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Esta vez Renjun había salido un poco antes de clase, así que decidió que en vez de esperar al bus iría a la parada anterior. Le daba tiempo.
Caminó en silencio, después de despedirse de Chenle, comenzando a ver la parada de lejos. Su instituto quedaba en medio de ambas, pero él siempre prefirió ir a la segunda ya que era por el lado por el que Chenle se iba a su casa.
Al llegar a la parada, se sentó en uno de los asientos vacíos que había sin evitar pensar en dónde estaba aquel chico que le había arrebatado su lugar en el autobús.
Esperó a su llegada, pero al parecer no llegaría, ya que el bus ya estaba ahí.
Se subió, viendo como el asiento final estaba vacío, por lo que se dirigió hacia ahí. Se sentó en su sitio habitual, sintiendo la familiaridad del lugar y dejando su mochila a su lado, para que nadie la ocupara.
Miró a través de la ventana cuando el autobús empezó a ponerse en marcha, viendo así a "Park Jisung" corriendo para alcanzarlo.
—¡Espere! Hay un chico a punto de llegar.
El hombre del autobús, quien había escuchado las palabras de su cliente habitual, asintió, parando el transporte para dejar al otro chico entrar.
Jisung, sudoroso y jadeando, pasó su tarjeta y le dió las gracias al hombre mayor, dispuesto a ir a sentarse a su alejado sitio.
Se quedó en medio del pasillo, sorprendido de que ese lugar ya estuviera ocupado. ¿Renjun no montaba siempre en la segunda parada? Se ajustó el uniforme, dirigiéndose hacia el final del autobús para sentarse en el penúltimo asiento, justo delante del chico que le salvó de quedarse ahí media hora esperando al siguiente autobús.
—Gracias por pararlo.
Renjun, quien había estado mirándole "disimuladamente", sonrió.
—No hay de qué, ¿quieres que te dé tu sitio? No tengo problema en...
—No importa, gracias.
Park no volvió a hablar en todo el trayecto, y Renjun tampoco intentó dirigirle la palabra.
A pesar de su curiosidad por hablar con el callado chico, seguían siendo desconocidos.
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