༆ Contrato༆

149 16 8
                                    

Takemichi: Dios T/N ¿qué te pasa? Son las tres de la madrugada —la voz ronca de su compañero de apartamento apareció por la otra línea.

T/N: Takemichi debes ayudarme, creo que estoy       metida en un problemon —T/N dijo completamente    asustada, apunto de llorar por la presión a la que era sometida.

Takemichi: ¿Ahora que hiciste? ¿Te metiste en problemas con tu jefe?

T/N: Peor, te contaré pero debes prometerme que no se lo dirás a nadie —aclaro su garganta—. Hay un contrato de por medio, uno que realmente me beneficia pero... no se si aceptarlo.

Takemichi: ¿Y de que se trata? ¿Que tienes hacer?.

T/N: Yo tengo... tengo que casarme y tener hijos con mi jefe.

Takemichi: ¿Que mierda? ¿Estás bromeando? T/N es demasiado tarde para hacer bromas —le regaño.

T/N: Me-Me gustaría que fuera solo una broma o un sueño, pero no lo es Take, realmente tengo que escoger y solo tengo hasta mañana, tienes que ayudarme, eres mi único amigo.

Takemichi: Mierda.

T/N: Si, mierda.

......

Casi toda la noche T/N se la paso pegada al teléfono y no descanso luego de la llamada, continuó pensando mientras caminaba por la habitación de un extremo a otro como leon enjaulado. Takemichi tal vez la había ayudado un poco, pero también debía considerar su futuro ya que se estaría casado con un hombre que no la ama y al que tampoco ell ama, además de tener hijos del mismo, simplemente era una locura.

Su cabeza era un remolino de pensamientos y desiciones, tenía miedo, pero también sentía curiosidad, aunque recordó que la curiosidad mato al gato y él no quería morir.

Pidió nuevas experiencias pero no pidió una tan drástica como el matrimonio y llegar a ser padre así sin más, de un día para el otro.

T/N: ¿Tal vez si huyo? —pensó—. No no puedo hacer eso, arruinaría al jefe —se respondió al tiempo que mordía la uña de su dedo índice—. Pero aún soy muy joven para casarme y tener hijos, ni siquiera he ido o a un bar o he tenido mi primera... —chillo—. Agh no puedo creerlo.

Así continuo, dando ideas sin pies ni cabeza y terminado abatida por la desesperación.

La horas en el reloj pasaron hasta que amaneció, y al punto de las ocho Manjiro Sano se encontraba tocando la puerta de su habitación. Todo su cuerpo tembló, y todo lo que tenía planeado se borró por puro miedo, solo quería huir, pero no pudo, en cambio abrió la puerta.

Manjiro: Yagami, buen día ¿te desvelaste? Llevas la misma ropa de ayer y tienes unas horrendas ojeras —menciono Manjiro.

T/N: Creo que... te-tengo una, una respuesta, jefe —trago saliva.

Manjiro:Te escuchó.

Manjiro:Te escuchó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Propuesta De Trabajo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora