LA CONFESIÓN

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Después de aquellos días de intimidad compartida entre Hermione y Draco en la tienda preparada en el bosque, la vida en Malfoy Manor parecía haber recuperado una serenidad y un amor renovados. Sin embargo, la tranquilidad se vio interrumpida cuando Blaise, Ginny, Luna y Theo fueron invitados a cenar en la mansión Malfoy. Era una noche templada de primavera, y la mesa estaba elegantemente decorada con fina vajilla y velas que iluminaban cálidamente el comedor.

Draco y Hermione recibieron a sus amigos con sonrisas sinceras, mostrando una complicidad palpable que no pasó desapercibida para ninguno de los invitados. Blaise y Theo intercambiaron saludos de caballeros mientras Ginny y Luna admiraban discretamente la decoración del lugar.

Durante la cena, el ambiente fue agradable y animado. Se sirvieron exquisitos platos preparados por los elfos domésticos de la familia Malfoy, y las conversaciones giraban en torno a diversos temas triviales y algunos recuerdos de Hogwarts que sacaban risas y sonrisas a los presentes.

Sin embargo, después de los postres, Ginny y Luna decidieron abordar un tema más serio que había estado rondando en sus mentes desde hacía algún tiempo. Mientras Draco y Blaise se retiraban temporalmente a otra parte de la mansión para discutir un asunto, las dos mujeres aprovecharon el momento para acercarse a Hermione discretamente.

"Ginny, Luna", comenzó Hermione, anticipando lo que estaba por venir.

"Hermione, ¿ya le contaste a Draco sobre lo de McLaggen?", preguntó Ginny directamente, mirando a su amiga con una mezcla de preocupación y firmeza.

Hermione bajó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. "No... todavía no", respondió en voz baja.

Luna colocó su mano en el hombro de Hermione con delicadeza. "Hermione, sabes que lo mejor es ser honesta con él. Él te ama y te apoyará."

Hermione asintió lentamente, luchando contra las lágrimas que amenazaban con emerger. "Lo sé, chicas. Pero... es complicado."

En ese momento, Draco y Blaise regresaron a la mesa, notando de inmediato la tensión en el ambiente. Draco frunció el ceño al ver la expresión de Hermione, su instinto protector alerta ante cualquier indicio de malestar en ella.

"Ginny, Luna, ¿qué sucede?", preguntó Draco con tono firme pero preocupado.

Ginny intercambió una mirada significativa con Luna antes de hablar. "Draco, Hermione no te ha dicho algo importante que creemos que debes saber."

Draco se volvió hacia Hermione, sus ojos buscando los de ella con intensidad. "¿Qué es, Hermione? ¿Qué está pasando?"

Hermione se mordió el labio inferior, sintiendo el peso de la verdad que estaba a punto de revelarse. "Draco... es sobre McLaggen."

Draco frunció el ceño aún más, su mandíbula tensándose involuntariamente. "¿McLaggen? ¿Qué tiene que ver él?"

Ginny tomó la palabra, decidida a explicar la situación. "Draco, McLaggen acosaba a Hermione en Hogwarts. Intentó... abusar de ella en una ocasión."

El semblante de Draco se oscureció inmediatamente. Sus manos se cerraron en puños sobre la mesa mientras miraba fijamente a Hermione, buscando respuestas en sus ojos. "Hermione..."

Hermione tragó saliva, incapaz de soportar la mirada acusadora de Draco. "Draco, escúchame. McLaggen ya me pidió perdón por todo lo que hizo. Yo... no quería arruinar lo que habíamos logrado con algo del pasado."

Draco se levantó abruptamente de su asiento, empujando la silla hacia atrás con un movimiento brusco. "¿Perdón? ¿Te pidió perdón? ¿Y tú no crees que merezca algo más que solo un perdón?"

De obligacion a amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora