DE LA MUERTE NACE LA ESPERANZA - PARTE II

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ESTA HISTORIA ESTA ESCRITA EN CONJUNTO CON Lilianacmcaldeira AidaBuenrostro 1m5a0r3y CarolinaSalvador965 Miriham_sultana MayAleman2

Ali Rahmet... fueron las palabras, las únicas y prácticamente inaudibles palabras, que pudieron salir de la boca de la Gran Señora, tratando de buscar una luz en medio de la oscuridad en la que se encontraba en ese momento. Sus ojos se cerraron, tratando de encontrar un atisbo de luz para despertar de la pesadilla que estaba viviendo. Las manos de Tarik sobre su pecho prácticamente desnudo hacían temblar su cuerpo, no de excitación, sino de miedo, terror y asco. Hünkar repudió cada toque, cada caricia que Tarik infligía a su cuerpo. La emoción de una caricia sobre su cuerpo se convirtió en un auténtico trauma para Hünkar. Lo que una vez fue recibido con entusiasmo, amor y excitación por su cuerpo, cuando el hombre que amaba, Ali Rahmet, se acercó a ella, en ese mismo momento, cuando Tarik la tocó, ¡todo se derrumbó y cada toque se convirtió en la sentencia de su propia muerte!

¡Con cada toque de Tarik, Hünkar sentía que su corazón y su alma abandonaban este mundo! ¡En esos momentos, ella deseaba su propia muerte! Las manos de Tarik continuaron moviéndose, lenta pero brutalmente, ignorando las lágrimas que corrían por el rostro de Hünkar y la rigidez en la que se encontraba su cuerpo. ¡No hubo reacción a los toques de Tarik, ni placer, calor o excitación! De hecho, Hünkar parecía una roca, irrompible, áspera y helada. Realmente no hubo ninguna emoción o reacción en su cuerpo. Su respiración, en lugar de volverse dificultosa, se hizo cada vez más lenta, como si su propio cuerpo dejara de respirar y su corazón dejara de latir. Dentro de él, sólo el repudio y esa oración silenciosa, en la que decía el nombre de su amada, como una súplica dirigida a Dios.

Los labios de Tarik se acercaron al rostro de Hünkar, tocaron sus labios dejando un beso no correspondido. Los labios de Tarik no tenían sed del hielo y la indiferencia de Hünkar, no le importaban los sentimientos de la mujer en ese momento. Esos mismos labios dejaron un cálido rastro a lo largo del cuello de Hünkar, que lentamente descendió hasta sus desnudas clavículas y pecho. Ese calor sólo fue borrado por las frías lágrimas que cayeron de los ojos de la Gran Dama. Con los ojos fijos en Hünkar, Tarik se quitó el abrigo y la camisa, su pasión era intensa y un calor loco y descontrolado crecía en su interior. Ante la belleza de Hünkar, los instintos y deseos de Tarik aumentaban a cada segundo, sin molestarse en lo más mínimo por la total indiferencia de Hünkar. En ese momento, la única preocupación era su amor y deseo. ¡Un impulso egoísta y macabro vivía dentro de Tarik: poseer el cuerpo de Hünkar a toda costa!

Con el torso desnudo, se acercó a Hünkar, de una manera brutal y egoísta, le arrancó la camisa del cuerpo, provocando que algunos botones de su camisa rosa saltaran a una parte desconocida de la habitación, solo iluminada por velas. Con la camisa tirada en un rincón, parcialmente expuesta por la brutalidad y agresión de Tarik, agarró a Hünkar por los brazos y la arrastró con fuerza hacia la cama. Su cuerpo inmóvil pesaba toneladas, pero Tarik logró arrojar el débil cuerpo de Hünkar sobre la cama y rápidamente la atrapó debajo de él. Sus manos viajaron locamente sobre el suave cuerpo de su amada, sus pechos, atrapados en un delicado sujetador color crema de encaje, ocultaban su belleza a los ojos de Tarik. Con manos fuertes, ásperas y agresivas, Tarik acarició cada uno de los pechos de Hünkar, mientras de su boca escapaban palabras de deseo y pasión por ese cuerpo femenino, lleno de belleza y encanto. La Gran Dama se sentía indiferente a cada toque o acción de Tarik sobre su cuerpo, como si estuviera inconsciente y ajena a todo lo que le estaba sucediendo. Su alma y su corazón habían abandonado por completo ese cuerpo, era sólo un cuerpo. Un cuerpo frío y sin vida que se encontraba debajo de Tarik, el cual mostraba toda la intención de poseerlo por la fuerza y ​​con crueldad.

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