprensible, la traicionaron cuando la verdadera prueba vino. En el momento de necesidad antepusieron sus deseos y convicciones personales ante la seguridad y paz del Reino. No había ni un Stark, Velaryon o cualquier otro señor de las casas que le juraron lealtad a la princesa Rhaenyra en el Consejo, ellos perdieron aquel privilegio.

Debía de aprender sobre estos tema si iba a suceder a mi madre y ser una buena reina tras ella.

Al recibir hace cuatro casi cinco años la trágica noticia de sus muertes, Baelon y Visenya, tuve que aprender a la fuerza que ahora la responsabilidad que ellos tenían recaía solamente sobre mí y nadie más. El deber de ser quien llevase a más el legado de mi madre, quien la honrase ante las futuras generaciones que viniesen. Ellos eran mi ejemplo a seguir además de mi madre.

—Hay un asunto que creería de mayor importancia que se empezase a comentar al menos.—dijo el consorte de mi madre, Rhaegar Targaryen. Mi madre dio una mirada de aprobación para que continuase. Lo miraba expectante, no sabiendo que tenía que decir Rhaegar.—Ahora que la joven princesa cumplirá los dieciséis años de edad, deberíamos de empezar a buscarle el esposo más adecuado.

—El príncipe consorte tiene todo la razón, no hay porque de esperar a tomar la decisión.—apoyó la idea el Gran Maestre.

—Incluso, mi primogénito sería una muy buena opción.—dijo el Consejero de la Moneda, Jason Lannister.

—¿Está diciéndome Lord Lannister que su simple primogénito, el cual perdió el último torneo, es digno de mi mano?—alce la voz. No me gustaban cuando los adultos empezasen a hablar sobre mí y no me incluyesen en la conversación. Menos aún cuando consideraban desposarme a Tyren Lannister, el desgraciado como lo llamábamos las doncellas. Ya que no había ganado ni un torneo y tenía el gusto de pasarse su tiempo en la Calle de la Seda.—Su hijo, Tyren, sería en todo caso el menos indicado. Preferiría casarme con Brandon Stark que con Tyren Lannister.

Mi declaración quizás fue algo atrevido, pero enserio no quería casarme con un Lannister como Tyren. Si podía poner algo de opinión en cuanto a quien me casaba, haría todo lo posible para que fuera alguien que yo eligiera. Viendo cómo terminó todas las relaciones que tuvieron mis hermanos mayores. Visenya por una parte, fue algo complicado con el bastardo del Norte y todo lo que sucedió con ella hizo que desconfiáramos de los norteños; además luego ese pequeño amorío con Jacaerys Velaryon. Baelon disfrutaba de pasar tiempo con mujeres poco honorables y agraciadas, aunque lo hacía tan abiertamente como otros hombres.

—Su majestad, deseo tener la misma oportunidad que mi abuelo, el fallecido Rey Viserys, que en paz descanse, le dio a usted para encontrar a mi futuro esposo.—hable con seguridad, ya que sabía que si no lo hacía, no se me tomaría enserio.—Creo que es lo único justo que se podría hacer dado a todas las circunstancias pasadas.

—Muy bien, tendrás la misma oportunidad que yo tuve en mi día.—dijo mi madre moviendo la bola de cristal.—Confío en que Lord Royce Baratheon estará más que encantado de tener a la Heredera del Trono de Hierro bajo su techo, al igual que uno de los príncipes del reino.

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora