EP.18

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La vida puede terminar en un instante.

Tanto para un humano como para un ser de las estrellas.

No tenemos idea de lo que nos depara el destino para nuestro futuro.

No sabemos todo lo que tendremos que sufrir, o el peso que vamos a cargar en nuestros hombros.

Y algunas veces, el peso que cargamos es demasiado para lo que podemos resistir... No obstante, hay algunas personas que pueden ocultar muy bien su sufrimiento, y, cuando nos damos cuenta del tamaño de su carga, ya es demasiado tarde para ayudarlas.

Eso fue lo que aprendió Jisung cuando presenció la muerte de su mejor amigo.

Habían pasado cuatro días desde su muerte, y el príncipe exiliado sólo quería estar acostado en su cama sin hacer nada, sin embargo, no podía hacer eso, tenía que estar ayudando a su padre con los preparativos para el funeral del oráculo y también tenía que hacer los deberes reales de su hermano, ya que éste se había sumergido en una profunda tristeza, en las grandes paredes de su habitación.

El funeral de Jeongin fue algo realmente sencillo, nada despampanante, justo como él era; sólo había asistido su familia y la familia real. La conmemoración consistió en decorar el salón privado del palacio con telas de seda blancas, doradas y amarillas —simbolizando los colores de la estrella del Alba—, en el centro se dibujaba con tiza de nube la constelación del difunto —Jeongin—, alrededor de la constelación, se ponía en un círculo varios ejemplares de la flor favorita de ese ser de las estrellas, en este caso, la flor favorita de Jeongin era una que se podía encontrar tanto en el mundo mortal como en el Reino Místico; el lirio blanco, ya que para Jeongin significaba estar en paz con él mismo, mientras que todos los presentes debían estar sentados en posición de loto con los ojos cerrados, a su vez que pensaban en todos los maravillosos momentos que pasaron junto a él y deseándole que en su próxima reencarnación tenga una mejor vida que la anterior.



۞۞۞



Han estaba en su habitación revisando peticiones del reino humano del que se encargaba Hyunjin. Se dio cuenta que su hermano era muy venerado, ya que llegaban y llegaban peticiones cada cinco minutos, sentía que en cualquier momento iba a colapsar. Soltó la pluma dejándola a un lado, dejó caer su cabeza con cierta rudeza al escritorio y suspiró cansado.

Minho estaba ayudándolo con la tarea, él se encontraba al otro extremo de la habitación, así que se dirigió a dónde estaba su querido ser para darle un pequeño masaje en los hombros.

—Oh— soltó al notar la increíble tensión en los hombros del príncipe —No sabía que alguien tan despreocupado cómo tú pudiera tener los hombros hechos piedra— bromeó.

Jisung dejó ir un quejido muy ruidoso — ¡Ya no quiero hacer esto! Es muy aburrido y agobiante—.

—Tienes que hacerlo, Hannie, la molestia real está indispuesto en estos momentos.

—Yo sólo quería ayudarte a recuperar a tus gatos— resopló —No pensé que iba a estar sentado en un escritorio haciendo el trabajo de un príncipe—.

—Cariño... eres un príncipe— le recordó.

—No, no lo soy.

—Naciste y pasaste tu infancia aquí— agregó el humano —Tu nacimiento está inmortalizado en los ventanales de este lugar—.

—Sólo viví aquí diez años, no lo disfruté— el tono de su voz era melancólico.

Al escuchar el tono de su voz, Minho mostró en su rostro una sonrisa casi imperceptible, y envolvió en sus brazos a Jisung, dándole a entender que no estaba solo.

Han se irguió y se dejó caer en el pecho de su amado.

—Honnie... Extraño mucho a Innie.

El chico humano no sabía bien que decir, nunca supo cómo actuar en estas situaciones, pero debía hacerlo, su Hannie necesitaba apoyo, así que, comentó: —Él ahora está mejor... Su alma está en paz, y tienes que estar feliz por eso... Jeongin cargaba mucho peso en sus hombros, más de lo que podía soportar...

De pronto, sintió como la camisa blanca que estaba usando comenzaba a sentirse húmeda y empezaba a transparentarse, sabía que el príncipe estaba llorando, le dolía ver a su ser de las estrellas favorito de esa manera, sin embargo, lo único que podía hacer era consolarlo y hacerle saber que siempre estaría ahí, junto a él.



۞۞۞



Un llamado a la puerta hizo despertar de su sueño al príncipe de cabellos dorados.

— ¿Quién es? — preguntó adormilado y sin ganas desde su cama.

Unos cabellos azabaches se asomaron desde la puerta, era Jisung que veía a su hermano con una gran sonrisa, Hyunjin dibujó en su rostro una ligera sonrisa al ver a su hermanito.

— ¿Puedo pasar? Tengo algo para ti.

—Sólo si tienes otro litro de helado de moras azules— mostró un bote de vidrio vacío, aún se veían restos de helado azul.

Jisung rodó los ojos divertido y mostró un bote de vidrio lleno de helado

Al ver el alimento, el príncipe mayor se sentó en la cama poco a poco mientras decía: —Adelante, tienes toda mi atención.

Así pues, Han se adentró en los aposentos de su hermano cerrando la puerta, al instante se acercó a la cama de su hermano y se sentó a su lado.

— ¿Y mi helado?

El príncipe menor le mostró el bote de vidrio, cuando estaba a punto de dárselo, lo escondió rápidamente en su espalda, mientras reía divertido. No obstante, al príncipe Hyunjin no se lo tomó con gracia.

— ¿Qué haces, Jisung?— entrecerró los ojos.

— ¡Espera! — Puso su mano izquierda en frente de ellos —Antes quiero darte otra cosa— una gran sonrisa se esbozó en sus labios.

— ¿Qué es? — arqueó una ceja confundido.

Han sacó una delgada cadena de oro mientras sonreía, Hyunjin aún estaba confundido.

— ¿Tienes la estrellita de Innie? — preguntó el hermanito del príncipe de cabellos dorados con un tono tranquilo.

El hermano mayor hizo una mueca de dolor, pero hizo caso al menor, y le pasó la pequeña estrella que se encontraba en un lado de la cama, de inmediato, Jisung la tomó con mucho cuidado mientras mantenía su ligera sonrisa.

— ¿Qué piensas hacer, Sunggie?

El chico menor no dijo nada, simplemente sacó una aguja y un encendedor, haciendo pasar el objeto punzante por las llamas, después, apagó el encendedor y tomó la estrella, haciendo que la aguja pasara por una de las puntas, dejando así un pequeño agujero, por donde insertó la cadena de oro.

—Pensé que sería buena idea que tuvieras siempre junto a ti el recuerdo de Innie.

—Sunggie...— las lágrimas del príncipe de cabellos dorados se hicieron presentes.

—Te voy a poner el collar, date la vuelta y recógete el cabello, por favor.

Así pues, Hyunjin acató las órdenes de su hermano.

— ¿Sabes? Innie siempre te amó... Fuiste su primer gran amor, y sé que también fuiste uno de los motivos de sus sonrisas... Por algo, al morir, te dejó un pedacito de su alma, para que siempre lo recordaras con una sonrisa — comentó Han con cierta serenidad, mientras ponía en el cuello de su hermano, el collar recién hecho.

El chico de cabellos dorados no dijo nada, simplemente escuchó con una triste sonrisa y sus ojos llenos de lágrimas, el discurso de Jisung, un discurso que hacía pegar las piezas de su corazón roto. 

El chico de las constelaciones  - [MinSung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora