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El cielo empezaba a tornar un color anaranjado anunciando que pronto caería la noche, Meryem había mantenido su mirada alejada de la de la Haseki y su hija durante todo el viaje en el carruaje pero sabía que tarde o temprano aquella voz que la aterrorizaba se haría presente. Por el momento había disfrutado del paisaje pues nunca salía del palacio y mucho menos de la capital, no tenía a dónde ir o quien la invitara.

—Meryem.—Finalmente Hürrem habló.—Está demás decir que no quiero verte cerca de mis hijos, el que nos acompañes no es placentero para ninguno así que haz que tu estadía sea casi invisible.

—No se preocupe sultana.—Habló con una voz suave.—Si he venido no ha sido para hacerle compañía, la sultana Mahidevran y el príncipe querían verme. Eso es todo.

La mirada penetrante de la pelirroja la atacó, era momento de cerrar la boca y esperar que el carruaje se detenga. Y así fue luego de unas horas más, antes de que las estrellas iluminasen el cielo el viaje terminó.

—Sultanas...—Uno de los guardias las ayudó a bajar del carruaje dejando ver como ya los estaban esperando.

El Sultán, con su mirada amigable, acompañado de la haseki y sus hijos se acercó a su consorte.

—Mi sultán.—Ella besó su mano mostrando su respeto.—Me alegra verlo una vez más.

Luego le siguió Mustafá quien saludó a cada uno de sus invitados ansioso de volver a ver a su hermano y prima en especial.

—Veo que Mustafá a dirigido satisfactoriamente Manisa, he escuchado cosas muy buenas desde que empezó a dirigirla.—Halagó tanto a Mahidevran como a su primogénito.

—Muchas gracias, padre.—Mustafá sonrió.—Deben estar cansados del viaje, permita que las criadas los acompañen a sus habitaciones.

Mustafá miró de reojo a su prima brindándole una grata sonrisa, había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que la había visto y tenían tanto por decirse. Sin embargo, Mehmed que desde niño se había sentido atraído por la castaña no pudo evitar destilar celos disimulados en su mirada.

—¿Qué sucede? Mehmed.—Mihrimah habló notando su incomodidad.

—Solo estoy agotado.—Murmuró el hijo del sultán con tono sombrío.

Sin saberlo, Mustafá había motivado a su hermano a dar el primer paso hacia algo prohibido, algo que los demás nunca entenderían. Una vez que todos fueron a descansar y el castillo solo era iluminado con las velas en los pasillos, el príncipe se aventuró sigilosamente hacia el cuarto de la joven castaña, cuyo rostro iluminaba el resplandor de la luna.

—¿Quien está ahí?—Habló una adormilada Meryem quien apenas hace unos minutos había podido conciliar el sueño.

De las puertas emergió la silueta del joven que aceleraba su corazón, finalmente pudo respirar al estar segura de que nadie la asesinaría por orden de su tía esa noche.

—Mehmed, casi me matas de un susto.—Habló agotada mientras cubría su pijama con una suave bata que para aquella época era algo atrevido de usar frente a un hombre.

El se acercó hasta estar en el filo de la cama donde pudo sentarse para ver a su prima, incluso en esas condiciones se veía preciosa y con una mirada cautivadora, odiaba aquel sentimiento ahogado en su pecho pero sabía que debía hacer algo al respecto.

—¿Alguna vez viste a Mustafá de la misma manera en la que me vez a mi?—Confesó el príncipe con una voz llena de sinceridad.

Meryem, sorprendida por la visita nocturna, miró al príncipe con ojos expectantes sin saber que contestar, ¿Estaba celoso acaso?

—No puedo evitar sentirlo. Eres más que mi familia para mí. Eres el sol que ilumina mis días y la razón por la cual mi corazón late con fuerza.

Ella con la respiración entrecortada, lo miró a los ojos, nunca había escuchado a Mehmed decir algo así.

—Tus palabras son halagadoras, pero sabes que lo que sentimos está prohibido. No podemos...

El príncipe la interrumpió suavemente.

—No me importa. Solo sé que no puedo contener más este sentimiento, estoy enamorado.—Declaró con pasión, y sus labios se encontraron en un beso que sellaba la confesión de su amor prohibido.

En ese instante, el castillo quedó envuelto en el secreto de una conexión que desafiaba las barreras sociales, marcando el inicio de una historia que se escribiría en las sombras de la noche.

Skyfall |Principe Mehmed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora