Capítulo 10.

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Por ella

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Por ella.

"El amor es el único fuego lo suficientemente caliente para derretir la obstinación de hierro de la voluntad de una criatura. "~ Alexander McLaren


Un año y tres meses atrás.

Dicen que cuando la vida nos apremia nosotros debemos de tomarla por los cuernos, y cuando se nos presentan oportunidades de avanzar e ir más allá debemos tomarlas para no quedarnos con las ganas del hubiera. No podemos quedarnos simplemente en el pasado, o atrapados en las decisiones que pudieron haber cambiado las cosas o nuestro futuro. Somos humanos y no podemos cambiar lo que hemos decidido o lo que hemos escrito en nuestra vida.

Toda mi vida había creído que yo era quien tomaba las decisiones sobre mí mismo, que yo era dueño de mi propio futuro, que no importaba lo que ocurriese nadie tenía injerencia en mi vida yo era el único que podía tomar las decisiones que me llevarían más allá, yo era el que tomaba las decisiones de ir más adelante o de quedarme atrapado en un doloroso pasado.

Pero muy tarde me había dado cuenta de que nunca había sido verdaderamente el dueño de mi pasado, presente o futuro, porque en mi vida había una hermosa muñequita que se había adueñado completamente de ello que sin importar absolutamente nada, ella era la única dueña de mí, con una sola palabra ella podía causar que todo lo que estaba pensando para mí cambiara radicalmente para ella.

Ella realmente tenía el poder de sólo llamar mi nombre para hacer que corriera a su lado, ella tenía el poder de darme fuerzas para sacrificarme o sacrificar al mundo por ella. No importaba cuánto tiempo pasaste de nuestra relación, yo la seguía amando como la primera vez y por eso no me había importado en lo más mínimo atravesarme entre una flecha que estaba destinada a atravesará.

No me importaba mi vida misma si ella estaba completamente a salvo, quizás ese era el motivo por el que no me había importado interponerme entre esa flecha y ella, porque yo sabía que mi muñequita podía vivir completamente sin mí, ella era fuerte y no le citaba que yo estuviese a su lado para destruir al mundo, pero por el contrario yo sin ella no era nada, no podía ni siquiera imaginar un mundo en el que ella no existiera, en donde sus hermosos ojitos verdes no me miraran.

Esos hermosos ojitos eran mi perdición, se habían convertido en la única debilidad que podía acabar conmigo y a la vez la única fortaleza que me podía hacer destruir el mundo en un solo segundo. No había nada más en mi vida que me hiciste sentir tan vivo, nada que me hiciera sentir completamente renovado y tampoco con las energías suficientes para destruir a cientos de ejércitos con tal de protegerla.

Ella era mi punto más fuerte pero también mi talón de Aquiles. Ella y mi hijo lo eran todo para mí, no me importaba tener un mundo sin absolutamente nada, con tal de que ellos estuvieran a salvo y a mi lado era suficiente para ser el hombre más fuerte y feliz del mundo. Ella era la mujer más hermosa que había conocido en toda mi existencia y él, mi pequeño Niall, era el rayito de esperanza que había llegado en el momento de más oscuridad, precisamente por esos dos motivos no estaba dispuesto a perderlos.

Sólo tú. Mi dulce salvación.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora