Abrí los ojos y sentí las mejillas humedecidas. Aún no podía creer lo que había visto. Me preguntaba si realmente era el futuro que le esperaba.
—¡Selene!
Reaccioné al escuchar el grito de desesperación de mi padre. Estaba tratando de quitar las velas pero Gideon no se lo permitía.
Cuándo vio que ya estaba consciente, soltó a mi padre, él enseguida quitó un par, rompiendo el círculo y abrazándome.
—¿Estás bien, mi amor?
Pude ver como Kylian bufaba, demostrando, otra vez, su poca tolerancia hacia nosotros. ¿Es que no lo conmovía nada?
—Sí.—mi voz se quebró y tuve que aclarar la garganta—Tuve una visión en la que Kylian arruinaba mi vestimenta mientras viajábamos en busca de algo.
Él chico volvió a sonreír se forma burlona. Comenzaba a caerme mal.
Mi padre me lanzó una mirada de extrañeza, pero no dijo nada, siguió abrazándome.
—También vi a un ejército y a un hombre guiándolos, iban hacía nosotros.
Mi padre y los concejales se vieron entre ellos preocupados pero no dijeron nada.
—¿Que viste tú, muchacho?—preguntó Guideon.
—Yo les dije que prefería usar mi magia. No vi nada. ¿Creen que no sé lo que son los supuestos inciensos?—me miró a los ojos y continuó—Tu querido padre te drogó.
—Basta.—mi padre dejó de abrazarme y se paro enfrente de él—He tenido consideraciones contigo porque respeto la opinión de cada uno de mis súbditos en cuanto a mi administración, pero no dejo de ser tu rey y no voy a tolerar más faltas de respeto, mucho menos hacía mi hija.
Nadie dijo nada y Kylian se limitó a soltar un resoplido.
Lo vi cerrar los ojos y acariciar el puente de su nariz.
—Vayan los dos a comer algo antes de que el efecto de los inciensos los deje mareados.
Me levanté del suelo con ayuda de mi padre, me abrazó por última vez antes de que saliera de la Sala de Juntas. Sentí a Kylian venir detrás de mi.
Yo seguía afectada por la visión, una parte de mí, tenía ganas de abrazarlo y decirle que no haga algo tonto en quien sabe cuando. Pero sabía que el muchacho que estaba ahí ahora, no era el mismo que to había visto morir.
La otra parte me recriminaba porque no me había puesto a pensar a ningún momento quien era el tipo que dirigía el ejercito. Y por preocuparme de un tipo que claramente me odiaba.
Él me siguó hasta la cocina, donde me senté y le dije a una de las sirvientas que me trajera un vaso con agua fresca. Comer se me hizo imposible en ese momento.
Kylian volvió a resoplar y se sentó al lado mío.
—Disculpa, Vania.—dijo, yo voltee a verlo preguntándome como es que sabía el nombre de aquella sirvienta—¿Podrías, por favor, traerme un vaso con agua?
Luego me observó fijamente, otra vez, poniendo una sonrisa burlona. Comenzaba a cansarme y cualquier pizca de empatía que pude haber sentido se fue.
—Te ordeno que dejes de mirarme, me perturbas.
—¿Solo sabes hacer eso, verdad? Ordenar. No tienes educación alguna.
—No soy yo quien viene a casa de otra persona a ofenderla por todo lo que hace. Además, es de mala educaciòn mirar fijamente a alguien.
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Esencia de Dragón
FantasyEn Dracoria, donde dragones surcan los cielos y la magia danza en cada parte, Selene, princesa de la región, y Kylian, un experto en magia de sombras, se ven entrelazados por un destino épico. Cuando el oscuro hechicero Varian amenaza con sumir el r...