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Geto le muestra a Gojo cómo follarte, la querida noviecita de Gojo, justo como es. Gojo está sentado en el sofá individual del salón que comparten. Con Geto en el grande y tu en su regazo con sus dedos largos profundamente dentro de ti, enroscandose contra tu punto g mientras los bombeaba dentro y fuera. Su otra mano te rodeaba el cuello, obligándote a mantener contacto visual directo con tu novio.
Gojo tragó saliva cuando sintió que su erección se ponía imposiblemente más dura, haciendo fuerza contra sus pantalones mientras su cara se calentaba al verlo. Suaves gemidos salían de tus bonitos labios mientras tu cuerpo se sacudía con cada empuje de los dedos de Geto. "¿Lo ves? Apenas estoy haciendo nada y ella se está volviendo un desastre". Geto se burló, sin avisarte antes de empezar a clavarte sus largos dedos a un ritmo rápido.
Los dedos enroscados daban en tu punto a la perfección, haciéndote gritar de placer. Tus piernas amenazaban con cerrarse mientras gemías, dejando escapar un aullido cuando Geto te dio una palmada en el muslo a modo de advertencia. "Compórtate, zorra". Gimoteaste una vez más, los ojos llorosos se encontraron con los de tu novio mientras tu boca se quedaba abierta de puro éxtasis.
"J-joder, se siente. S-se siente tan bien", gemiste, cerrando los ojos mientras intentabas apoyarte en el hombro.
"Míralo. Mira a tu novio intentando contenerse". Geto aumentó la presión sobre tu garganta, manteniendo tu cabeza en su sitio mientras mirabas hacia Gojo a través de tus pestañas. "Apuesto a que nunca te ha hecho sentir tan bien", enviando a Gojo una sonrisa burlona antes de volver a centrar su atención en ti.
Un fuerte gemido escapó de tu boca cuando Geto introdujo un tercer dedo, estirándote para prepararte para su polla. Sus dedos se enroscaron contra tus paredes gomosas, y no pudiste hacer otra cosa que gemir y llorar mientras te acercabas al orgasmo. "A-ah-" maullaste "voy a- hmhm, voy a correrme," gemiste, el cuerpo empezando a temblar mientras sentías una espiral no tan familiar acumulándose en tu estómago.
"¿Sí? ¿Vas a correrte en mis dedos y enseñarle a tu novio lo que él nunca pudo hacer?". Asentiste enérgicamente, con la cabeza vacía mientras balbuceabas pequeños "sí" y "por favor". Los ojos de Geto se cruzaron con los de su amigo, con una sonrisa burlona en la cara: "Sabes, puedes excitarte con que arruine a tu chica si quieres, no es ninguna vergüenza", se encogió de hombros.
Gojo se burló, poniendo los ojos en blanco mientras maldecía al hombre de pelo negro en voz baja. Geto acercó sus labios a tu oreja: "En cuanto a ti, no te correrás hasta que no seas más que una puta tonta y descerebrada en mi polla".
Con eso, el hombre retiró sus gruesos dedos de tu apretado calor. Un gemido de protesta salió de tu garganta cuando sentiste que el rollo se desvanecía lentamente.
