7.2 Ese día

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Muchas gracias a @mysafeplace_hl por ayudarme con la edición de este cap 💓💓

¡Espero les guste mucho! 


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Por muy irreal que le pareciera, la estimulación punzante era, por otro lado, extrañamente vívida. Aunque tenía el presentimiento de que la situación empeoraría si reaccionaba, los gemidos seguían escapándose constantemente de entre sus labios. No podía soportarlo porque el lugar donde tocaba no dejaba de sentirse cosquilleante y hormigueante.

"Hmph, huuk, uuuh."

Una cosa habría sido odiar el estímulo desconocido, pero el hecho de que se sintiera tan placentero hacía que todo fuera peor. Después de un momento de calma, el pene de Lewis volvió a hincharse hasta alcanzar su máxima rigidez, balanceándose contra su palpitante vientre bajo, la humedad palpitando en su interior.

"¡Ah, detente...!"

A pesar de que intentó aguantar de alguna manera, apretando los dedos de los pies con fuerza, al final, los fluidos que habían estado gorgoteando y rezumando en sus paredes interiores brotaron de repente y se desbordaron fuera del agujero. Lewis se estremeció al sentir la sensación de que lo que había estado conteniendo finalmente se había derramado.

Justo delante del agujero por el que se habían derramado los fluidos estaban los labios de Elliot, que ahora lamían la superficie del agujero con tal intensidad que parecían estar acariciando cada pliegue.

La sola idea de que eso se estuviera derramando sobre los labios de Elliot hizo que Lewis quisiera gritar, pero al momento siguiente estaba demasiado avergonzado para gritar.

Chub chub, chub.

Elliot recorrió el agujero con los labios e inhaló con avidez los fluidos que se escapaban. El sonido de succión era tan fuerte y claro que cualquiera que lo escuchase no podía imaginarse que fuera otra cosa.

"Ugh... Hhmmm..."

En un arrebato de vergüenza que le puso la piel de gallina de la cabeza a los pies, Lewis sollozó en voz baja. Prefirió cerrar los ojos, pero cada vez que la estimulación recorría su cuerpo, destellos irregulares de luz seguían parpadeando incluso delante de sus ojos cerrados.

Su entrepierna temblaba y se relajaba involuntariamente, sin saber si era por placer o por vergüenza. Sus rodillas se separaban con demasiada facilidad y su trasero comenzaba a estremecerse de nuevo.

Sus músculos se habían relajado, pero sus nervios no habían hecho más que aumentar y Lewis era extremadamente consciente de que su agujero no paraba de agitarse.

Elliot, que tenía los labios pegados justo allí, tampoco podía dejar de notar eso. Apretó y estiró su lengua, que había estado extendida y restregándose contra el agujero, para que se volviera puntiaguda, y luego con un movimiento, empezó a darle golpecitos a la entrada.

"No puede ser. Ay no, eso no es..."

A pesar de las súplicas impotentes de Lewis, su lengua empujó más allá de la abertura y penetró en su interior. Los fluidos que se habían acumulado en el interior borbotearon y se precipitaron en su boca.

Elliot engulló la dulzura líquida de Lewis y luego empujó su lengua más profundamente, lamiendo las paredes internas. Luego, haciendo movimientos como si estuviera arañando el interior, la sacó de nuevo y repitió el proceso de acariciar la entrada.

Conseguí un trabajo disfrazado de sirvienta en la familia de un CondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora