Un duelo entre inmortales; KNY, TENSURA

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En las profundidades de un antiguo bosque, donde la luz apenas se filtraba entre las hojas, se encontraban dos titanes. Uno, un demonio ancestral con ojos carmesíes y piel pálida como la luna. El otro, un slime azul con ojos brillantes y una sonrisa perpetua.

Muzan Kibutsuji, el primer demonio, se alzó con una majestuosidad siniestra. Su presencia era como un vendaval de oscuridad, y su sed de sangre era insaciable. A su lado, Rimuru Tempest, el slime reencarnado, se preparó para el enfrentamiento. A simple vista, parecía una criatura inofensiva, pero bajo esa apariencia gelatinosa latía un poder inimaginable.

El viento susurró en las hojas mientras los dos se estudiaban mutuamente. Muzan extendió su mano y la sangre en las venas de los árboles comenzó a fluir hacia él. Rimuru sonrió y se transformó en una versión más alta y robusta de sí mismo. Sus ojos brillaron con determinación.

Rimuru: "Muzan, no tengo intención de matarte, pero si insistes, no dudaré."

Muzan: "¿Crees que puedes vencerme, pequeño slime? Soy inmortal."

La batalla comenzó. Muzan cargó hacia Rimuru con una velocidad sobrehumana. Sus garras destrozaron los árboles, pero Rimuru se deslizó entre las ramas como un fantasma. La magia de Rimuru se manifestó: vientos cortantes, llamas azules y rayos de luz. Muzan se regeneraba rápidamente, pero cada herida le debilitaba.

Rimuru se transformó en una espada afilada y atacó. Muzan bloqueó con su brazo, pero la hoja de Rimuru se hundió en su carne. Muzan rugió de dolor. Rimuru retiró la espada y se convirtió en una tormenta de agua. Muzan se retorcía, incapaz de escapar.

Rimuru: "Tus días de terror han terminado, Muzan."

Pero Muzan no se rindió. Su piel se volvió líquida y se deslizó fuera del agarre de Rimuru. Se transformó en una criatura grotesca con múltiples cabezas y garras afiladas. Rimuru se mantuvo firme. Sus aliados, los dragones y los espíritus del bosque, se unieron a la lucha.

La batalla se prolongó durante horas. Muzan se debilitaba, pero su determinación era feroz. Rimuru también estaba agotado, pero su mente seguía afilada. Finalmente, Rimuru invocó su habilidad más poderosa: "Devorar". Absorbió a Muzan, su esencia y su maldición. El demonio se desvaneció en la nada.

Rimuru cayó al suelo, exhausto pero victorioso. El bosque se llenó de vida nuevamente. Los árboles suspiraron de alivio. Rimuru sonrió y volvió a su forma de slime.

Rimuru: "La inmortalidad no es rival para la adaptabilidad y la amistad."

Y así, el slime azul se convirtió en una leyenda. Muzan Kibutsuji fue olvidado, pero Rimuru Tempest viviría para siempre en los corazones de aquellos que presenciaron su hazaña.

 Muzan Kibutsuji fue olvidado, pero Rimuru Tempest viviría para siempre en los corazones de aquellos que presenciaron su hazaña

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