XVI

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Hisirdoux miraba a Estrella, enredada en sus piernas, vestida con una bata de baño, que no lucía como suya.

—¿Cómo ...?

—No lo se —murmuro ella.

—Pero ...

—Lo se —dijo.

—Caiste del cielo —exclamo.

—No, si —dijo ella tan apurada como él—, solo pensé en Liara, y en ti, y sucedió.

Siguieron hablando en voz alta, llamando la atención de Circe que estaba lejos junto con Baltimore, y de Baba que se que encontraba con la joven bruja.

—¿Qué sucedió aquí? —hablo la curandera mayor.

Estrella seguía sin saber que decir. Tenía miedo de decirlo en voz alta, pues estaba segura que eso sería para problemas.

—¿Mamá?

La hechicera guardo silencio. Vio, por detrás de Baba, aparecer a Liara. Luciendo tan fragil como nunca en la vida, con los ojos azul brillantes.

—Lia —exclamo y se puso de pie—. Hija, estás bien.

Corrió hasta ella, y la abrazo. Con temor a que se rompa, y con enojo por no hacerlo tan fuerte para hacerla parte de su corazón. Estaba segura que nunca antes vivió algo así con ella, de tenerla tan enferma hasta el punto de necesitar una curandera como lo era Baba.

—¿Cómo te sientes cariño? ¿Qué pasó en el bosque? —pregunto apurada.

—No lo recuerdo mamá —dio una sonrisa de pena—, pero ya me siento mejor. Solo quiero ir a casa.

—Bien, iremos a casa —le dejo un beso en la frente.

No tenía fiebre, ni la piel helada. De alguna forma sentía su magia fluir con suavidad, como era de esperarse en la joven bruja.

—Vamos a casa —respondió.

—Bien, las llevo —se acerco Hisirdoux.

Extendió una mano al frente, y Liara la estrecho. A ella, de alguna forma, le caía bien el aprendiz del hechicero. Al menos Olivia le había dado buenas razones para que pudiera confiar en él, y que su madre ya no luciera tan fastidiada ante su presencia ayudaba un poco mas. 

—Itzamaray —la llamo Baba.

Ella se acerco, bajo la expectante mirada de Liara.

—Se lo que sucedió —murmuro—, y debemos hablar sobre eso.

—Esperaba a que dijeras eso —sonrió con pena.

Porque significaba que algo malo iba a descubrir, y que lo iba a terminar de relacionar con la hechicera mayor.

Cuando Liara estuvo en la cama, y ella vistiendo con su propia ropa, se acerco a Hisirdoux. Él se mantuvo en silencio, tenía cientos de preguntas para hacerle, y Estrella ninguna respuesta, porque estaba tan perdida como él.

Sin embargo, solo le pregunto algo, que de alguna forma, debía ser sencilla de responder.

—¿Cómo te sientes?

Estrella tomo aire, y lo largo lento. No sabía cómo sentirse. No era tan sencillo, concluyó.

—Muy perdida —respondió—, mucho más que en cualquier otra ocasión.

—Creo que entiendo eso —dijo Hisirdoux, con una sonrisa.

Estaba cansado, se lo veía así, y Estrella se sentía apenada por eso.

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⏰ Última actualización: Mar 09 ⏰

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