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La sensacion burbujeante en la boca de su estómago lo tenía mal, días habian pasado donde las palabras de taehyung no le dejan ni dormir, ¿En serio era buena persona por dejar pasar a jungkook?. Desea solo soltar el pasado y volver a ser el chico simpático lleno de amigos sin preocupaciones como antes, aunque la comezon y la ansiedad lo calcoman de la culpabilidad. Él solo habia sido uno de los muchos que corrió con suerte y pudo librarse de ese infierno, ya no tenia que preocuparse por esos matones y el solo hecho de pensar que otros alumnos estan todavia pasando por eso lo tiene mal.

Taehyung se lo habia dicho, tiene un corazón de pollo muy sensible.

Cuanto le gustaría que los consejeros o reclamos sirvieran en ese instituto, tantas veces que mandó cartas con nombre de los culpables pero nunca fue escuchado, tal vez por el poco empeño a la salud mental de los alumnos o por el hecho de que esos mismos matones son muy reconocidos y queridos por el director por ser parte dle equipo de fútbol que tantos trofeos le trae; antes se rumoreaba que Jungkook era hijo de un mafioso que le ocultaba todas las travesuras; sin dudas podía ahora desmentir eso.

No es que tuviera miedo, pero no sabe lo que pueda pasar, Namjoon cree que jungkook es el chico perfecto ¿Por qué tendría que creerle a él? En el peor de los casos... ¿Y si quiere el divorcio? que su madre sufra las consecuencias de no mantenerse callado lo partiria en pedazos tan pequeños que no podría volver a armarse.

—No sé que hacer... —se queja, y con toda la frustración se escondió bajo sus mantas para chillar y patear, la culpabilidad no lo dejaria vivir en paz, tener que hacer vista ciega a todos los otros alumnos acosados no estaba bien, por lo que decidido fue hasta cierta puerta al final del pasillo.

¿Por qué? Pues no lo sabe.

Tal vez si tenía un poco de culpa hacia Jungkook, y el que avisa no traiciona, quizas al menos le daría tiempo para mentalizarse y prepararse para el castigo de su vida. Golpeó la puerta a la que por primera vez veía tan de cerca, dentro no se escucha nada pero sabe que está allí, pues no se la pasaba mucho tiempo fuera desde su llegada, no espera permiso y se asoma. La habitación es de color gris claro con muebles blancos, no presta atencion a más, solo a los ojos confundidos de Jungkook quien lo mira desde una esquina, sentado en el suelo con un libro entre sus manos y algunos lapices de colores, su ceño se frunce y es que no hay otra expresión en su cara cada vez que lo ve, no sabe porque es que le cae tan mal, que él recuerde no le hizo nada en todo lo que se conocen.

—¿Qué haces? —pregunta el menor, su ceño está fruncido como todas las veces en la que se encontraron, jamas vió otra emoción en el chico y por alguna razón, eso le causaba molestía ¿Por qué se enoja más él con su presencia? Es jimin quien ni siquiera debería ver su cara.

Tal vez su cabeza se distrajo tanto que nisiquiera se dió cuenta lo que soltó.

—¿Por qué me odias? —se adentra a la habitación y cierra la puerta, ambos se miran; uno confundido y el otro perdido en sus hipótesis y conclusiones —Jamas te hice nada...¿Por qué te caigo tan mal? —

—¿Nada? —la cara de indignación en el otro lo desconcertó también, pues parecía mas molesto que nunca pero ya no le causaba miedo como antes ¿Será por estar en casa? ¿Por verlo vestido de pijama con ranas? O se deberá a la presencia del señor namjoon en la sala, fuera lo que fuera le estaba dando fuerzas —Eres un idiota, vete. —

—No, quiero saber. ¿Por qué yo? ¿O es solo por diversión? —esperaba que esa fuese la respuesta, y entonces acusarlo sería más fácil, pero le seguía extrañando la cara molesta del chico ¿Qué tanto le molestaba lo dicho si era cierto? —Dime, merezco saber porque me molestaste todo un año cuando jamás crucé una sola palabra contigo. —

ᨳ᭬ baby bullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora