Capítulo 12. F*ck my life.

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Las lágrimas llenan mis ojos en mi camino casa, quiero seguir llorando

Todo lo que quiero es volver a encontrar a mi "yo" que ha desaparecido

Los héroes que veía de niña en películas animadas, ¿por qué no puedo ser como ellos?

¿Alguien podría cambiar su corazón por el mío por tan solo un día?

[...]

Entró al bar del centro de la ciudad. Un lugar tan barato como horrible. Y al abrir la puerta, no solo la golpeó el humo del tabaco encerrado y la música estridente, si no también múltiples silbidos de tipos asquerosos que ya no se encontraban en sus cinco sentidos.

Con asco e incomodidad se acercó al mostrador y el bartender la miró casi con lástima.

No era la primera vez que la veía ahí.

El muchacho, más o menos su edad se estaba disculpando por algo que obviamente, no estuvo dentro de su control.

El chico sonrió triste y señaló la salida trasera al bar, por donde suponía, sacaban la basura.

Asintió y se dirigió ahí.

Abrió la puerta y la recibió la oscuridad, el olor a basura y vómito.

El sonido de la música ya se encontraba opacada, apenas la escuchaba.

Y justo entre dos contenedores cuadrados de basura lo vio y su corazón se rompió:

Sí, los últimos años había sido un pésimo padre para ella, pero eso no quitaba que fuese una de las personas que le dio la vida; su sangre y como tal, dolía.

Se acercó y se puso en cuclillas frente al hombre, que tenía el rostro golpeado.

Su padre comenzó a llorar en el momento que la vio:

—Mi vida... estás aquí.

[...]

Enid recordaba vagamente una frase que Alan, un chico latino que pertenecía al círculo de amistades de su hermano, siempre decía: "Dios aprieta, pero no ahorca". A Enid le causaba muchísima gracia porque se imaginaba la situación bastante literal. Después, le encontró un poco de sentido, y justo ahora, era como el diálogo perteneciente a una comedia negra, bastante llena de sátira. Porque sentía que Dios no sólo la estaba ahorcando, la estaba pateando, pisando y escupiendo en el piso.

Enid no sabía si era mercurio retrógrado o alguna estupidez así... pero definitivamente las estrellas y el universo o lo que sea, no estaban de su lado esta vez, en realidad, nunca lo estuvieron.

Había escuchado por ahí el concepto del karma en algún anime que vio con Ajax, que decía que, si alguien estaba siendo feliz en algún lugar del universo, alguien, en otro lugar, tenía que ser miserable para conservar dicha balanza... Enid creía que alguien, en alguna parte del planeta acababa de cumplir todos sus sueños y de paso se había sacado la lotería y por consecuencia, todo en su vida se estaba yendo a la mierda para conservar el equilibrio.

Rio por lo bajo.

Eso no era posible, sólo eran estúpidas suposiciones, intentos pobres para justificar su desdicha.

No tenía dinero, no tenía trabajo, no se atrevía a volver a su casa, ni tampoco a pisar la escuela después de lo que había sucedido con Addams.

Ya no podría escuchar la voz de su hermano...

Spider-Enid. [Merlina & Enid] [WENCLAIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora