CAPITULO 7: Cerrando ciclos (pura verga)

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Los Ángeles, California / Estados Unidos

Camila

Estoy mirando a la nada –Exactamente al más bello de los amaneceres que he visto– Recordando, pensando y analizando.

Apenas pude evitar a las chicas cuando me empezaron a decir que me quedara y a hacerme un montón de preguntas. Me fui y llegué a una cafetería cualquiera, en medio de la nada con un mirador.

Muy bonito todo, eh.

Si pudiera tirarme por esta colina lo haría ya mismo.

Quisiera... Dios quisiera solo olvidarlo todo y seguir adelante. ¿Por qué es tan dificil? Al final el solo fue...

¿La persona que te enseño a amar?

Espesas lagrimas recorren mis mejillas, trato de ignorar todo lo que me dice mi mente, tantos recuerdos que teníamos juntos... y que él hecho a la basura. ¿Por qué nos teníamos que volver a ver? ¿porque se fue? ¿porque nunca me pudo decir nada? ¿Por qué reacciono así y porque yo no hice nada?

Miles de preguntas me invaden y mi única respuesta es tomar café, estar sentada y llorar en silencio.

Viendo el lado positivo, se puso más guapo que la última vez que lo vimos.

Miro al suelo y niego, me sorbo la nariz y me tapo los ojos. A pesar de estar en una total soledad me siento observada. Juzgada. Siento voces en mi cabeza que me echan la culpa de todo... y hasta cierto punto siento que es verdad

Levanto la cara y veo mis manos temblando, mi cuerpo entero en un estado de ansiedad.

No otra vez.

Mierda.

Hecho la cabeza atrás intentando relajarme. Lastimosamente mis pies lo toman de la peor manera y empiezan a moverse de una manera acelerada.

Aclarar mi mente, una de las cosas más difíciles que jamás haya podido hacer. Al final no me preocupo tanto ¿no? Se supone que no voy a volver, ni a verlo, ni a sufrir, ni a ver cómo se va...

No quiero dañar el momento, pero piensa en lo último que te dijo.

¿No te quieres callar?

Perdón.

¿Sabes? A la mierda, mi vida no se acabó ni cuando se fue ni cuando volvió.

Y pensando eso intento estabilizar mi cuerpo mejor, me levanto y aunque me mareo un poco llego a la tienda nuevamente para pagar.

El choque de realidad cuando salgo y como los pocos que están me miran con lastima me hace sentir peor. Pero con mis mayores fuerzas subo a la moto y sin pensarlo dos segundos más me voy de ahí.

Minutos después ya estoy en mi cuarto, intentando no llorar –por décimo cuarta vez– y con Sofia a mi lado.

Cuando llegue ya estaba afuera, esperándome. No tuve que decirle mucho, ya que al parecer grabaron un video que se hizo viral por las redes sociales donde la mayoría decía: Chica desconocida le grita a Alejandro, ¿Quién se cree?, y otros muchos más ofensivos que ese.

–Pues amor... no sé qué decirle.

–Gran consuelo, te la rifaste

Doy una risita triste y me acomodo mejor quedando cara a cara con ella sentadas en la cama.

–Boba, estoy dando lo mejor que puedo para entender. ¿No se suponía que él estaba en Europa?

–Si fuera así anoche vi ilusiones, yo creo que estaría mejor meterme a un psiquiátrico.

El Rugir De Las CallesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora