Castigados.
No se podía esperar otra decisión considerando el nivel de exigencia de parte de los directivos hacia sus alumnos. La gran institución debía mantener su prestigio pase lo que pase, y a pesar de que está vez, se tratase ni más ni menos que dos alumnos de familias importantes y poderosas, no podían actuar de otra manera.
Beomgyu se encontraba mirando fijamente sus pies cuando el sonido de la puerta rompió con el silencio al que se había acostumbrado durante esas dos horas. Al levantar la vista se encontró con las tres personas a las que menos quería ver en ese momento.
La directora Choi había llegado esa misma mañana, acompañada, por su puesto, de los dos hombres que lo miraban con el ceño fruncido, esperando algún tipo de explicación que era inútil dar.
El pelinegro rompió con el contacto visual antes de sentirse aún peor. El dolor se había intensificado en su rostro y torso, lo único que le era gratificante en ese instante, era el hecho de saber que Yeonjun se encontraba en condiciones aún peores.
Maldito castaño.
— Tu rostro— murmuró uno de sus padres pasando suavemente los dedos por la zona afectada, mirándolo con seriedad en cuánto el contacto reflejó la magnitud de los golpes— ¿Hay algo más que se pueda hacer?
— Nada, señor Kim, tendrán que quedarse unos días en el instituto hasta que cumplan el castigo, si no lo logran hasta los exámenes de final de año, no podrán rendirlos.
— Debe haber otra manera—
— No hay nada más que decir, lo lamento, pero no podemos permitir este tipo de actuaciones y mucho menos, ignorarlas.
Nada más que decir.
Y así fue.
No hubo manera de llegar a un acuerdo, aún cuando la profesión de sus padres los había llevado a tener un amplio conocimiento el el arte de convencer a las personas a su favor.
Sobraba decir que no podían completar el viaje académico, así como tampoco el trabajo anterior, lo cual significaba una futura asignatura desaprobada, y por ende, la destrucción absoluta de lo que había construido durante todo ese tiempo.
El silencio reinó durante todo el camino a su casa, le habían dado dos días para recuperarse y empacar lo más necesario para retomar las clases ya como estudiante residente e instalado en el edificio. Apretó los puños con fuerza al sentir la impotencia acumulada.
Los exámenes.
Los más importantes para cualquier alumno promedio interesado en su vida académica, los más difíciles y para los que más se preparaba. La probabilidad de que no pudiera rendirlos a causa de ese castaño idiota, lo estaba volviendo loco, completamente loco.
Miró a ambos hombres mientras se adentraban en la sala de estar sin decir una palabra. Uno de ellos tomó un vaso de agua, pareciendo completamente indiferente al hecho vergonzoso de haber tenido que presentarse allí sólo porque su hijo había olvidado cómo debía comportarse a su edad. El contrario, se dejó caer sobre el sillón elegante y cerró los ojos hasta parecer dormido.
El pelinegro apretó los dientes sintiendo como todo su interior se mezclaba con las sensaciones más molestas existentes. Las cosas no podían estar peor.
— ¿Se quedarán en silencio?— soltó pareciendo aún más molesto de lo que ya estaba. Ambos hombres lo miraron con tranquilidad— ¿Acaso no dirán absolutamente nada?
— Beomgyu...—
— Golpeé a alguien, me comporté como un niño inmaduro incapaz de contener sus impulsos, los orille a presentarse allí por mi mal comportamiento y simplemente ¿Ignorarán todo?
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COLD EYES // Yeongyu
RomanceBeomgyu jamás imaginó tener un novio y menos uno falso. Sin embargo, Yeonjun, el chico más irritante de su clase, lo envuelve en una mentira que logrará acabar con todo lo que ambos creían ser. Detrás de todos los problemas que conlleva el final de...