CAPITULO 1: Marica lo logre

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Bogotá / Colombia

Camila

Mi pelo revolotea contra el viento, a pesar de no sentirlo en la cara, percibo como corrientes de aire corren por mi cuerpo haciéndome sentir viva y con la adrenalina al tope.

Mi moto y yo, una sola sensación, una sola energía.

Puede que suene ridículo si, pero cuando te apegas mucho a algo es dificil pensar que es algo más cuando han compartido tanto.

Recorro las calles a toda velocidad -intentando no pasar del limite ya que no quiero una sanción- escuchando el rugir de la moto cada que acelero y pasando rápido los semáforos antes de que indiquen el pare, a veces mi mente se toma bastante enserio eso de "vivir la vida al máximo."

Después de dar mi ultimo recorrido a la ciudad llego a mi casa a las cinco de la tarde, me quito el casco y sacudo la cabeza, mi pelo moviéndose a mi compas y por último cayéndome en mi espalda y hombros. Alzo mi cara al atardecer ya asomándose, vuelvo mi cara a la moto sacando las llaves y bajándome de esta, en ese momento mi mamá sale de la casa.

– Amor mío, casi no llegas – mi mamá, Lady Jiménez, sale con una sonrisa en la cara, con los brazos extendidos me dirijo hacia ella y antes de que pueda decir algo me abraza muy fuerte, sonrió y recibo el gesto de igual manera.

– Hola mami.

Me separo de ella y la miro. Para estar en su "quinto escalón" como ella le dice no lo demuestra, mi mamá con sus ojos avellana, su pelo y su figura parece más joven que yo, además de que tiene más energía para vivir que yo.

– China hijuemadre ¿porque se demoró? Sabe que no me gusta que llegue tan tarde, además hay un señor adentro que te está preguntando para esa vaina de la beca...– no la dejo continuar porque sé que seguiría hablando quien sabe hasta cuando, además que necesito ir a ver lo de la beca así que amablemente le doy un beso en el cachete y entro rápido.

En la sala esta el señor sentado en uno de los sillones tomando tinto, café negro más exactamente, cuando me ve entrar me da un asentimiento de cabeza leve y un saludo amigable.

– Perdón, no sabia que iba a venir, si no créame, hubiera estado mas puntual y más organizada.

Él se levanta y se ríe, lleva puesto un traje gris elegante hecho a medida, se nota por como le queda, deja la taza en una mesa cercana a uno de los sillones y luego agarra una carpeta que contienen una gran variedad de papeles.

– No se moleste, mi nombre es Javier, soy socio de la escuela en la que usted, señorita esta, y por lo que veo... – abre la carpeta y empieza ojear las hojas casi una por una y vuelve mi mirada a mi – es muy buena alumna.

Le sonrió amablemente y el vuelve a mirar las hojas, decir que estoy nerviosa es poco, por el rabillo del ojo me doy cuenta de que mi mamá se está acercando y se queda a pocos pasos detrás mío.

– Hace tiempo hemos estado evaluando los alumnos para universidades de Estados Unidos, Inglaterra, España y más. Yo soy dueño de una de esas universidades señorita y cuando me hablaron de usted quede sorprendido por el potencial que tiene.

Mi sonrisa incrementa, no quiero cantar victoria tan rápido, pero veo que las cosas van mejorando. Él señor también levanta la mirada de los papeles para enfocarse en mí.

–Así que, para no agregar más suspenso, déjeme decirle que usted fue aceptada en la universidad luminaries of knowledge en los Ángeles, california.

¡¡¡¡ Lo logre maldita sea, lo logreee!!!

Doy un gritito y me tapo la boca con la mano, mi mamá llega donde estoy y me da otro fuerte abrazo, mis ojos empiezan a humedecerse de la felicidad y me separo de mi mamá para contener las lágrimas, no pienso llorar, es la mejor noticia que me han dado así que no voy a llorar, no después de que tuve que llorar tanto por notas para llegar hasta acá.

El Rugir De Las CallesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora