—Oh por Dios, me vas a matar. ¡Eres una bebé intentando ser ruda!
—¡Mira lo que aprendí a hacer! —dijo, bajando de la cama—. Espera... ¡no puedo ahora! —chilló.
—¿Por qué no?
—Porque tengo que dar piruetas, mejor cuando se quite la cosita roja.
—Pues en una semana —informó viendo a la televisión.
—Mmh... Oye, Nini, me duelen las bubis —lloriqueó, acariciando su pecho.
—¿Te las beso? —batió las cejas.
—No porque mami dice que soy una cachorra —corrió hasta el rincón—. No, no y no, alfa boba.
—Estoy bromeando, cachorra, ven aquí —palmeó sus muslos.
Lisa corrió hasta su alfa, sentándose en sus piernas.
—Me gustas mucho, Nini.
—Tú a mí, cachorra, pero ya es hora de estar quietesitas o te dolerá el cuerpo.
—¿Me das besitos en las mejillas? Y los muerdes con tus colmillitos.
—Todos los besitos del mundo —besó sus cachetes y labios.
—Gracias... —ronroneó—. Oye, alfita.
—¿Mhm?
—Cuando seamos mayores... ¿voy a esperarte con la comidita lista?
Jennie rió levemente.
—Por supuesto, y yo te voy a llevar helado.
—Y me vas a dar besitos de bienvenida y nos vamos a amar mucho, siempre, siempre.
—Y llevaremos a nuestros cachorros a pasear todos los domingos —acarició sus caderas.
—Yo quiero tener muchos cachorritos junto con mi alfa —suspiró—. Quiero eso contigo, Nini.
—Y lo vamos a hacer, porque nunca dejaré que mi omega se vaya —besó sus labios—. Porque amo mucho a mi pequeña cachorrita.
—Y yo amo mucho a mi gran alfa —dijo, besando de nuevo.
—Te amo mucho, Lili —Jen sonrió pegándola en un largo y tranquilo beso, frotando sus narices.
—Me encanta que te pongas así. Toda rojita.
—Shh, me dices cosas bonitas y me sonrojo.
—Te puedo poner muchos apodos, muñequita, cachorrita, fresita, bebita, princesita.
—Alfa basta —mordió su labio—. Tú eres solecito, margarita, alfita, y... ¡Pua!
—Ah, no, Pua eres tú, los dos unos llorones.
—Pero Pua porque casi se... ¡me contemplo por la orilla del agua, desde que yo recuerdo, no sabiendo el porqué! —chilló, cantando la parte de la canción de la princesa.
Jennie rió levemente, acostándola a su lado.
—Ya nena, mira tu película, yo soy Pua —rodó los ojos, dándole la razón a su omega.
—Nunca... la perfecta niña he sido, devuelta he venido, es duro y lo intentaré —siguió al ritmo de la película—. Una y otra vez...
Jennie se inclino a besar su mejilla, cubriéndola con las mantas de tela apeluchada.
—¡Me interrumpes! —reclamó, regresando la película para cantar completa la canción.
Kim negó divertida, acostándose a su lado, abrazando uno de sus brazos.
La omega se quedó dormida minutos después, a mitad de la película.
Jennie apagó la luz y el televisor, pegando a la omega a su pecho y besando sus mejillas, teniendo un chupón justo en la mesita de noche, pues sabía que era probable que a la omega le dieran dolores en la madrugada.
Y así fue, Lisa durmió unas horas, soltando lloriqueos en la noche.
Jennie abrió sus ojos para ver a la pelinegra, acariciando su espalda baja.
—¿Qué pasa, mi amor? —preguntó en un susurró.
—Nini, me duele la pancita.
—Ven —la cargó y puso sobre sus muslos—. Es hora de cambiar tu toallita y tomar otra pastilla, ¿si?
—¿Y qué hago con mi toallita sucia? —hizo un puchero—. ¿La tengo que lavar?
—No, omega, se tira, es una toallita desechable —la cargó por la cintura, caminando al baño—. Mira nada más que buena niña, no te has manchado —sonrió poniéndola sobre el lavamanos.
—¿No? ¿Soy una buena cachorra? —sonrió en grande.
—Siempre lo eres, aunque alguna vez te manches. ¿Lo haces solita o te ayudo?
—¿Me ayudas mejor? —mordió su labio—. Me siento segura contigo.
—Claro que puedo ayudarte, cachorra —bajó la ropa interior de la omega, deshechando la toalla y sacando de el cajón del baño una nueva, la había puesto antes de dormir.
—Ewww, alfa, tocaste esa cosa fea. ¿No te da asco? Es horrible, perdón, no lo vuelvo a pedir.
—¿Qué cosa fea? —alzó las cejas, enjuagando sus manos en el agua de el lavamanos—. Omega, ya te dije que esto es algo normal y de hecho es una de las cosas más limpias de tu cuerpecito —pinchó su estómago—. No es como popo —carcajeó, provocando risa en la menor también.
—Alfa boba, siempre quieres hacerme reír —apretó los labios—. ¿Y por qué es limpio en mi cuerpecito?
—Porque se encarga de limpiar tooodo esto —señaló su vientre—. Y no tiene bacterias o algo así, es uno de los fluidos más limpios. Nuestras manitas o celulares tienen más bacterias que la sangre menstrual, cachorra.
—¿Entonces me lo puedo comer? —hizo una mueca, jamás había hablado con nadie sobre el tema, era completamente nueva en el tema.
—¡No! —rió—. Bueno, eso sí que no lo sé, no sé si hay omegas que lo hacen —se encogió de hombros—. Pero tú no, por ahora no, si luego creces y te da la gana de hacerlo pues lo haces —rió de nuevo.
—¡Ew! —sonrío—. Alfita... gracias por cuidarme a mí y mi pancita.
Jennie sonrió y puso una toallita nueva en la ropa interior que milagrosamente no se había manchado, subiéndola de nuevo y acariciando las caderas de la tailandesa en un acto cariñoso.
—¿Qué pasa? —preguntó al verla tirar de la tela como si estuviera acalorada.
—Me estorba la ropa, Nini, quiero quedarme en ropa interior y una camiseta —lloriqueó.
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Alpha will help you | Jenlisa
RomanceSe suponía que iba a ser un día normal, pero cuando Lisa necesita ayuda, Jennie está para ayudarla y cuidarla. ➼ Adaptación © harryomega ➼ Prohibido copiar o adaptar mi versión