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Al otro día, el Mark despertó primero porque el sol le molestaba en los ojos, había cerrado mal la cortina anoche. Miró para el lado y estaba el Haechan durmiendo raja todo destapado. Hacía mucha calor para ser las diez de la mañana.

Se puso a jugar juegos en su celu mientras que el Haechan dormía, porque no lo quería despertar sabiendo que el flojo culiao se despestaba a las tres de la tarde todos los fines de semana.

Lo volvió a mirar como analizándolo, tenía varios lunares, en la cara y en las piernas. Se acordó de varias cosas, de cuando eran chicos y se caían mal, todo porque el Haechan tenía la voz de pito y lo primero que hizo fue hablarle a él, habiendo tanta gente, contándole que era nuevo en la ciudad y que no le gustaba que no hubiera playa en Santiago. El Mark siempre lo alejaba pero el Haechan volvía a intentar juntarse con él, hasta que un día le paró los carros y se agarraron a combos en la sala.

De ahí se odiaban a muerte y ni se soportaban, hasta que en uno de los paseos de curso estaban jugando a la pelota y se les fue a la mierda, en una parte super alejada de la parcela y los mandaron a los dos a buscarla, por weones.

— Ohhh y me mandan con este tonto... —había dicho el Haechan así como hablando solo.

— Oye yo tampoco quería venir contigo a buscar la pelota, aparte fuiste tú el que le pegó fuerte, tuviste que haber venido solo.

Estuvieron buscando la pelota como por veinte minutos hasta que la encontraron, el Mark dice que fue él el que la encontró, pero el Haechan dice que fue al revés.

Al final que el Haechan había hecho un comentario sobre que parecía como si estuvieran en un mapa del fortnite, y el Mark, como el ratón que era, se puso a hablarle del jueguito.

Terminaron haciéndose amigos pero ahí nomás, después como en séptimo se hicieron mucho más cercanos, porque el Haechan había invitado a su casa al Mark y el aweonao se habia enamorado de su hermana, entonces le pasaba preguntando si podía ir a su casa o verla, y el Haechan obvio que le decía que no.

Desde séptimo que había estado detrás de la hermana del Haechan, tuvo que esperar cuatro años para que lo pescara.

Él mismo no se imaginaba lo mucho que había cambiado, pero veía al Haechan y le encontraba mil diferencias a cuando era chico. Ahora, se le había hecho la voz más ronca pero seguía siendo igual de aguda, se hizo más alto y solo era unos cinco centímetros más o menos más bajo que él. Tenía más pinta de mina por como se vestía, aparte de que sus caderas eran anchas entonces tenía ese cuerpo de hombre twink, tampoco es que fuera tan flaco, le agregaba más feminidad.

Su personalidad seguía siendo la misma, era igual de molestoso e hinchaweas que cuando chico, solo que ahora estaba más cariñosito. Nunca le había molestado que el Haechan fuera así, sobretodo con él, porque siempre estaba dándole besos o abrazos y la verdad lo encontraba tierno, solo que no le gustaba que lo hiciera en público o cuando estaban con su grupo de amigos. A veces encontraba medio gay al Haechan y no quería que pensaran mal de los dos.

En todo eso que recordaba, el Haechan se despertó y se estiró.

— Por fin despertaste weon...

Le respondió con un sonido, se volvió a recostar en la cama, tenía caleta de sueño todavía.

— ¿De hace cuanto que estay despierto? —le salió la voz súper rasposa.

— De hace como dos horas ¿cómo dormiste?

— Bien, pero no me quiero levantar Mark... no me quiero ir.

— Pero quédate a almorzar po, no creo que a mi mamá le moleste, aparte igual tengo que salir con tu hermana en la tarde, se me había olvidado.

1 2 3 | markhyuck chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora