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El Haechan siempre había sido cariñoso con todo el mundo. Le gustaba andar dando besitos o abrazando a sus amigos, incluso cuando estos se enojaban, a Haechan le gustaba eso.

Era medio tontito y en el colegio no le iba tan mal, lo compensaba con su excepcional talento para jugar a la pelota. Al Mark le molestaba que, todo sopeado, el Haechan le compartiera su calorcito con olor a sudor y axe después de jugarse el mundial más pasional en los cagados veinte minutos de recreo.

Mark era casi todo lo contrario. Tranquilito, buenas notas y se llevaba bien con todos en el curso. Siempre estaba prestando atención en clases y haciendo callar al Haechan cuando se ponía a hincharle las pelotas porque estaba aburrido, porque obvio, se sentaban juntos.

Cuando los dos se habían conocido en el colegio, en tercero básico, se odiaban a muerte. Se habían agarrado a combos al menos cuatro veces ese año, siendo pendejos de nueve, y les duró hasta que por cosas de la vida, una conversación "profunda" sobre fortnite en el paseo de curso de quinto básico los juntó y los hizo los típicos mejores amigos que andan como chicle por los pasillos.

El Haechan tenía una mala fama de pelado, de que andaba detrás de cualquier mina y viceversa, que las traía a todas locas. Porque era un poco retraído, no se llevaba muy bien con el curso, tenía una manía de resolver sus problemas amenazando con pelear a combos, que supuestamente él sabía karate y weas que en realidad, eran puras mentiras.

El Mark, por otro lado, prefería quedarse en la sala viendo videos de las Red Velvet, su grupo de kpop favorito, estudiando o durmiendo. A veces se peinaba su pelo rubio o se arreglaba los lentes, porque aunque no tuviera a nadie que impresionar, aún se preocupaba por verse bien...

¿Nadie a quien impresionar?

Bueno, el Mark estaba pololeando con una mina de cuarto medio, la hermana del Haechan, un año mayor que él. Ella era muy bonita y se parecía mucho a su hermano chico. Casi siempre que llegaba un weon nuevo, cometía el error de hacer comentarios sobre lo linda que era, o de que tenía la media raja delante del Mark, que le pegaba sus wates a quien fuera que se atreviera a hablar así de su polola, por pajarones.

Al Haechan no le gustaba que el Mark pololeara con ella... a cualquier hombre le molestaría que su mejor amigo ande dándole la mano y unos besos a su hermana, y siempre le sacaba eso en cara. Haechan lo sentía como una traición.

También le molestaba que su hermana siempre estuviera metida entre los dos. Si el Haechan quería salir a algún lado con el Mark, su hermana iba, lo mismo cuando lo invitaba a la casa. Ese era su conflicto más grande, ahora que asumió que le gustaba su mejor amigo, los celos le mataban la cabeza cuando los veía juntos.

Cada vez que le robaba un besito en la mejilla al Mark se sentía como en el cielo, igual cuando lo abrazaba y le olía su perfume de macho alfa que él mismo le ayudó a comprarse. De la nada se había enamorado de él, al principio solamente pensaba que lo quería mucho, que habían pasado muchos momentos juntos y que ahora eran como los mejores-mejores amigos. Después tenía muchas ganas de abrazarlo todo el rato, de tocarle las manos, jugar con su pelo, mirarlo, y el Haechan sabía que eso no era normal y que quizás sí sentía algo por el Mark, pero no le había tomado importancia... hasta que su hermana se lo quitó.

Habían sido los seis meses más horribles de su vida, teniendo que aguantar a su hermana preguntándole todo el rato sobre el Mark... que el Mark aquí, que el Mark allá, que era muy bonito, talentoso, caballero... Cosas que Haechan ya sabía desde hace mucho tiempo antes, cosas en las que él se había fijado primero que ella.

Y nunca hallaba las palabras para decirle que se ponía histérico cuando ella hablaba de lo linda que era su relación, porque lo sabía, y él también quería vivir una historia de amor con su amigo. Pero no podía. El Mark era medio conservador, no odiaba a los gays para nada, ni nunca había hecho comentarios de odio hacia ellos, pero su familia era terriblemente cristiana y aunque quisiera estar con él, no podría ser una relación pública.

1 2 3 | markhyuck chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora