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—Está bien, amor —besó la frente de su pequeña—. Iré por una de mis camisas, tú quédate aquí —dijo, caminando hasta la habitación de la menor para traer una de sus prendas.

Lisa empezó a tirarse aire con las manos.

—Mucho calor.

La alfa volvió rápidamente, quitándole el camisón a la de ojos grandes y poniéndole su nueva ropa.

—¿Mejor? Y podemos encender el aire acondicionado —acarició las suaves mejillas de su novia.

—Me duele la cabeza y quiero vomitar —murmuró, mordiendo su labio.

—Okay, no pasa nada —tranquilizó—. Llevaremos un bote a la habitación por si quieres vomitar y te daré una pastilla para el dolor.

—Okay, alfa, abrázame fuerte —soltó un quejido, besando las mejillas de la castaña.

Jennie la alzó en sus brazos, besando ella ahora sus labios.

—¿Quieres más besitos para dormir? —preguntó caminando hacia la cocina por una pastilla.

—Quiero muchos besitos de mi alfa —asintió, contenta—. Mi alfa, tú eres mi alfa.

—Y tú eres mi omega, la más bonita —tocó su nariz con delicadeza—. Joder, papá tenía razón.

—¿En qué? —ladeó su cabecita.

—Soy una gobernada. Me debí haber dado cuenta cuando me pediste un masaje en los pies y yo corrí por aceites.

—Se llama enamoramiento, alfa —rió bajo, dejando ver sus colmillos.

—Me tienes muy enamorado entonces —dio una vuelta—. Enamoraaada.

—Y tú me tienes más enamorada aún —habló melosa.

—¿Cómo serás cuando crezcas? Ahora me aguanto, pero quiero tomarte —soltó un bufido cómico—. Ya crece, patito —pataleó dejándola sobre la encimera.

—Alfa boba —rió de nuevo—. Yo también quiero que me tomes, pero todo a su tiempo.

—Todo a su tiempo —repitió—. Mi chica inteligente —una sonrisa se formó en sus belfos y no perdió la oportunidad, besando sus labios, caminando a la gaveta para sacar una caja de pastillas.

—Ya no quiero pastillas~ ¡Mejor acuestate en mi pancita y se irá el dolor!

—Estás buscando una excusa para ver a Ruby —entrecerró los ojos.

—¡Ruby! —chilló emocionada—. Sipi, yo quiero verla —movió la cabeza repetidas veces.

—¿Quieres dormir con ella, bebé?

—Sipi porque la extraño —hizo una mueca triste.

—Pues yo extraño a Pranpriya.

—Pranpriya no quiere salir —lloriqueó.

—Está bien —rodó los ojos—. Ve a la cama y Ruby sube en un ratito, pequeña.

—Gracias alfita —agradecio, corriendo hasta la cama—. Mami —era la primera vez que la llamaba así—. Uh, no quise, perdón —batió su cabeza.

Jen sonrió levemente.

—No pasa nada, amor, es tierno —animó, entrando al baño, saliendo como la loba negra.

Una loba negra de gran tamaño. Era la parte animal de Jennie. Ruby amaba a Lisa y a su lobita, Pranpriya.

—¡Ru! —chilló, tirándose sobre la loba—. Hola cachorro, ¿cómo estás? ¡Te extrañé!

Ruby movió su cola, lamiendo las mejillas de la omega.

—Te extrañe más, princesita.

Princesita. Ruby siempre decía que Lisa era su princesita aunque Jennie estuviese en su forma humana.

Aunque no podía escucharse al no estar enlazadas.

—¿Quieres venir a jugar conmigo? —besó sus orejas—. Uh, no, es de madrugada, vamos a dormir.

—Es verdad, mañana tienes escuela, princesita, así que debes dormir bien o se te harán bolsitas en los ojos —la jaló de la camisa con sus dientes, llevándola a la cama.

Lisa sonrió al sentir a la cálida loba cerca suyo, subiendo a la cama junto an ella.

—Ven acá, duerme en mi pancita para estar así juntitas.

—Me gusta mucho tu pancita, y siempre hueles tan dulce —ronroneó pegando las orejas a su vientre.

La omega ronroneó también, quedándose dormida minutos después.

Ruby se quedó dormida sobre el abdomen de la menor, despertando por el ruido de la puerta al rededor de las cinco de la mañana, la madre de la pelinegra.

Jia entró por la puerta de la habitación de la omega, sonriendo al ver a la loba.

—Ruby, me alegra que te hayas quedado aquí, cuidando a Lisa.

Ruby alzó la mirada y asintió con la cabeza, lamiendo sobre el abdomen de la pelinegra antes de levantarse y entrar al armario, saliendo como la muchacha que era ya vestida.

—Debo decirte algo, Jia.

—¿Qué sucede? —ladeó la cabeza, dejando su bolso sobre la mesa.

Jennie la sacó de la habitación con cuidado.

—Lisa ha tenido su primera menstruación.

—Oh por Dios, mi cachorra —dijo, mirando fijamente a la castaña—. ¿Y qué hicieron?

—Pues estaba muy asustada y le expliqué todo, luego se sintió mal porque me manchó la camisa, pero le dije que no tenía nada de malo, lavamos la ropa, fui a comprarle toallitas, pastillas para el dolor y un chocolate, luego me dijo que se sentía segura si yo le ayudaba y pues le ayudé a cambiarse hace un rato, luego le dolía la cabeza, pero rechazó la pastilla, quería dormir con Ruby y eso hizo.

La beta asintió atareada por las palabras de la surcoreana.

—Eso quiere decir que tú... le cambiaste la toalla sanitaria a mi hija... ¿La has visto desnuda? —hizo una mueca.

—Jia, es mi omega, jamás la tocaría en un momento así y menos con su edad, claro que la he visto desnuda, ha lubricado sobre mí y jamás la he tocado en forma sexual —se encogió de hombros.

La señora Manoban sonrió de lado, acariciando los hombros de la joven.

—Eres una buena alfa, Jennie, y estoy más que feliz que tú y Lisa sean destinadas y novias.

—Oh, vamos, modestia aparte, me amas —guiñó, riendo de nuevo al sentir el golpe en su cabeza—. Iré a dormir con ella y luego la llevo a la escuela, ve a dormir.

—Gracias. Debió ser incómodo para ti explicarle eso y ayudarla, pero de verdad gracias por ayudarla.

—¿Por qué sería incómodo? Jia, cuando era una cachorra inmadura de trece años y me asqueé de la menstruación de una de mis hermanas omega mi madre me dio un sermón y por poco me echa de casa, aprendí que es algo natural. Incluso Lili me preguntó que si no tenía asco por mancharme los dedos de sangre y le dije que no, que era algo normal y que es de sus fluidos más limpios.

—Ay, no me hables así tan segura y correcta que me dan ganas de regalarte a mi hija —rió, frunciendo el ceño—. Sólo bromeo, gracias por ayudar a mi niña.

Jennie rodó los ojos.

—Ya vete a dormir. Voy con Lisa, buenas noches —sonrió caminando a la habitación de su novia.

La beta caminó hasta su cama, durmiendo hasta las diez de la mañana de lo cansada que estaba.

Alpha will help you | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora