De obligacion a amor

TE AMO

Ya habia algunos dias de esa dicucion y despues de un dia agotador más tarde esa noche en Malfoy Manor, Draco se encontraba preparándose para retirarse a su habitación, cuando se vio sorprendido por la entrada de Hermione. La tensión entre ellos era palpable, pero ninguno parecía estar dispuesto a ceder.

"Perdón, ya me voy", murmuró Draco, listo para huir de la incomodidad que inundaba la habitación.

Pero Hermione lo detuvo con una mirada determinada. "No... tú te quedas. Es tu habitación, después de todo", dijo con firmeza, desafiando a Draco a enfrentar la situación.

Draco se quedó en silencio por un momento, sorprendido por la actitud desafiante de Hermione. "Buenas noches, Hermione", murmuró finalmente, su voz cargada de emociones reprimidas.

"Draco, ¿es así que será?, ¿te quedarás evitando-me todas las veces que nos peleemos o nos desentendamos?", dijo Hermione, su voz revelando la frustración y la tristeza que sentía.

"Fuiste tu quien dijo que no querías este matrimonio, Hermione. Que no me querías cerca", respondió Draco, su tono de voz reflejando su propio dolor y confusión.

"No dije eso", dijo Hermione, enfadada por la acusación de Draco.

"Entonces me estoy volviendo loco porque eso es justo lo que me dijiste ayer", replicó Draco, su paciencia comenzando a desvanecerse.

"Fuiste tú quien dijo que nunca te hubieras casado con una sangre sucia y sí con una sangre pura", dijo Hermione, su voz temblorosa de emoción y dolor.

"Eso no significa que no te quiera a ti", respondió Draco, tratando de explicarse.

"Entonces, ¿qué soy para ti?", preguntó Hermione, su voz llena de desesperación.

Draco suspiró, sintiendo el peso abrumador de la situación sobre sus hombros. "Olvida todo esto. No llegaremos a nada", dijo, desesperado por escapar de la confrontación.

"Pero espera", lo detuvo Hermione, su voz sonando frágil y vulnerable."¿Qué quieres, Hermione? ....Perdón por tenerte atrapada en un matrimonio que está más que claro que no quieres", dijo Draco, su frustración haciéndose evidente.

Harry se encontraba sentado en la cama, absorto en las páginas de un libro, pero su atención no tardaba en desviarse hacia Pansy, quien estaba frente al tocador arreglándose para dormir. Cada tanto, Harry no podía evitar apartar la mirada de las letras impresas para contemplarla.

Con cuidado, se acercó a ella, pero Pansy no se volvió para mirarlo. Entonces, Harry la sorprendió al besar suavemente su cuello, dejando escapar palabras de admiración. "Harry..."

"Pansy, eres hermosa", murmuró Harry con sinceridad, su aliento rozando la piel de su cuello. "Toda tú eres hermosa".

Finalmente, Pansy se volteó hacia él, y Harry aprovechó la oportunidad para capturar sus labios en un beso apasionado. Sin decir una palabra, Harry la levantó en sus brazos mientras ella enrollaba sus piernas alrededor de su cintura, profundizando el beso con cada instante que pasaba.

Después de ese momento de intimidad, Harry se recostó junto a Pansy, sintiendo el calor de su cuerpo junto al suyo. Conocía cada centímetro de ella, cada curva, cada pequeño detalle que la hacía única. Sabía que el cuello de Pansy era su punto débil, y aprovechaba cada oportunidad para besarla allí, sabiendo que ella disfrutaba cada caricia.

Pansy, por su parte, se entregaba a las caricias de Harry, encontrando consuelo y amor en sus gestos. A pesar de haber estado juntos varias veces, nunca dejaba de sorprenderla cómo Harry seguía siendo tan delicado y atento como en la primera vez que se tocaron. Era como si cada vez fuera una nueva experiencia, una nueva muestra de su amor y devoción el uno por el otro.