꧁ Los Sano

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Sin duda alguna, Sano Manjiro era del tipo que tenía estilo y clase incluso para viajar. Quede impresionada ante su hermoso Mercedes de vidrios polarizados y lustre pintura negra.

X: Secretaria ¿Me permite su equipaje? Lo pondré en la en la cajuela—Uno de los guarda espaldas del jefe llamaron mi atención con su voz amigable.

T/N: Oh, Claro tome gracias—Reverencié y le regrese la sonrisa

Limpie mis manos sudorosas en mi falda, por alguna razón estaba nerviosa y es que por lo que note nadie se los insubordinados de Manjiro Sano nos acompañaba como siempre, ademas de que normalmente viajamos en camioneta y no en su auto personal.

Entonces estaría sola con el, recorriendo una larga carretera, en un largo viaje de muchas horas, justo a lado de el, probablemente en silencio, solo Sano Manjiro y yo.

Manjiro: Yagami—. Su voz me saco de mis pensamientos causando que saltara del susto.

T/N: Jefe, lo-lo siento—hice rápidamente una reverencia de 90 grados quedándome así hasta que mi rostro asustado desapareciera—Todo el equipaje ya está dentro,Jefe.

Majiro: Claro, entonces entremos, no estoy ansioso por llegar pero si no llego mis hermanos reventaran mi celular—. Soltó un prolongado suspiro pesado, para luego rodear el auto hasta llegar a la puerta del conductor—.¿Vas a subir o te vas a quedar reverenciado todo el día?

Enseguida me enderece, asentí para después abrir la puerta del copiloto y entrar al auto, después de mi Sano Manjiro entro también, ambos colocamos nuestros cinturones de seguridad y entonces cuando el presionó el botón para encender el auto, el monstruoso motor resonó como el de un auto de carreras, al tiempo que las luces led de colores dentro del auto se encendían y la pequeña pantalla en el tablero la cual acompañaba al estéreo también se encendía trasmitiendo una amigable voz femenina que dijo "Bienvenido,  Manjiro Sano".

Me quede con el ojo cuadrado, jamás había visto tal cosa. Mire de reojo a mi jefe, este sonreía mientras
sujetaba el volante con esa mano tatuada la cual siempre ocultaba con cinta o con vendas, pero por suerte está ahora estaba descubierta, y me pareció de alguna forma... sexy.

Pero enseguida borre esos pensamientos y desvíe la mirada. No podía permitirme pensar de esa manera de mi jefe, era inadecuado y además irrespetuoso ¿qué me estaba pasando?.

Majiro: ¿Te gusta Yagami? Este es uno de mis bebes, en realidad es el que más quiero, es una maravilla ¿no lo crees?.

T/N: Estoy de acuerdo con usted jefe, este auto es muy asombroso, jamás en mi vida había entrado en uno igual, e imagino que debió costar una fortuna ¿no?.

Majiro: Lo mismo que un dulce.

T/N: Dudo que haya un dulce con el mismo precio, Jefe.

Manjiro: No fue literal Yagami.

T/N: Lo se, solo bromeaba —sonreí, recorrí el interior con mis ojos hasta que llegue al rostro de mi jefe y lo encontré con una pequeña sonrisa.

Sentí mi cara caliente y de inmediato volví a desviar la mirada para luego tragar saliva. ¿Acaso él había sonreído por esa pequeña broma?.

Manjiro: Basta de bromas, hay que irnos —dijo para luego arrancar el auto con una velocidad que me hizo sostenerme de los bordes del sillón de cuero. Manjiro lo noto y rio en voz baja—. Relájate un poco, no hay nada que temer, soy yo el que maneja.

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