2.3 Nuevas sirvientas

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Cuando se despertó a la mañana siguiente, el olor a feromonas que flotaba por la casa casi había desaparecido. Las hierbas de Lewis debían haber funcionado bien para el Conde.

La señora Thompson declaró que movilizaría a todas las sirvientas de la casa para que recogieran bayas de muérdago y raíces de cardo del jardín. Se acercó a Lewis, con aspecto más alegre que el día anterior, y le preguntó cómo hacer la medicina.

"Lewis. La medicina de ayer. ¿Simplemente machacas los ingredientes y los dejas secar? ¿Tienes alguna proporción?".

"Son todos iguales, un puñado cada vez, y sólo hay que machacarlos, pero tienen que secarse por un par de meses".

"Entonces puede que no esté listo para el próximo celo del Conde".

"Tengo más medicina conmigo, puedo dártela".

Preguntándose si era presuntuoso preocuparse, Lewis preguntó con mucho cuidado.

"¿El... el Conde está bien, ya está despierto ahora?"

"Todavía está durmiendo. Probablemente no se despierte hasta dentro de dos días..."

"¿Dentro de dos días...? Ma, ¿se encuentras muy mal?"

"Creo que son dos días porque se siente mejor. Normalmente dura más de una semana".

Las palabras de la señora Thompson sorprendieron interiormente a Lewis; ser el compañero de cama de un Alfa dominante era aparentemente mucho más doloroso de lo que Lewis había pensado originalmente. Estaba preocupado por el estado del Conde, pero entonces tuvo una idea.

¿Tal vez podría colar la capa en la habitación del Conde mientras duerme...?

Decidido a devolver la capa, pero sin valor para hablar con el Conde, Lewis ideó un ingenioso plan. Quería devolverla en buenas condiciones, así que pidió a las sirvientas que tenía a su alrededor que le enseñaran a lavar la tela de lana y a plancharla.

Aquel día, después del trabajo, Lewis planchó hasta el amanecer. La capa del Conde volvió a ser tan suave y esponjosa como cuando la vio por primera vez.

Mientras acariciaba el dobladillo de la prenda, pensando con cariño en el aspecto del Conde con ella puesta, apartó la mano sorprendido.

¿Qué demonios me pasa...? No puedo hacer esto, tengo que devolverla mañana.



* * * * *



Pero la oportunidad de escabullirse en el dormitorio del Conde no se le presentó fácilmente a Lewis, que era el principal responsable de las tareas domésticas. Al día siguiente, Dimitri, que había ido a la casa principal, regresó con los caballos y el carruaje, y se dedicó a organizar la carga de equipaje del carruaje.

No fue hasta que el personal contratado se tomó un descanso para beber té que surgió una oportunidad. Al ver a la señora Thompson comprobando la entrada de mercancías en el almacén, Lewis cogió en secreto la capa del Conde de su habitación.

La habitación del Conde estaba definitivamente por aquí... 

Con el pensamiento de que si perdía esta oportunidad, nunca podría devolver la capa, Lewis se apresuró a caminar por el largo pasillo. Se detuvo frente a la puerta del Conde, respirando nerviosamente. De repente, una sombra apareció al final del pasillo.

Conseguí un trabajo disfrazado de sirvienta en la familia de un CondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora