Capítulo 01

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Me vi en el espejo, mi expresión era de miedo, ojos muy abiertos, mirada perdida y piel pálida. Me obligué a sonreír y me pellizque los cachetes. Una futura soberana debe mostrarse serena, sabia y valiente frente a la gente que gobernará.

Hace un par de horas había comenzado a escuchar llegar a los invitados y a las personas del reino, venían de toda Dracoria al corazón de la región, Estelaria. El castillo estaba tan hermoso como siempre, con sus paredes exteriores con detalles esculpidos que simulaban constelaciones y planetas.

La ceremonia de los Cristales de Convergencia se daría en el Salón de las Estrellas, su nombre se debía a la cúpula estelar de vidrio que permitía ver el cielo estrellado.

Escuché la puerta para abrirse dándome un susto.

—Princesa Selene, disculpe la interrupción, su padre me dijo que le avise que ya es hora de que vaya al Salón.

—Dame un segundo, por favor.—voltee al espejo, practicando mi sonrisa otra vez, tratando de mantener los músculos se mi cara de esa forma.

Rendida, sabiendo que no iba a funcionar, tomé la tiara que descansaba en el tocador y la coloqué en mi cabeza.

Estaba nerviosa.

Cuando llegué a las puertas del Salón el primero en verme fue mi padre.

—Estás preciosa Sel, pero estarías más bonita si no tuvieses cara de que viste al fantasma del castillo.—dijo apenas llegué a las puertas del salón.

Supuse que estaban esperando a que llegase para anunciarnos.

—Estoy tratando de cambiar mi cara de susto, pero no puedo, nunca he podido llevarme bien con un dragón. ¿Qué sucede si no lo consigo hoy? ¿Qué clase de reina sería sin poder hacerlo?

—Una maravillosa reina, los reyes no necesitan dragones, antiguamente se utilizaban solo para guerras, tienes de ejemplo a tu bisabuelo...

—Si, papá, él perdió su dragón en la Gran Guerra, ya a pesar de eso, siguió con su vida perfectamente hasta que murió feliz sabiendo que ganó, lo sé.

—A lo que quería llegar es que, los dragones no son para tenerlos encerrados en un establo, son seres salvajes que deciden quedarse con nosotros....

Mientras fingía escuchar el discurso que me sabía de memoria, mi mamá tomaba mi mano apretándola en señal de cariño, estaba por decir algo, pero escuchamos a un guardia decir nuestros nombres, por lo que nos preparamos para entrar.

—Con ustedes, sus majestades el Rey Alistar, la Reina Elara y la Princesa Selene, la familia real de Dracoria.

Las gigantescas puertas del Salón se abrieron y pude ver a las cientos se familias aristocráticas hablando entre ellos y, luego, haciendo silencio por nuestra presencia, o para ser más específica la de mi imponente padre, algunos vestidos de forma pomposa y otros de forma más sencilla.

—Queridos Dracorianos, nos hemos reunido está noche para una ocasión que se presenta una vez cada siglo: La Noche de la Convergencia. Bajo la bóveda estrellada, nuestros destinos se entrelazan con las fuerzas místicas que gobiernan nuestro reino.—los sirvientes nos ofrecen copas de vino, mi padre alzó la suya y continuó con su discurso—Abracemos la magia que nos conecta como nación y forjemos un destino que inspirar a las generaciones venideras. ¡Por Dracoria, por la magia y por el futuro!

Todos los presentes aplaudieron.

Siguieron bailando y bebiendo en el Salón. Mis padres y yo caminamos, saludando y deseando una buena noche.

Habían aristocráticos que no conocía, otros que sí, por ejemplo, las familias del Concejo, los miembros habían gobernado junto a mi padre desde que se posicionó como rey. Había convivido con ellos desde que era una niña.

Esencia de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora